La creciente influencia de la tecnología y la urbanización en nuestra sociedad ha generado preocupación por el distanciamiento de las personas del mundo natural. Durante la pandemia de COVID-19, las restricciones de distanciamiento social y el aumento del trabajo y la educación en línea han acentuado aún más esta desconexión.

En efecto, Richard Louv acuñó el término “trastorno por déficit de naturaleza” en respuesta al cada vez mayor número de investigaciones sobre la falta de interacción de las personas con los entornos naturales.

A pesar de esta desconexión, las investigaciones multidisciplinarias han subrayado la importancia del contacto con la naturaleza en el desarrollo humano. Los resultados de estos estudios han dejado en claro que el tiempo dedicado a entornos naturales tiene un impacto positivo en el bienestar que perdura a lo largo de toda la vida, especialmente entre los adolescentes. Sin embargo, esta población ha disminuido su interacción con la naturaleza en los últimos cincuenta años. Las comodidades y distracciones que ofrece el mundo digital han contribuido a relegar la importancia de la naturaleza en la vida de los jóvenes.

La desconexión de los adolescentes con la naturaleza tiene múltiples implicaciones. Se ha observado un aumento en los niveles de estrés, ansiedad y depresión entre aquellos que pasan la mayoría del tiempo frente a las pantallas. La naturaleza, con su capacidad para reducir el estrés y mejorar el estado de ánimo, se convierte en una herramienta invaluable para abordar la salud mental.

Además, la desconexión de los jóvenes con la naturaleza también repercute en su comprensión y apreciación del medio ambiente. Cuando los jóvenes no tienen la oportunidad de explorar y experimentar la naturaleza de primera mano, es menos probable que desarrollen un sentido de conexión y responsabilidad hacia el entorno natural. Esto puede tener consecuencias devastadoras para la conservación ambiental en el futuro.

Se requieren esfuerzos significativos para cambiar esta tendencia. Los profesionales que trabajan con adolescentes deben fomentar la importancia de pasar tiempo al aire libre y desconectarse de las pantallas de manera regular. Los consejeros escolares, en particular, se encuentran en una posición única para defender la conexión con la naturaleza y así promover el bienestar holístico de los jóvenes. El contexto escolar podría ser un entorno ideal para reavivar la relación de los adolescentes con la naturaleza y establecer las bases para un futuro sostenible.

Sobre Rebecca C. Santiago Salcedo

Rebecca C. Santiago Salcedo es estudiante de la maestría en Orientación y Consejería de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras.