¡Pónganse a parir!

¡Pónganse a parir!

Franziska Otto, investigadora de la Unión de Libertades Civiles para Europa, nos ofrece varias pistas para identificar a los gobiernos de corte populista. Una de las características que ella marca es la simplificación extrema que estos gobiernos hacen sobre situaciones sociales complejas. Además, nos dice Otto, dichas simplificaciones vienen recargadas de emocionalidad para dar la impresión de que están preparados para resolverlas.

Lo que indica la investigadora no sólo resulta interesante, sino útil para analizar la campaña que recientemente anunció el gobernador Pedro Pierluisi. Me refiero a la campaña instando a las parejas jóvenes a procrear. Lo de Pierluisi ha sonado, entre otras cosas, a un “¡pónganse a parir”! y toca problematizar esta propuesta.

Basándose en el U.S. Census Bureau y el Instituto de Estadísticas de Puerto Rico, Pierluisi atribuye los datos de densidad poblacional primordialmente a la baja natalidad en Puerto Rico. Visto desde esa perspectiva, casi le faltaría decir que la gente no pare porque no quiere. Y es que la maternidad es asumida como una cuestión de números y así la tratan. Pierluisi, buen populista al fin, invisibiliza los detalles que acompañan los datos ofrecidos. Y al invisibilizarlos se pierden las preguntas importantes para entenderlos y manejarlos.

¿Por qué las personas con capacidad de gestar no quieren hacerlo? ¿Existe en Puerto Rico un plan para cubrir las necesidades de las familias? Dos interrogantes como ejemplo, aunque sabemos que surgen muchas más.

Pongamos que, cuando el gobernador dicta su “pónganse a parir”, lo hace dirigiéndose a las y los jóvenes a quienes se asume con mayor propensión a gestar. ¿Y qué sucede con esta población joven que trabaja? Pues que enfrentan enormes retos, sobre todo a la hora de planificarse con familia. Empecemos con el acceso a la vivienda que es un maratón repleto de obstáculos. Los costos de alquiler o de compra y las exigencias de los bancos no se atemperan a los salarios ni a la realidad laboral de la clase trabajadora. De hecho, este escenario empeoró para quienes están en la empresa privada tras la derogación de la ley 41 que intentaba restituir muchos de los derechos eliminados con la reforma laboral del 2017.

El propio secretario del Departamento de la Vivienda, William Rodríguez Rodríguez, ha dicho en varias entrevistas que tenemos un problema de acceso a la vivienda. Pero el secretario de esta agencia no matiza cuál es el problema. Visto está: aquí hay muchas casas sin gente y mucha gente sin casas. Basta con pasear por la Isla para darse cuenta.

Es importante que dentro de todo el panorama para explicar la merma en la natalidad, hay que considerar la falta de redes de apoyo posparto. Parimos y después qué.

Miremos cómo funcionan los centros de cuido diurnos, donde existan claro está. Miremos sus horarios, usualmente de 8:00 am a 4:00 pm, el cual no se acomoda a nuestra realidad laboral. Igual las escuelas públicas y muchos colegios privados, la mayoría funcionan en horarios que le complican la cotidianidad a madres y padres que no cuentan con un familiar u otra persona que busque y reciba a las crías. Y ni hablar de que estos grupos de apoyo usualmente están compuestos de abuelos y abuelas quienes muchas veces tienen que seguir trabajando a falta de un retiro digno que no da ni para medicinas.

Gran parte de las mujeres interrumpen diariamente su jornada laboral para atender a sus hijos e hijas y en muy pocos casos reciben alguna ayuda de la pareja o algún familiar. Por tanto, parir y encargarse de hijos e hijas requiere una logística que suele complicarse constantemente.

¿Y qué decimos del acceso a un servicio de salud adecuado? Porque los niños y las niñas se enferman con frecuencia.

El acceso adecuado a servicios de salud es definitivamente una consideración adicional cuando se piensa en agrandar la familia. Mantener saludable a una criatura en Puerto Rico es una tarea titánica para clase trabajadora. Sin embargo, el secretario de salud, Carlos Mellado López, (otro populista con aspiraciones político-electorales) se hizo eco de las expresiones del Gobernador sobre la natalidad. En su entrevista sobre el tema, invisibilizó la realidad de que los hospitales son un desastre, que cada vez hay menos profesionales de la salud y que las aseguradoras controlan el sistema. Señalar que el problema en el cambio porcentual de la población es responsabilidad de las mujeres porque no quieren parir, es otra forma de violencia, entre tantas que vivimos todos los días. Aun así, estos políticos se atreven a proponer que la solución al problema poblacional es que nos pongamos a parir.

Los censos con sus números, datos y estadísticas bien pudieran ayudarnos a trazar rutas estratégicas para atender responsablemente los problemas sociales. Pero cuando el gobierno de turno utiliza estas herramientas para sostener sus discursos populistas, pues ya es otro cantar.

El problema del decrecimiento poblacional es realmente serio y preocupante. Sin embargo, no podemos permitir que se intente colocar parchos ni jugar a la política simplona para conseguir votos de sectores religiosos fundamentalistas. Se deben aprovechar los datos para pensar, estructurar y ejecutar un plan de gobierno que funcione para todos y todas. Mellado y Pierluisi parecen vivir en la luna de Valencia, pero son sólo dos populistas con sus retóricas trilladas y peligrosas. Los tenemos leídos.


Sobre Karen De León Otaño
Karen De León Otaño


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