Unidos por la agricultura: una familia se atreve y lo logra
por Ileana Laguna Navarro
Al ver la crisis económica en Puerto Rico y en el resto del mundo, y sobre todo, la crisis alimentaria, “tienes que contemplar la agricultura como una alternativa de vida”, “una responsabilidad social”, expresó Juan Meléndez, dueño de la hacienda cafetalera Tres Ángeles en Adjuntas Puerto Rico. ¿Cómo hacerlo, cómo hacer la transición de una sociedad embelesada con las tecnologías modernas para volver a las raíces donde todo comenzó, la agricultura?
Frente a esta situación y empresas más grandes, “nos dio la idea de reinventarnos”, dijo Naomi, esposa de Juan. A ellos les encantaba visitar fincas y disfrutar de la naturaleza a su alrededor mientras tomaban del café allí cosechado. “No sabíamos nada del café…solamente beberlo”, expresó Naomi entre risas, pero eso fue suficiente para impulsarlos a iniciar el proceso. Ambos enfatizaron que son personas de fe y su primer paso fue orar, estuvieron orando ocho meses antes de iniciar todos los trámites para obtener la finca. No solo esto, sino que comenzaron a educarse sobre el café y su cultivo utilizando libros, el conocimiento de otros agricultores y hasta YouTube. Una vez entendieron qué era lo correcto, buscaron y compraron una finca ya en producción.
Luego dieron los pasos necesarios para convertirse en agricultores “bona fide” y poder solicitar ayudas del gobierno para la siembra y cosecha de café, china, plátano y yautía, los cuatro productos que siembran a nivel comercial. El capataz de la finca llevaba 23 años en ella, por tal razón se quedó como empleado y líder de la finca y contrataron otras personas para ayudar en el cultivo del café. Además, el Departamento de Agricultura asignó un agricultor para que los ayudara.
Todo el proceso, desde que surgió la idea hasta que comenzó el proyecto, tomó aproximadamente dos años. Uno de los grandes beneficios de tener una finca ya en producción fue que el mismo año que oficialmente adquirieron la finca pudieron producir café durante los meses de agosto a diciembre, los meses de cultivo. Debido a que el tamaño de la finca es grande (101 cuerdas) al año y medio pudieron exportar café a Italia, ayudándolos a generar un ingreso bastante sustantivo de su café.
El impacto que este proceso ha tenido en su familia ha sido grande, pues se han unido mucho más. “Esto es una empresa que corremos todos”, indicó Naomi, refiriéndose a ella, su esposo y sus tres hijas. María, la hija mayor de 12 años, confesó no saber qué era una finca de café, pero una vez pisó Hacienda Tres Ángeles le encantó lo que vio. Angélica, con solo diez años, lo primero que pensó fue que todo iba a cambiar, y en efecto así fue, pero ha disfrutado todo el proceso. Al preguntarle qué es lo que más le ha gustado, Angélica, muy emocionada contestó: “¡El café!”, específicamente el de su finca.
Victoria, que ahora tiene nueve años, dijo muy poco, pues es tímida, pero dejó muy claro que le gusta la hacienda y ayudar a sus padres en todo lo que pueda. Todas ayudan en las diferentes tareas que hay en la finca y hasta venden en el “coffee shop”; de hecho María es muy tecnológica y ayuda con la caja registradora y a correr la página de internet y las redes sociales. Poder estar cerca de la naturaleza y explorar con sus hermanas es algo que todas disfrutan y que no cambiarían por nada del mundo.
“Ha sido una experiencia bien gratificante porque nos ha dado una apreciación sobre la tierra, el cultivo, y todo lo que se está haciendo”, expresó Naomi.
A nivel comunitario, la Hacienda Tres Ángeles también ha tenido impacto. Oportunidades de empleo se desarrollaron una vez abrió la finca, ya sean fijos o por temporada, y el gobierno ayuda con incentivos para los trabajadores. No solamente han sido de impacto localmente, sino que han podido ayudar a personas en otros pueblos que levantaron beneficiados de café, también generando empleos en otras áreas. “La bendición no es aquí nada más, la bendición se está extendiendo”, manifestó Juan Meléndez.
Naomi indicó que lo único que se podría considerar como un obstáculo es el clima, pues dependen de la lluvia ya que no hay sistema de riego, y además cualquier tormenta podría tumbar el cultivo. También, si está muy seco esto puede dar paso a plagas como la broca, un insecto que ataca el café. A pesar de esto, ellos deciden no enfocarse en las cosas que podrían ir mal ya que entienden que esto tiene sus riesgos.
Como metas futuras, tienen pensado cultivar cacao a nivel comercial. Su hija, Angélica, está muy emocionada con esto, pues le encanta el chocolate. De manera más turística, desean ofrecer hospedería, pequeñas cabañas para que los visitantes tengan toda la experiencia del cafetal. María, su hija mayor, quisiera ver diferentes cosas sembradas en la finca y mencionó también sus deseos de ayudar en la recepción una vez los hospedajes estén listos. Estos planes todavía se están desarrollando, pero se esperan con ansias.
“Simplemente el poder hacer algo que nunca habíamos hecho en nuestra vida y poder ser exitosos nos emociona mucho”, expresó Naomi. La Hacienda Tres Ángeles es la primera finca agro-turística endosada por la Compañía de Turismo de Puerto Rico y fueron seleccionados por la Organización Mundial de Turismo (una organización dirigida por la ONU) como destino destacado en el Caribe. Además, su café ha ganado, dos años consecutivos, el premio como mejor café en el Puerto Rico Coffee Expo.
Su café se ha probado ya en Rusia, Estonia, República Checa, Pakistán, India y Japón.
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HACIENDA TRES ÁNGELES
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La autora es estudiante de Periodismo de la Escuela de Comunicación, Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico. Pertenece al Seminario sobre Periodismo Comunitario que coordina el profesor Luis Fernando Coss.
Sobre PRTQ-UPR
Los autores bajo esta firma son estudiantes del Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico vinculados al seminario sobre "periodismo comunitario" que imparte el profesor Luis Fernando C
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