Por: Paul Figueroa

La caída de un muro de construcción en una playa en Rincón llevada a cabo por manifestantes y ambientalistas; las caída reciente del muro-verja en el Parque Borinquen de Condado hecha por manifestantes y residentes de la comunidad; y la caídas repentinas y repetitivas de muros de estructuras en Ocean Park por causa de la erosión costera, nos demuestra la conexión entre el colonialismo y la crisis climática, y cómo ambos afectan nuestra realidad como pueblo. El año pasado en la cumbre mundial de las Naciones Unidas (ONU) sobre el cambio climático, la COP26, enfaticé que Puerto Rico es un país en peligro de extinción. Si el cambio climático no nos extingue, el colonialismo lo hará.  Esa realidad que provocó que esos tres muros se cayeran nos hace preguntar, ¿y qué pasa cuando un muro se cae?

Comencemos por la caída más reciente del muro de la estructura en Ocean Park, donde la erosión costera ha sido muy documentada. Sobre ese tema se han llevado a cabo varios estudios durante años pero el gobierno no ha tomado ninguna acción contundente para atenderlo. Durante este cuatrienio los portavoces del Partido Independentista Puertorriqueño, el Representante Denis Márquez y la Senadora María de Lourdes Santiago presentaron proyectos, una vez más, para crear una ley de moratoria a la construcción costera (PS43) y una nueva ley de costas (PS32). El PS43 fue engavetado, mientras que el PS32 está en veremos. Esto, a pesar de que es dolorosamente obvio que la erosión costera es un problema real en Puerto Rico y que hace falta legislación urgente para atenderlo. Una de las razones por las que esos proyectos no avanzan es porque la ciencia y la realidad son contrarios a los grandes intereses económicos que controlan la agenda política del país, y eso, nos lleva a las otras dos caídas de muros.

El cambio climático y nuestro gobierno colonial provocaron las caídas de los muros en Rincón y Condado porque la gente se siente cada vez más acorralada ante la ineficiencia gubernamental y, por ende, toman acciones más directas para intervenir ante esa realidad desesperante que amenaza su calidad de vida. Cuando la crisis climática y el desplazamiento causado por la venta de nuestros espacios públicos y el aumento en el costo de vivienda causado por culpa de la bonanza de las Leyes 20/22 y alquileres de corto plazo nos privan de vivienda y lugares de ocio, crean la sensación de que cada vez nos queda menos espacio, de que estamos relegados a una esquina en nuestra propia tierra. Cuando esa sensación ocurre la gente busca retomar los espacios que considera suyos.

Estas acciones por parte de la ciudadanía y de la naturaleza nos invitan a reflexionar sobre lo que está ocurriendo. ¿Hasta cuándo vamos a permitir que nos despojen de nuestros hogares, espacios y recursos naturales? ¿Hasta cuándo vamos a permitir la inacción ante la crisis climática? ¿Qué pasa cuando se cae un muro? ¿Caerá solo o el sistema que lo creó caerá también?

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