Universidad y comunidad: un diálogo entre hermanos
La pregunta: ¿Qué cambiarías de Puerto Rico?
En una tarde de febrero de este año en una cancha de la comunidad Luis Lloréns Torres, grupos pequeños de estudiantes de la escuela pública Ramón Power y Giralt de la Calle Loíza se reunieron por primera vez, sentados en círculos en el suelo, frente a una cartulina en blanco, junto a un grupo de jóvenes universitarios del Recinto de Río Piedras organizados en un colectivo.
Comenzaron a verbalizar la respuesta a la gran pregunta, uno a uno, tomando pedazos de memoria de sus historias personales, de su comunidad, de lo que ven en su país, de sus trozos de cotidianeidad y preocupaciones. Jóvenes menores de 17 años lograron en cuatro palabras definir los dolores de toda una nación: política, violencia, discrimen y educación.
“Son jóvenes que están bien conscientes de su realidad”, dijo Shariana Ferrer Núñez, estudiante de sociología y miembro del Colectivo Universitario para el Acceso.
El Colectivo Universitario para el Acceso del Recinto de Río Piedras (CUA-RP) nació a finales del 2014 bajo la tutela de la catedrática de la Facultad de Educación, Mercedes Rivera Morales. Sus raíces se encuentran en el Centro Universitario para el Acceso (CUA), proyecto que inició en el 2007 el Recinto de Mayagüez, cuya dirección la tomó cuatro años después Lissette Rolón Collazo, destacada profesora en el debate del acceso y la educación universitaria.
Imaginar una universidad accesible
“Imaginemos una Universidad comprometida con los más vulnerables socio-económicamente y empeñada en fortalecer su desempeño académico y sus aspiraciones universitarias como pilar central de su labor cotidiana”, invitó Rolón Collazo al público de un simposio celebrado en el 2014 en su Recinto, en el marco de la discusión de las reformas a la ley universitaria. Aquel día, la sensibilidad del público fue llamada a primera fila para exigir una Universidad más accesible desde todos los flancos.
La catedrática observó que la Ley de la Universidad de Puerto Rico ya establece que el sistema público está comprometido con un educación accesible. La Ley establece como objetivos de la UPR: “Desarrollar a plenitud la riqueza intelectual y espiritual latente en nuestro pueblo, a fin de que los valores de la inteligencia y del espíritu de las personalidades excepcionales que surgen de todos sus sectores sociales, especialmente los menos favorecidos en recursos económicos, puedan ponerse al servicio de la sociedad puertorriqueña”. Pero del papel a la realidad hay un largo trecho.
Durante el año académico 2014-2015, en el sistema completo de la Universidad de Puerto Rico, el 55.8 por ciento de los estudiantes que fueron admitidos provinieron de escuelas públicas, mientras que el 42.8 por ciento eran de escuelas privadas. En la mayoría de los Recintos del sistema, el porciento público se mantiene por encima del privado. Sin embargo, en el Recinto de Río Piedras, el panorama cambia drásticamente, pues solo un 36.5 por ciento provinieron de escuelas públicas frente a un 62.1 por ciento, de escuelas privadas.
Casi un año después de aquellas palabras de la coordinadora general del CUA, aparecieron los primeros carteles en busca de voluntarios en Río Piedras. “¿Te gustaría ganar experiencia en trabajo comunitario mientras impulsamos una universidad más accesible para todos?”, gritaba el papel que anunciaba un nuevo proyecto de enlace con las comunidades de Río Piedras, Luis Lloréns Torres y el Caño Martín Peña.
Poco a poco fueron llegando los primeros estudiantes, jóvenes del Recinto interesados en estrechar lazos con las comunidades, desde un proyecto que atendía la relación entre pobreza y acceso. Una vez reunidos, la primera etapa fue de brainstorming. Una avalancha de ideas intentaba definir el concepto de acceso universitario desde sus múltiples caras.
“Reconocimos que cuando se habla de acceso universitario, partimos de un análisis multifactorial; no es solo un factor el que obstaculiza el acceso universitario en poblaciones desventajadas. Aparte del factor económico, hay un rezago académico, asuntos de distancia y transportación, y problemas a nivel institucional de promoción”, explicó Ferrer Núñez.
A la vez, una urgencia colectiva florecía: la necesidad de enclavar raíces sólidas y solidarias en las comunidades, el deseo de acudir a esos espacios y llevar a cuestas, como en una maleta, la Universidad, para quienes la sienten distante. En esa búsqueda de inserción comunitaria comenzó a formularse el espíritu del CUA-RP.
“Imaginemos que cada universitario tiene la experiencia de ser mentor de un prepa al menos una vez en su vida universitaria. Imaginemos que esa experiencia es otra universidad para ambos”, sugirió Rolón Collazo en su ponencia publicada en 80grados.
Shariana Ferrer Núñez comenzó en ciencias naturales en el Recinto de Aguadilla y actualmente completa sus estudios en Río Piedras en la Facultad de Ciencias Sociales. Como miembra activa del movimiento estudiantil, fueron los procesos de lucha que se desencadenaron en el 2010 y que persisten hoy de cara al asunto latente de accesibilidad y compromiso social, los que forjaron su “conciencia política”. Hoy Shariana coordina el espacio de reunión del residencial Luis Lloréns Torres. Acuden estudiantes de Villa Palmeras, Las Margaritas y Piñones.
“Tenemos que reconocer que estamos en un sistema que no está diseñado para crear o fomentar aspiraciones universitarias en los jóvenes”, sostuvo. La estudiante a la vez señaló el rezago académico que ha notado en la población que trabaja, el cual adjudicó al sistema de educación donde están sumergidos.
“Es un poco desalentador”, dijo, “ver que no cuentan con herramientas y materiales de trabajo a lo largo del semestre, [pues] vemos el deseo genuino en ellos de poder echar pa’ alante. Asumen como prioridad no solamente preocuparse por su futuro sino ayudar en su comunidad y a su familia”.
Así que para crear un ambiente efectivo de apoyo académico, a la vez que se trabajaba desde el diario vivir y las preocupaciones concretas de los estudiantes, el CUA-RP busca vincular las materias principales de estudio, inglés, español y matemática, con sus propias realidades.
A lo largo del semestre, los jóvenes leyeron sobre racismo para ejercer el pensamiento crítico en español, realizaron ejercicios de matemática para calcular los efectos del Impuesto al Valor Añadido (IVA), buscaron canciones en inglés para trabajar el vocabulario y la gramática. Así, entre porcientos y ecuaciones lineales, análisis crítico y lectura en debate, fueron enlazando la experiencia académica con el espacio social y humano.
En la labor del Colectivo, comentó Ferrer Núñez, apuestan al efecto multiplicador. “Quizás el proyecto tiene los recursos materiales para solamente impactar a veinte jóvenes, pero reconocemos que con esos jóvenes de la comunidad o la escuela pública, no solamente es el acceso a un joven, sino a una comunidad. Se trata de cómo podemos empezar a eliminar barreras que distancian la Universidad de la comunidad”, enfatizó.
Para derribar muros y tender puentes, el CUA-RP se puso como prioridad acudir a las comunidades, por lo que entablaron alianzas con las organizaciones sin fines de lucro que han dedicado su vida al desarrollo de las comunidades y sus miembros más frescos, Jóvenes de Puerto Rico en Riesgo, Centro de Acción Urbana Comunitaria y Empresarial (CAUCE) y el proyecto ENLACE con el Caño Martín Peña.
Al mismo tiempo, en una suerte de simbiosis, los estudiantes acuden al Recinto, atraviesan los portones y las explanadas verdes, las bancos de las plazas para conversar, los salones de clase y las pizarras, los detalles barrocos en la Torre, cada centímetro de un Recinto que, según su misión, les pertenece.
“En la medida en que nosotros como estudiantes, llegamos a su espacio, queremos provocar que la comunidad llegue a nuestro espacio, en convergencia”, indicó Ferrer Núñez. Como facilitadora o acompañante de un proceso, dijo, su papel consiste en mostrar la Universidad como una posibilidad real, tangible, de la que los estudiantes pudieran apropiarse, sentirla suya. Tampoco desea imponer la Universidad sin tomar en cuenta los intereses diversos de los jóvenes del país.
En ese proceso de apoderamiento, el grupo de voluntarios condujo a los jóvenes de escuela superior en un recorrido por espacios y actividades del recinto. Juegos de baloncesto en el Complejo Deportivo y tertulias musicales en el Festival Antonia fueron forjando esa experiencia más allá de los salones de clase en intercambio con la comunidad.
Como proyecto de semestre, el colectivo realizó un video que se presentó en la primera Asamblea Estudiantil del año, en que los estudiantes se dirigieron al presidente de la Universidad de Puerto Rico para hablar sobre acceso universitario. “Hablaron desde el corazón sobre por qué el acceso era importante. Algo me dejó bien impactada, y es el valor que le dan a la Universidad. Hablaban desde un espacio vulnerable, en que su deseo bien personal era poder ser ‘una persona importante’ o ‘alguien de bien'”, notó Ferrer Núñez.
Repasando el primer semestre del CUA-RP, la joven voluntaria destacó la soltura que se fue despertando en los jóvenes a medida que se desarrollaban los talleres. En aquel primer trabajo en grupo, en que los estudiantes señalaron los cambios ue debe atravesar el país para atender un futuro más alentador, también ofrecieron sus propuestas para apresurar el salto. El próximo semestre, el CUA-RP trabajará con los jóvenes para activar estas propuestas en sus espacios inmediatos, sus comunidades.
El CUA se extiende por los recintos de Mayagüez, Humacao, Carolina, Bayamón, Cayey y Río Piedras. Comparten todos objetivos generales para trabajar la problemática del acceso universitario, con un componente de investigación académica y comunitaria que se une a los esfuerzos por elevar el alcance a la comunidad. También trabajan con la retención de los estudiantes, que en el sistema de la Universidad de Puerto Rico alcanza el 83.2 por ciento, según datos del año académico 2012-2013.
Sobre Gabriela Saker Jiménez
Periodista. Graduada de periodismo y estudios hispánicos de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras.
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