Puerto Rico, ¿quiere erradicar la pobreza?
El sábado 17 de octubre se “celebró”, el Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza. El año pasado este día pasó desapercibido por la mayoría de los medios de comunicación. Fue un tema ausente de la reflexión pública frente a eventos que nos empobrecieron más.
Antes del huracán María, entre el 2006 y el 2015, se perdieron 260 mil empleos. En el 2016, el “glorificado” producto nacional bruto (PNB) estaba al mismo nivel que en 1999. Entre el 2006 al 2015, se fueron del país sobre 700 mil personas. La tasa de pobreza antes del huracán María era de 44.3% y uno de cada cinco personas que trabajan eran pobres. La desigualdad sigue su ruta ascendente y lo que se puede esperar una vez termine el COVID-19, es que toda esta realidad sea dramáticamente mayor.
El acceso a un buen sistema educativo es inviable para la mayoría de los/as niños/as del país. Igual con acceso a un buen sistema de salud. El estado dejó en manos de lo privado y del mercado la vida de la gente. La materia por encima del espíritu. El gobierno se encargó de que el lucro sea más importante que la vida. Y del derecho a las tres “T”; techo, trabajo y tierra, que nos propone el Papa Francisco como asuntos del bien común y la dignidad humana se ve cada vez más lejos.
También la madre tierra ha sido empobrecida. Destrucción masiva y propuestas para “planificar” una nueva cruzada de matanza contra nuestros recursos naturales son parte de la “nueva agenda”. Quienes han gobernado fueron expertos/as en destruir todas las formas de vida de manera sistémica y “disimulada”. Y lo peor de todo es que le han llamado “progreso”.
Otro año más para preguntarnos: ¿queremos erradicar la pobreza?, ¿qué hacemos para aportar nuestro granito de arena?, ¿a quién escogeremos en las próximas elecciones para que más allá de la publicidad engañosa, esté comprometido con todo su ser en erradicar la pobreza?, ¿votaremos por lo mismo y después nos quejaremos de las consecuencias?
La respuesta es sí, queremos erradicarla. Lo que implicará luchar para que todos/as nuestros niños/as tengan acceso a una vida digna. Esto se debe traducir en acciones concretas de cambio para que tengan acceso a una buena educación, a un buen sistema de salud, a un hogar digno, a que sus padres y madres tengan trabajo. Y también erradicarla implica detener la destrucción de los recursos naturales que son fuente de vida. Somos semillas de nueva civilización. De un nuevo Puerto Rico que emerge de abajo hacia arriba.
*El autor es psicólogo social-comunitario y especialista en desarrollo económico comunitario.
Sobre Nelson Reyes Del Valle
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