Un modelo de capitalismo estatal para el desarrollo de Puerto Rico

Un modelo de capitalismo estatal para el desarrollo de Puerto Rico

En medio de los ecos persistentes de políticas fallidas coloniales, neoliberales y de capitalismo de desastre que han ensombrecido y agobiado a Puerto Rico durante más de un siglo, se levanta un coro resuelto que desea progresar. Puerto Rico se encuentra hoy en una encrucijada histórica y económica. Mientras el país contempla su futuro político, la posibilidad de alcanzar la soberanía nacional ofrece una oportunidad única de dejar atrás el libertinaje económico colonial para adoptar un nuevo modelo económico que realmente fomente el crecimiento y el desarrollo: el capitalismo estatal (también conocido por capitalismo de estado o capitalismo nacional).

Esta propuesta se contrapone a las políticas neoliberales y colonialistas, que, aunque respaldadas por poderosas fuerzas, han demostrado repetidamente ser ineficaces y fracasadas, generando austeridad, pobreza, desplazamiento, desesperanza e inequidad económica en lugar de desarrollo. Puerto Rico merece un cambio en su rumbo económico. Dejemos atrás las nefastas políticas y narrativas neoliberales y coloniales de los mercaderes de la “libertad económica” que han destruido nuestro país y abrasemos mejor al capitalismo estatal, un modelo económico que ha traído desarrollo y fomento económico a varios países del mundo.

¿Qué es el capitalismo estatal?

El capitalismo estatal (inspirado en conceptos socialdemócratas en países prósperos) es un modelo económico en el que el estado (el gobierno nacional) juega un papel clave tanto como regulador como participante activo en los mercados económicos. Este modelo difiere del capitalismo de libre mercado salvaje por el nivel significativo de intervención estatal en la economía, incluyendo la gestión de empresas, la formulación de políticas dirigidas al desarrollo económico, y el diseño de estrategias de corto, mediano y largo plazo que buscan maximizar el bienestar social y económico del país.

Es decir, el capitalismo estatal no apoya un libre mercado salvaje y por la libre (como desean los libertarios y fanáticos tipo-Milei), sino un libre mercado regulado para así evitar colapsos económicos, desigualdad social, abusos patronales, falta de derechos laborales y pobreza extrema entre el pueblo. El capitalismo estatal es un capitalismo que no solamente apoya el crecimiento y fomento económico, sino también a los empresarios nacionales, los trabajadores y al pueblo. El capitalismo estatal existe para levantar al país entero, no solamente el 1% de la sociedad.   

Referencias Históricas y Éxito de Modelos de Capitalismo Estatal

La historia económica global ofrece evidencias contundentes sobre el éxito del capitalismo de estado. Desde la fundación de Estados Unidos, donde Alexander Hamilton (sí, el de la obra teatral) creó el “estado desarrollista”, hasta ejemplos más recientes en Asia, los gobiernos han jugado roles cruciales en la orientación y apoyo de sus economías nacionales. Para generar recaudos, la nueva República de los Estados Unidos aprobó la Ley Aduanera de 1789, la cual autorizó la recolección de recaudos aduaneros sobre las importaciones. En los primeros 125 años de su existencia, la principal fuente de ingresos gubernamentales de los Estados Unidos no era el empresarismo o el libre mercado, sino los recaudos aduaneros a las importaciones y el proteccionismo.

Estos recaudos aduaneros, como una política de intervención estatal, pagaron por la administración gubernamental federal, el crecimiento económico del país y su incipiente infraestructura, como fue la construcción del tren transcontinental, faros, instalaciones militares y otros proyectos importantes de fomento nacional estadounidense. Es decir, antes de ser una potencia económica que predica el “libre mercado”, los Estados Unidos utilizaron políticas de intervención estatal y proteccionismo (para proteger sus nuevas industrias y empresas) para fomentar no solamente su economía, sino también operar el gobierno federal e implementar sus proyectos de bienestar y desarrollo nacional.

Ha-Joon Chang y otros economistas han documentado cómo los países occidentales, incluido el Reino Unido y luego los Estados Unidos, aplicaron fuertes tarifas y protecciones a industrias nacientes hasta consolidar y asegurar su desarrollo. En la época moderna, Japón y Corea del Sur son ejemplares importantes en este aspecto. El Ministerio de Comercio Internacional e Industria de Japón (MITI) implementó políticas industriales robustas, apoyando conglomerados corporativos como los keiretsu que siempre estuvieron vinculados estrechamente al estado japonés. En Corea del Sur, Park Chung Hee utilizó planes quinquenales y bancos estatales para desarrollar e industrializar el país luego de dos guerras catastróficas (la Segunda Guerra Mundial y la Guerra de Corea), ayudando a crear conglomerados empresariales como los chaebol que reconstruyeron e industrializaron al país, fomentaron la economía y crearon miles de empleos.

Singapur (la isla nación próspera que posee un territorio del tamaño del área metro de San Juan) se destaca por su utilización y apoyo a sus empresas estatales, siendo el gobierno singapurense el accionista controlador en varias compañías. En Singapur, conviven exitosamente empresas estatales y empresas privadas (domésticas y foráneas), trabajando en colaboración para generar riqueza y asegurar el desarrollo nacional. Este modelo, el capitalismo estatal (en sus distintas variaciones), ha demostrado que el control y la planificación estatal (con planes de corto, mediano y largo plazo) pueden coexistir exitosamente con un empresarismo nacional y un mercado vibrante y competitivo.

Los Pilares Principales del Capitalismo Estatal

El capitalismo estatal se fundamenta y se sostiene relevante, fuerte y exitoso a través de varios países y épocas mediante los siguientes pilares principales para una economía nacional productiva y en constante desarrollo:

  1. Propiedad Estatal de Empresas y Sectores Claves: En este modelo, el estado posee o tiene una participación significativa en varias empresas importantes, especialmente en sectores estratégicos como energía, recursos naturales, infraestructura, transporte y tecnología avanzada. Esto le permite al estado influir, apoyar y fomentar directamente estos sectores, que son cruciales para la seguridad nacional, la creación de empleos y el desarrollo económico.
  2. Planificación y Estrategia Económica: El estado no solo interviene en casos de fallas del mercado, sino que también planifica activamente el desarrollo económico a través de políticas que pueden incluir planes quinquenales, programas de exportaciones, un compromiso con la diversificación económica y la internacionalización, incentivos para ciertas industrias y sectores, y regulaciones que alinean el desarrollo económico con los objetivos nacionales más amplios.
  3. Regulación y Política Industrial: A diferencia de un enfoque de libre mercado y capitalismo salvaje que hemos vivido y sufrido por décadas, en el capitalismo estatal, el gobierno establece políticas económicas que regulan, promueven y a veces protegen las industrias nacionales de la competencia extranjera. Esto puede incluir tarifas aduaneras, subsidios a la exportación y restricciones de importación, entre otros.
  4. Promoción del Bienestar Social: A diferencia del neoliberalismo de los libertarios (donde el lucro personal, la austeridad y las privatizaciones desastrosas van por encima de los intereses nacionales del país y los derechos de los trabajadores), en el capitalismo estatal, el estado utiliza los ingresos generados por las empresas estatales y las ganancias de las intervenciones económicas para financiar programas de bienestar social, como salud, educación, y seguridad social, con el objetivo de mejorar la calidad de vida de la población.

Promoción del Empresariado, Planificación Estatal y Desarrollo Económico

En el capitalismo estatal, el gobierno fomenta el empresariado mediante la creación de un entorno ordenado, favorable y vibrante que puede incluir acceso a capital a través de bancos estatales, fondos, acceso a mercados, asesoramiento y formación para pequeños y nuevos empresarios, y una red de seguridad que reduce el riesgo de innovar. La planificación estatal asegura que el crecimiento de nuevas empresas esté alineado con los objetivos económicos más amplios e importantes del país, garantizando que los recursos se utilicen de manera efectiva y que las empresas (corporaciones y cooperativas) emergentes reciban el apoyo necesario para desarrollarse en etapas críticas.

El desarrollo económico en este modelo se ve impulsado por la capacidad del estado para realizar inversiones significativas en infraestructura, tecnología y capital humano, a menudo en áreas que podrían ser ignoradas por el sector privado debido a la poca rentabilidad posible, los grandes riesgos y los largos periodos de retorno de inversión. También, la Universidad de Puerto Rico y otras instituciones universitarias podrán tomar un rol protagónico en el plan nacional de fomento económico. Estas inversiones estatales, a su vez, crean un ambiente propicio para el crecimiento económico y el desarrollo industrial.

El Estado como Actor Económico y Accionista Principal

En muchos sistemas de capitalismo estatal, el gobierno actúa como un accionista mayoritario en empresas estratégicas, permitiendo no solo controlar directamente estos activos vía juntas executivas profesionales sino también dirigir sus misiones hacia objetivos de desarrollo y fomento nacional, no solamente el lucro de accionistas privados. En el capitalismo estatal, las empresas estatales y las privadas pueden coexistir en un ambiente pro-empresarial y pro-desarrollo económico. Esto incluye asegurarse de que tanto las empresas estatales y privadas operen con estándares de eficiencia y competitividad, y que los beneficios de estas empresas estatales se reinviertan en la sociedad para promover el bienestar general, particularmente en temas de salud, educación, calidad de vida, ambiente empresarial, recursos naturales y asuntos económicos.

El capitalismo estatal permite una sinergia entre el estado y el mercado, donde el gobierno actúa tanto como actor, facilitador y regulador, asegurando que el crecimiento económico y el desarrollo no solo sean sostenibles y duraderos sino también equitativamente distribuidos entre la población en general vía programas y servicios gubernamentales. Este modelo ha demostrado ser eficaz en varios países donde el estado ha asumido un papel activo y estratégico en la economía, guiando a la nación hacia el desarrollo a largo plazo y la estabilidad económica.

Ventajas del Capitalismo Estatal para Puerto Rico

Puerto Rico, al obtener la soberanía nacional, tendrá la oportunidad única de implementar un modelo de capitalismo estatal que podría transformar radicalmente su estructura colonial económica y posicionar al país como una potencia regional en el Caribe y América Latina. A través de una planificación estratégica y el uso de políticas de capitalismo estatal, Puerto Rico podría:

  1. Promover Empresas Nacionales y Atraer Inversiones Foráneas Directas: Mediante políticas que garanticen estabilidad y oportunidades atractivas para empresas nacionales y los inversionistas (domésticos y foráneos), especialmente en sectores claves y estratégicos como la tecnología, la manufactura, el transporte marítimo, las energías renovables y el turismo. Las misiones diplomáticas de Puerto Rico en el exterior tendrán la encomienda de atraer empresas e inversiones foráneas al país vía oficinas económicas, foros y cumbres empresariales para mejor desarrollar y consolidar nuestra economía.
  2. Consolidar Sectores Industriales Fuertes: Implementando políticas que protejan y promuevan sectores nacionales e industriales estratégicos, garantizando no solo su supervivencia sino su liderazgo en el mercado regional. Puerto Rico podrá apoyar a sus empresas nacionales y establecer sus propios conglomerados corporativos en sectores estratégicos económicos para levantar a las economías regionales y fortalecer la economía nacional. Con soberanía, Puerto Rico podrá insertarse en mercados regionales, caribeños y latinoamericanos y así aumentar nuestras exportaciones al exterior. 
  3. Fomentar el Emprendimiento: A través de incentivos estatales, acceso a capital y formación, fomentando nuevas empresas y una cultura de innovación, trabajo y emprendimiento que pueda coexistir dentro del marco del capitalismo estatal.

Superando la Hipocresía de los Libertarios y del Libre Mercado

Es importante destacar la hipocresía de aquellos en Puerto Rico y círculos “libertarios” que defienden las políticas de libre mercado salvaje y desregulado mientras ignoran el legado de intervencionismo estatal y proteccionismo que utilizaban varios países en sus primeras etapas de desarrollo. Para los libertarios locales y foráneos, el capitalismo estatal es una amenaza que genera riqueza y progreso nacional para todo el país, no solamente riqueza para los ricos y allegados al gobierno colonial. Los libertarios, tristemente ajenos al concepto de “bienestar y solidaridad humana”, piensan únicamente en el bienestar y el lucro personal del individuo, no en el bienestar del pueblo y de la nación puertorriqueña.  

Para los libertarios, el capitalismo estatal es ridículamente tildado como “socialismo” mientras que ellos predican el “libre mercado”, apoyan las políticas neoliberales y privatizaciones que históricamente han destruido economías y deleitan bajo el lema de “privatizar las ganancias, socializar las pérdidas”. Como pueden observar, cuando los libertarios carecen de razón y argumentos sólidos, como suele ocurrir, recurren al cuco – el viejo confiable de “socialismo” e “izquierda” para que el puertorriqueño siga amparándose al libertinaje económico colonial. Basta solo ver como estas políticas nefastas libertarias y neoliberales (impuestos por agentes y entes coloniales y federales) privatizaron y destruyeron los servicios energéticos, de agua potable, la educación y de salud en nuestro país.

Esa destrucción económica que se vive y se sufre es la gran obra de los fracasados libertarios, los colonialistas y los anexionistas. Para los libertarios de Puerto Rico, el gobierno (lo estatal) es “malo” hasta el día que ellos mismos y sus empresas se beneficien de los fondos, subsidios y préstamos del gobierno. ¿Se recuerdan cuando los bancos de Wall Street y sus empresas de corretaje (pilares símbolos del libre mercado) tuvieron que ser rescatados (los rescates financieros del “Troubled Assets Relief Program-TARP) en 2008 por el gobierno estadounidense debido a sus malas decisiones empresariales?

Cuando les va bien, tales empresas gozan de grandes ganancias privadas y bonos jugosos a los ejecutivos, pero cuando les va mal y se embrollan a nivel catastrófico, el gobierno (con fondos públicos de los contribuyentes) se ve obligado en rescatar tales empresas para el “bien” de la economía. Es decir, esa narrativa de “gobierno malo” y “menos gobierno” solo aplica cuando les conviene. En los medios y en las redes, predican “menos gobierno” y “más libre mercado”, pero cuando están a punto de quebrar por sus propios embrollos y mal manejos empresariales, ahí buscan las ayudas del gobierno para rescatarlos. No podemos seguir amarrados a un modelo económico tan hipócrita, desprestigiado y fracasado.    

Los Estados Unidos, por ejemplo, está volviendo a políticas de proteccionismo e intervención estatal como se ve en la “Ley de Reducción de la Inflación” y la “Ley de Chips” para competir con China, mostrando que las políticas y narrativas de libre mercado son a menudo un mito utilizado por los países ricos una vez que han alcanzado el desarrollo y dominio en ciertos sectores industriales. Incluso, este proteccionismo e intervención estatal llevó al gobierno estadounidense a ignorar a su colonia de Puerto Rico (y su necesidad urgente de desarrollo económico) y optar por traer estas industrias, inversiones y fábricas de alta tecnología a las hermanas repúblicas de Costa Rica y la Republica Dominicana (países que no tienen congresistas en Washington, DC sino embajadas). Para el gobierno estadounidense, invertir en las republicas soberanas de Latinoamérica es mejor que invertir en su colonia quebrada y dependiente de Puerto Rico repleto de ciudadanos americanos. El mundo cambió y los puertorriqueños, con su ciudadanía y pasaporte azul, no se dieron cuenta.

Esta bofetada económica y colonial de parte del gobierno estadounidense nos muestra otra vez que no es necesario ser “colonia de” o ser “estado de” para atraer inversiones de los Estados Unidos, basta ser un país libre y soberano con plan económico viable y una visión de futuro. Mientras que el gobierno colonial puertorriqueño (administrado por el PNP y el PPD) se empeña en luchar para más dependencia (PAN y SNAP), fondos congelados de FEMA o algún nuevo fast-food en Bayamón, los países soberanos del Caribe están progresando económicamente y atrayendo grandes inversiones a sus países desde los Estados Unidos y otros bloques económicos del mundo. Para progresar económicamente en el mundo moderno y globalizado del siglo XXI, Puerto Rico necesita urgentemente descolonizarse y lograr su soberanía nacional, sea vía la independencia o la libre asociación.     

Un Puerto Rico soberano, equipado con un modelo de capitalismo estatal puertorriqueño (adaptado a nuestras realidades), no solo podría corregir los errores y fracasos del neoliberalismo colonial, sino también establecer un precedente en la región como un líder en crecimiento y fomento económico sostenible. La planificación estratégica (dirigida por expertos), combinada con un enfoque en la inversión y el desarrollo interno, colocaría a Puerto Rico en una posición de fuerza y poder en la economía global, demostrando que un pequeño país puede, de hecho, como Singapur, Costa Rica, Irlanda y otros, convertirse en un gigante económico mediante políticas nacionales inteligentes y bien ejecutadas. Boricuas, podemos hacerlo, solo necesitamos libertad y voluntad. 


Sobre Javier A. Hernandez
Javier A. Hernandez

Javier A. Hernández es un autor, escritor, empresario, asesor y defensor de la soberanía y la descolonización puertorriqueño radicado en Nueva Jersey y Puerto Rico.


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