Para Nelson Sambolín “El sur es mi norte”
A propósito de la inauguración de la exposición de “puro dibujos” a carbón sobre papel de lija del artista puertorriqueño Nelson Sambolín. He tenido el honor y el privilegio de ser convidado por el Maestro a dar unas palabras de reflexión de sus más recientes obras. Aquí mis palabras:
El sur es mi norte, que sugestivo y provocador título para una colección que hace de la sencillez rudimentaria en la expresión plástica una explosión de significados y alegorías que solo un gran maestro es capaz de plasmar. Como geógrafo es imposible dejar de pensar en aquellos cartógrafos holandeses que afanosamente crearon mapas de Puerto Rico en el siglo 17. Aquellos mapas, al observarlos, estaban diseñados no desde tierra firme sino desde los barcos frente a la costa norte de la isla. Esos mapas cuando uno los ve dan la impresión de estar al revés y es que la cartografía finalmente como el artista, depende de la inspiración y el punto de vista de quienes los dibujan.
Es imposible, al pensar nuevamente en el título de esta singular exposición, dejar de contemplar en mi mente los recuerdos de la icónica obra Mundo al Revés de 1943 del afamado pintor uruguayo Joaquín Torres García. En aquel Mundo al Revés de Torres García el sur -de manera iconoclasta- está orientado hacia el norte. Esa pintura, de hecho, fue la inspiración de otro artista, el poeta uruguayo Mario Benedetti, que tituló -también sugestivamente- uno de sus más conocidos poemas El sur también existe. Y como ni no bastara, en la búsqueda incesante del sur y la intención de rehacer su importancia, el cantautor catalán Joan Manuel Serrat tituló su disco número 16 de 1985 El sur también existe (años aquellos cuando aún hacían ebullición crueles, perversas y asesinas dictaduras en ese sur ignorado y maltratado).
Y con modestia escribí inspirado en esas historias y realidades, un texto inédito, que solo he compartido con mis estudiantes de mi curso Elementos de la Geografía. En ese escrito les explico a los estudiantes que la cartografía es una convención y las convenciones usualmente las trazan los poderosos. De ahí, que, por pura convención, en los mapas se asume como correcto que la parte de arriba de la carta, es decir el mapa, sea el norte y por tanto el sur está abajo, supeditado al norte. De ahí, que la expresión cartográfica, tal cual el mejor arte, no puede dejar nunca de estar sujeta a los designios de las subjetividades. Y las subjetividades son el mundo en que viven las y los creadores.
Nuestro gran maestro Nelson Sambolín -sureño de pura cepa- no escapa a la meditación más teleológica en la búsqueda incesante de esas realidades que muchas veces no se develan sencillamente. Esta muestra magnífica también demuestra que los puertorriqueños tenemos una búsqueda incesante de nuestra condición sureña. Todo sur es valioso, relevante y extraordinario y Sambolín con Mi Sur es mi Norte nos permite la más profunda meditación contemporánea sobre realidades que aún no entendemos del todo.
Nuestro Roberto Clemente, aún merecedor de mucha más devoción y pasión por su gesta grande de bondades solidarias que lo llevaron a ofrendar su vida en un gesto único. Roberto Clemente es una expresión del sur tal cual el Barrio Coquí de Salinas que vio nacer a Nelson Sambolín.
Cuando escribo estas palabras tengo el rastro de 22 horas de viaje literalmente a las antípodas como expresó una vez el escritor dominicano en el título de su libro Juan Bosch en aquel mítico libro (Viaje a los antípodas, editorial Alfa y Omega, 1988). Y en ese largo viaje descubrí que El Médico Chino no está realmente en oriente sino en el mismo sur.
Y el sur de los Estados Unidos, la sede enfermiza del racismo que aún persiste y que se remoza y nos confunde en pleno siglo 21 de manera implacable. La archifamosa frase, I can’t breath representa la muerte que trasciende para que se reafirme la necesidad de combatir un flagelo abyecto de la más retrógrada calaña que podamos imaginar.
Y no solo está vivo el grito desesperado ante la injusticia que es capaz de quitar la humanidad a la vida, en esta colección el norte que se busca en el sur va a Memphis, Tennessee, cuna de negritudes que ante su triste realidad buscaban la contentura obsequiando una muestra de capacidades culturales que nacen de la adversidad de la vida.
La palabra Pandemia es inolvidable. Representa vivencias que nos hacen recordar que el mundo es también como un pañuelo. Interdependiente e interconectado, un virus extraño que supuestamente nació en Wuhan se esparció contagiosamente con una velocidad de santiamén. En La Pandemia también fue productiva Sambolín no nos permite olvidar que aún en la dialéctica de la peor desgracia hay inescrupulosas oportunidades que aprovechan la desdicha del prójimo para hacer dinero, mucho dinero. En mi opinión en esa obra Sambolín deja entrever que no sabemos bien lo que pasó en ese evento llamado antropológicamente Pandemia. Quizá sea el tiempo el que finalmente nos ilustre con la verdad.
El nombre de Adolfina Villanueva resuena incesante y recurrente a través de las décadas y permanece en la memoria colectiva. Esa mujer y esa muerte innecesaria brilla como un faro. El rescate de terrenos fue un producto residual de un país que atravesaba una transición hacia una modernidad trunca y colonial. A Adolfina la mató el Estado. La misma entidad que le negaba el derecho a tener un techo, una simple morada. Adolfina Villanueva desde entonces representa precisamente el drama de un derecho que fue negado a ser derecho. El drama de Adolfina representa hoy la realidad de un país donde ya no se construye vivienda para los que no tienen posibilidades de pagar el costo cada vez más oneroso de un techo. Pero Adolfina como mujer aún representa mucho más. Porque hoy entre esos que no tienen acceso a vivienda digna están las mujeres que son madres solteras y trabadoras humildes. Y porque no extrapolar y afirmar que la Adolfina Villanueva que representa Nelson Sambolín es también el enfrentamiento que vivimos por el avance del desplazamiento que enfrentamos en las comunidades de nuestro propio suelo.
Parece que la vida no cesa te darnos sorpresas. Acabamos de vivir en nuestro especial sur del Caribe, un proceso político único que no se explica sencillamente. Al contemplar esta obra La vida te da sorpresas pienso como si Sambolín fuese también una suerte de “pitoniso” que puede ver el futuro a través de su extraordinaria capacidad creativa. En esta muestra queda más claro que el agua que hay un Maestro que no solo domina la expresión artística, sino que es un hombre que mira la sociedad con preocupación.
En Malas noticias continúo dándole rienda suelta a mi imaginación. En nuestro ordenamiento social, las malas noticias son las que rigen. Las malas noticias son las importantes. Todos los días estamos rodeados de malas noticias. Parece que vivimos en una sociedad que idolatra las malas noticias y nos priva de las buenas.
Pido permiso al autor para soñar y verme retratado en su obra Causa probable. Yo tuve una vez mi día de causa probable. Sufrí la causa probable de la injusticia. Causa probable me recuerda inevitablemente lo que uno vez escribiera el cantautor panameño Rubén Blades con certeza en su canción El apagón, ¡“En el Caribe El que no la hace la paga…!” [1].
No puedo terminar sin reconocer a la Galería Reunión (en la Hostos 599 de Hato Rey, un proyecto de autogestión puertorriqueña en el que sus creadores Norma Vila y Pablo Santiago comparten su espacio y apoyan artistas que precisan de esos estímulos tan valiosos para volar lejos.
¡Muchas gracias, Maestro!
Viernes 15 de noviembre de 2024
Lugar de la exposición: Galería Reunión de Norma Vila Rivero y Pablo Santiago Romera, Calle Eugenio María de Hostos 599, Hato Rey, Puerto Rico
[1] La canción El Apagón es parte del álbum Amor y Control de 1992.
Sobre Carlos Severino Valdez
Profesor de Geografía en la Facultad de Ciencias Sociales del Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico. Fue Decano de esta Facultad y luego Rector del Recinto.
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