Problemas del primer mundo
El término “problema de primer mundo” es un término que si bien surge por primera vez en 1979, en idioma inglés, “first world problem”, logra ascender para el 2005, en la internet como un término para explicar, de manera cínica, problemas que solo surgen desde el privilegio.
Dicho término se utiliza para señalar situaciones que ocurren únicamente cuando se vive en países con un ingresos altos y cuando se tiene poder adquisitivo a nivel individual. Es una manera tenue de señalar que hay ciertos “problemas” que solo gente con cierto privilegio o poder adquisitivo puede tener.
Posibles ejemplos son: el no lograr comprar una taquilla de Bad Bunny en arena, el que tu carro nuevo de paquete no tenga asientos de cuero o que el Starbucks de tu elección no abra a la hora que sales de trabajar. Otro gran ejemplo, y el que me interesa explorar, es el debate individual de negarse a la vacuna del COVID 19. Hago la aclaración, existen razones legítimas amparadas en razones médicas y en casos específicos, que no permitirían de manera segura el que la persona se vacune. Esos son los menos.
Por tanto, si ponemos en contexto el debate público en Puerto Rico sobre la vacunación, en comparación con los debates que se llevan a nivel mundial, observamos que el problema individualista de no vacunarse surge exclusivamente a partir del privilegio de poder hacerlo.
Es decir, surge a partir de la posibilidad que tenemos como país de lograr vacunarnos ante un acceso real de inventario de vacunas. La realidad mundial es otra. Según señalamientos hechos por la Organización Mundial de la Salud (OMS), y las Naciones Unidas en marzo del presente año, los países de ingresos altos, tienen el 16% de la población mundial, pero actualmente cuentan con el 60% de las dosis de vacunas que se han vendido.
En otras palabras, mientras que en países de ingreso alto el promedio de vacunación es 1 de cada 4 personas en países de ingresos bajos, el promedio es 1 de cada 500 personas.
El que en Puerto Rico tengamos la posibilidad, gratuita, de vacunarnos y contar con el inventario necesario para así lograrlo, es un privilegio de grandes proporciones a nivel mundial. Mientras aquí tenemos que gastar energías enfrentando el “problema de primer mundo” de personas que no se quieren vacunar, en otros países, tanto en América Latina como en Asia y África, el debate es totalmente distinto.
Allá, las preocupaciones giran en torno al acceso a la vacuna, la distribución equitativa del inventario mundial y la democratización de la ciencia para posibilitar una mayor cantidad de iniciativas de vacunación. Es decir, el que en nuestro país existen personas que luchan activamente contra la vacunación tiene como relieve el que existe el privilegio de contar con un inventario de vacunas suficiente para que el “derecho a elegir” sea una opción.
En un país que logró erradicar enfermedades tan terribles como el polio y la tuberculosis mediante procesos masivos de vacunación, enfermedades que aún existen en nuestro Caribe, resulta frustrante observar un intento sistémico en contra de las soluciones que han logrado aumentar significativamente nuestro promedio de vida.
No podemos decir que lo mismo ocurre en otros países de nuestra región. Simple y sencillamente nos enfrentamos a un problema “de primer mundo” porque tenemos el privilegio de tan siquiera tenerlo.
Sobre Francisco Santiago Cintrón
Natural de Guayama, Puerto Rico, Francisco Andrés Santiago Cintrón cursó estudios de ciencias políticas y relaciones laborales para luego completar estudios en la Escuela de Derecho en la Univers
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