Sara y el cannabis medicinal
Sara Marie Pedragón Ojeda fue diagnosticada con leucemia AML a los dos años de edad. Con los meses, las quimioterapias empeoraron su situación y los doctores no encontraban que más hacer ante la etapa tan avanzada en la que se encontraba la enfermedad. Inmersos en un panorama de ansiedad, temores y algunos destellos de esperanza, la familia Pedragón Ojeda decidió buscar otras alternativas en el estado de Colorado.
Tras batallar contra un coma, los familiares de Sara comenzaron a tratarla con gotas orales derivadas de la flor del cannabis. Cada tres semanas, y según las recomendaciones del doctor, Sara necesitaba como parte de su tratamiento una libra de cannabis, cuyo costo se aproximaba a los $3,200. A pesar de que la marihuana medicinal logró sacarla del coma en pocos días, Sara falleció el 17 de agosto de 2015, a sus cinco años.
“El cannabis medicinal no tiene efectos secundarios que no sean sueño y hambre. Y que haga eso es perfecto. El cuerpo necesita esas dos cosas para sanar… Si comparas la quimioterapia, que da diarrea, vómitos, con el tratamiento de cannabis medicinal, que te pone a comer y a dormir, tienes una vida, dentro de tus circunstancias, normal. Mi sobrina solo se recostó a las 5:30 y nunca se volvió a levantar”, dijo a PRTQ el tío de Sara, Giovanni Ojeda.
La historia de Sara, al igual que las miles de personas que están recurriendo al cannabis para tratar condiciones de salud, cobra aún mayor importancia en momentos en que en Puerto Rico se discute la reglamentación que podría dar paso a la autorización del uso del cannabis medicinal.
Para el tío de la menor fallecida es medular que el Departamento de Salud autorice el tratamiento de cannabis medicinal en menores de 18 años. Aunque el artículo 15 del Reglamento Número 154 para el uso, posesión, cultivo, manufactura, producción, fabricación, dispensación e investigación de la marihuana medicinal expone que, “bajo ninguna circunstancia se debe permitir que la marihuana medicinal esté al alcance de un menor de 18 años de edad”, la directora de la división legal del Departamento de Salud, la licenciada Mayra Maldonado, aseguró a PRTQ que, “es algo que estamos contemplando para ver de qué manera le podemos hacer llegar el cannabis medicinal a la población pediátrica”.
Aunque Ojeda precisó que se opone rotundamente a la prohibición del cannabis medicinal en menores, confirmó que seguirá dándole su apoyo al reglamento presentado por el Departamento de Salud. “Es un paso de avanzada y abre nuevas posibilidades para los pacientes. Pero un reglamento complicado como este requiere de ciertas enmiendas”. Además, a Ojeda le preocupa el poder que le concedió el Departamento de Salud a la Universidad de Puerto Rico (UPR) y al Departamento de Agricultura para regular a terceros que cultiven el cannabis medicinal.
“Hasta donde tengo entendido la UPR no tiene poderes de regulación en esa área. Ellos no te pueden decir qué debes hacer. No es una institución regulatoria. En cuanto a Agricultura, lo que da es licencia de agricultor bonafide, tampoco decide qué hacer o no”, concluyó Giovanni.
La historia de Charlotte
En el estado de Colorado fue una niña de ocho años llamada Charlotte Figi la que ha despertado un interés y ha propiciado apertura en el tema del cannabis medicinal. Los padres y los doctores de Charlotte utilizaron cannabis medicinal para tratar a la menor quien sufre de epilepsia. Charlotte tomó su primera dosis de marihuana medicinal a los cinco años y esto generó una reducción marcada en los episodios epilépticos que sufría la menor.
Actualmente en el estado de Colorado se permite el uso del cannabis medicinal para las siguientes condiciones: glaucoma, VIH – AIDS, cachexia, espasmos musculares, onvulsiones, nausea severa y dolores severos.
Sobre Némesis Mora Pérez
Periodista y maestra. Posee una maestría en Periodismo de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras. Obtuvo un bachillerato en Comunicación Tele-Radial en la Universidad de Puerto Rico
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