Carmen es conserje y trabaja limpiando escuelas públicas para una compañía privada contratada por el Departamento de Educación. Recientemente --y cumpliendo con la ley de salario mínimo—a Carmen le aumentaron el sueldo de $8.50 a $9.50 la hora.

Se supone que la joven, madre de dos niñas, brincaría de alegría, porque cada aumento salarial, por pequeño que sea, ayuda a pagar los múltiples compromisos y gastos recurrentes que empobrecen a la clase trabajadora.

Lo que no imaginaba la conserje escolar es que su patrono, que mantiene un contrato millonario con el Departamento de Educación, no tenía la menor intención de distribuir con justicia sus cuantiosos ingresos, por lo que le redujo de 8 a 6 horas la jornada laboral con el mismo espacio para limpiar.

Si antes del “aumento” Carmen ganaba $680 quincenales (menos los consabidos descuentos), ahora, con el “aumento del mínimo” y la reducción de la jornada, ingresa $570 con las mismas tareas para hacerlas en menos tiempo.

Es decir, ¡a Carmen la subieron para abajo, y ¿a dónde fueron a parar los $110 de diferencia que le quitaron?... ¡al bolsillo del patrono!

Carmen, como es de suponer, es un nombre ficticio pues teme que la despidan por contar su realidad. ¡Pero el tumbe patronal NO ES FICCIÓN!, es la situación dura y real que viven miles de conserjes que trabajan para las dos compañías de limpieza con contratos millonarios con el Departamento de Educación.

Veamos otras condiciones de estas y estos trabajadores:

• Laboran seis horas corridas con un “break” de solo 20 minutos
• Es frecuente que les paguen tarde o incompleto
• Si llegan tarde, le impiden trabajar
• No tienen garantía de horas mínimas de trabajo
• No le entregan copia del manual de empleados
• Les transfieren de escuelas sin consulta ni consentimiento
• No tienen vacaciones ni días por enfermedad
• No le pagan los días feriados
• Cuando acaba el contrato anual, no hay garantía de renovación

Mientras tanto, los dueños de las compañías Mangual´s Cleaning, y Xperts Cleaningcon más de 3,000 empleados en el DE entre ambas y con contratos anuales de sobre $50 millones, viven la bonanza económica de cobrar mucho y pagar poco.

Por estas y otras muchas razones, y con el respaldo del Sindicato Puertorriqueño de Trabajadores y Trabajadoras (SPT), Carmen y miles de conserjes escolares de las compañías privadas, han comenzado una campaña de organización sindical pues reconocen que solo uniéndose pueden negociar mejores condiciones salariales y laborales.

Como era de esperar, los patronos han comenzado su anticipada campaña de amenazas de despidos y reprimendas a quienes se propongan ejercer su derecho constitucional a la sindicación.

Pero ya se encendió la luz que alumbra el camino de la organización sindical para unides conquistar una mejor calidad de vida.

El dique del miedo se rompió, ¡y ya no hay quien les suba para abajo!