VAMOS en defensa de la Universidad pública y de quienes luchan por ella
La organización de concertación ciudadana Vamos PR publicó una declaración en la que denuncian el impacto de los recortes a la Universidad de Puerto Rico y lo que denominan como una persecución hacia quienes hacen frente a estas políticas. La expresiones se dan en el contexto del caso contra cinco exalumnos de la UPR por sucesos de la Huelga de 2017. Entre ese grupo de personas acusadas se encuentra Francisco Santiago Cintrón a quien la Comisión de Reputación del Tribunal Supremo decidió dar una recomendación negativa a su juramentación como abogado. Este caso tomó notoriedad la semana pasada y ha generado diversos pronunciamientos debido a las implicaciones que tiene el caso de Santiago Cintrón en torno a la presunción de inocencia y su derecho a ejercer la profesión de la abogacía. A continuación la declaración íntegra de Vamos.
Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia… (Mateo 5)
La ideología neoliberal, hoy imperante en el mundo, procura convertirlo todo en mercancía. Por ello, tiene el efecto de socavar desde adentro la razón de ser de las instituciones sociales fundadas y orientadas hacia el bienestar colectivo, para transformarlas en instituciones sin alma, cuyo propósito sea arrimar el hombro al capital en su propósito antidemocrático de garantizar la acumulación de las riquezas sociales cada vez en menos manos privadas. En ese proceso de destrucción o desnaturalización de las instituciones sociales promotoras de la solidaridad, la colaboración y la promoción de igualdad de oportunidades en función del bien común; tal y como menciona la intelectual Wendy Brown, “el neoliberalismo opera más como polilla que como un león”, pues las va corroyendo desde dentro, y cuando nos damos cuenta, ya han sido destruidas.
No existe duda de que la Universidad de Puerto Rico ha sido blanco con particular saña, de consistentes ataques por parte de aquellos sectores que buscan imponerle al país la agenda neoliberal de reducción del gasto gubernamental, privatización y la mercantilización de las relaciones humanas, procurando que solo nos relacionemos socialmente a través del mercado. Para ello, se ha procurado transformar internamente la principal institución educativa del país en un negocio de desarrollo y venta de productos mercadeables, incluyendo diplomas y grados académicos; mientras que desde fuera se le restringen sus presupuestos operacionales para obligarla a buscar mecanismos de financiamiento a través de la mercantilización de los productos que genere. Lo anterior, sin olvidar que nuestra Universidad de Puerto Rico ha sido un centro para la educación de los sectores menos privilegiados del país, y para investigación, preservación, cultivo y la defensa de la cultura puertorriqueña; lo cual, de otra parte, la coloca en el blanco de quienes procuran anular nuestra nacionalidad por entenderla un obstáculo a su proyecto político asimilista.
En esa lucha por salvar el alma de la Universidad, y de su capacidad de ser brújula para reorientar los destinos del país hacia las posibilidades de optar por un futuro de mayor solidaridad, equidad, justicia, desarrollo autóctono y verdadera democracia; siempre ha contado con colaboradores internos de quienes la atacan, pero también con luchadores y luchadoras a quienes los enemigos de la institución han procurado hacerles pagar en carne propia la osadía de levantar sus voces en defensa de nuestra Universidad.
Hace unos años lo vimos con las fabricaciones de cargos al rector Carlos Severino Valdez y la campaña mediática de noticias falsas dirigida por un profesor de Derecho que se gana la vida como alegado analista radial, para privar la institución del liderato de una persona comprometida con su verdadera misión social. También lo hemos visto en el intento reciente de la Junta Administrativa de destruir a la Hermandad de Empleados No Docentes, negándose a negociar con ésta. Igualmente lo hemos presenciado en la persecución y la fabricación de casos contra aquellos estudiantes que se han destacado en la dirigencia de los movimientos estudiantiles para que la UPR continúe siendo la Universidad del pueblo puertorriqueño.
Entre esos últimos está el ejemplo de los y las estudiantes que en ocasión de organizar una acto de protesta, interrumpieron una reunión de la Junta de Gobierno de la UPR para exigir que se atendieran los reclamos estudiantiles. Por esa razón fueron vilmente acusados de todo tipo de delitos, incluyendo hasta de secuestro. Con ello el gobierno PNP (tan leniente e ineficaz contra la verdadera delincuencia y corrupción que nos arropa) buscaba enviar el mensaje de que no perdonaría a quienes se le enfrentaran en su agenda de destrucción y desnaturalización de la UPR. Por un acto de protesta no violenta, estaban dispuestos a destruir por siempre las vidas de un grupo de jóvenes luchador@s y enviarlos a la cárcel, sin la más mínima consideración. Ello, a pesar de que se trataba de un grupo representativo de lo mejor que tiene la Universidad para ofrecer al país.
No contestos con ello, en el caso particular del estudiante Francisco Santiago Cintrón, ahora una comisión del Tribunal Supremo le ha negado la oportunidad de juramentar como abogado revalidado, cuestionando su buena reputación para ejercer la profesión legal. Al respecto, en VAMOS conocemos muy bien a Francisco, un joven honesto y valiente, verdaderamente comprometido con el país, que se sacrifica por sus semejantes y que ha colaborado tenazmente en los esfuerzos concertados por nuestra organización para ayudar a comunidades desventajadas durante la pandemia. Un joven que cualquier gremio estaría honrado en aceptar pues ejemplifica el concepto de servicio desinteresado a la comunidad. Un joven que, por más que lo persigan, nunca cejará en sus esfuerzos de servirle bien a su país, empezando por los más vulnerables.
Pero no olvidemos que la fiebre neoliberal también se ha colado en las instituciones judiciales, donde de algún modo, los nombramientos de las últimas décadas han sido indecentemente mercantilizados y politizados. Por eso, los representantes de aquellos que han llegado a sus puestos a base de componendas, nepotismo y traqueteos partidistas; esos que pretenden juzgar a los demás, y que para ellos solo procuran privilegios; esos que ven en el mérito ajeno una amenaza contra sus propios vicios, falta de méritos e incapacidades; y que para ocultarlo, buscan castigar con fuerza a aquellos que les recuerdan sus propias faltas; hoy pretenden juzgar la “buena reputación” de quienes luchan valientemente por el bien colectivo. Pero en el caso de Francisco, como de tantas otras y otros jóvenes luchadores, NO lo lograrán. ¡VAMOS a Vencer!
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