Valoremos la sabiduría popular
Por Danilo Chinea*
Este mes se cumple el primer año desde que VAMOS inició su esfuerzo para formar facilitadores y facilitadoras que practiquen la educación popular en grupos, organizaciones y comunidades en todo Puerto Rico. Las enseñanzas de Paulo Freire nos indican que nadie aprende de nadie, nadie enseña a nadie, aprendemos en comunidad.
El que iniciemos el proceso de formación como facilitador o facilitadora en uno de los talleres de VAMOS (tres de ellos hasta ahora) no nos hace facilitadores o facilitadoras automáticamente, solo inicia ese proceso formativo. Por ser sujetos expuestos a los opresores, mediante sus múltiples artimañas, los facilitadores y facilitadoras también somos oprimid@s y por lo tanto somos propensos a oprimir con las artimañas de los opresores.
En una ocasión escuché a vari@s compañer@s, que ya habían participado de uno de los Talleres de Formación de Facilitadorxs de VAMOS, sugerir que utilizar propaganda (refiriéndose a artimañas publicitarias para cambiar comportamientos) en nuestro Pueblo era justificado si el resultado era beneficioso (en aquella ocasión, mejorar actitudes ambientales). Reconozco que mi reacción a esos planteamientos no fue adecuada pues no practiqué el proceso de concientización promovido por Freire. En un intento por remediar aquel desliz mío, intentaré ilustrar que sectores de nuestro Pueblo, por más “pobres” e “incultos” que parezcan, poseen una sabiduría que nos puede sorprender y de la que como facilitadorxs debemos buscar aprender constantemente, no manipular con propagandas, sean ellas bien intencionadas.
El ejemplo que utilizaré lo escuché en el programa de Voz del Centro titulado “El inicio de la lucha contra la Marina en Vieques (1978-1998)”. El ejemplo es un extracto de aproximadamente 11 minutos de ese programa que ilustra esa sabiduría que tod@ facilitador(a) debe aspirar a encontrar en nuestra gente.
Resumo la parte del relato que precede ese extracto para proveer contexto antes de que pasen a escucharlo:
El líder de los pescadores de Vieques, Carlos Zenón, narra cuando, en 1978, él y el alcalde intentaron negociar con el almirante de la Marina luego de que éste anunciara a los viequenses que se harían prácticas conjuntas con otros países por un periodo continuo de 28 días. Los pescadores no se habían enfrentado anteriormente a unas prácticas tan extensas, algo que los dejaría imposibilitados de conseguir su sustento y podía llevarles a la ruina. El almirante les rechaza cualquier negociación y les pregunta que si había una oficina del PAN en Vieques para que solicitaran cupones de alimento. Zenón, sumamente indignado, le responde que por primera vez en la historia de la Marina en Vieques los pescadores les darían problemas a la Marina, a lo que el almirante le sonríe con burla. Zenón regresa a Vieques a organizar a los pescadores. Ahí comienza el extracto.
[En vez del extracto en audio pueden leer mi resumen de ese relato al final. Sin embargo, recomiendo que es mucho mejor escuchar el audio del extracto, o el programa completo, pues ilustra otros detalles aleccionadores.]
Luego de haber escuchado el relato o de haber leído mi resumen, agracezcamos al analfabeta Lino por sus enseñanzas. En mi propia vida he tenido muchos ejemplos de esta sabiduría de mi Pueblo, algunos de las cuales subestimé (y me costaron no haberlos valorado). Nunca subestimemos la sabiduría popular, todo lo contrario, busquemos, valoremos y aprendamos con nuestro Pueblo.
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Breve resumen del extracto de 11 minutos del programa:
Luego de que Zenón y el alcalde regresan a Vieques para informar a los viequenses sobre los supuestos acuerdos con el almirante, Zenón narra que al llegar se encuentra con la mayor cantidad de pescadores viequenses que había visto reunidos hasta ese día, pero a la vez se lamenta de que realmente no sabía cómo iba a cumplirle la promesa al almirante de que “por primera vez los viequenses le darían problemas a la Marina”. Por lo tanto, le pide a los viequeneses que formen un par de grupos para elaborar un plan para enfrentar a la Marina.
Un viejo pescador, Lino, analfabeta y sumamente pobre, le pide a Zenón ir a su casa a tomarse un café para decirle algo. Zenón incrédulo esquiva las insistencias de Lino, pero el analfabeta insiste hasta convencer a Zenón, no sin antes recibir la advertencia de Zenón de que si lo que le va a decir no resulta importante Lino “va a tener una pendejá con él”. Ya en la casita del analfabera, Zenón con su café recién servido, Lino comienza preguntando a Zenón cómo es que la Marina le destruye las nasas a los pescadores. Luego de que Zenón le confirma lo que Lino ya sabía Lino le explica su propuesta para detener los desembarcos de la Marina: amarrar objetos sumamente pesados a nasas viejas y depositarlos en la ruta por donde las embarcaciones anfibias de la Marina desembarcarían a 50,000 marinos, pues al enroscarse las nasas en las hélices de esas embarcaciones se inutilizarían los motores y detendrían los desembarcos.
El resto es historia. Desde ese intento de prácticas conjuntas por parte de la Marina no se hicieron más desembarcos anfibios en Vieques y dos décadas más tarde cerró la base más grande en todo el Océano Atlántico de la Marina más poderosa conocida hasta hoy.
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*Coordinador del Equipo de Educación de VAMOS. La primera versión de este artículo fue publicada el 6 de agosto del 2019 en codadefav.wordpress.com
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