Antonio Cabán Vale, el Topo, fue un gigante de la trova y la poesía. Sufrió intensamente los dolores de su pueblo y combatió incansablemente las cadenas de la injusticia. Con singular sensibilidad supo dotar de voz y traer a flote los sentimientos reprimidos de un pueblo al que se nos niega el derecho a la emancipación. Con sus composiciones, el Topo nos ayudó a aflojar “esa antigua querella” que colectivamente se nos “agolpa las gargantas”, convirtiéndola en “grito que se levanta del torrente de nuestras venas”, para para que así pudiéramos ventilar a coro nuestras naturales ansias de libertad.

Pero, el Topo no solo abogó a través de su poesía por un Puerto Rico libre de dominación colonial, sino que, con igual fervor, defendió una patria de justicia e igualdad social. Su afirmación de que “nuestra patria son los pobres”, dejó por siempre marcado su compromiso con los oprimidos y los sectores más desaventajados de nuestro pueblo.

Por eso, podemos afirmar que el Topo supo ser la voz de “un pueblo que se busca,” como tan certeramente nos describió, y al que ayudó a encontrarse a través de sus canciones.

Topo, por eso siempre recordaremos tu nombre como un “labriego de la esperanza, pues tu voz violenta que canta” continuará abriendo los caminos de los hombre y mujeres de esta tierra.

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