Otra escuela es posible
La experiencia de ser parte de una comunidad escolar montessoriana es muy reveladora si uno se detiene a descifrar lo que ella enseña. Mis dos hijas fueron parte de este modelo educativo. Y en ese camino hubo un proceso de transformación para nosotros como padres. En las escuelas montessorianas el proceso educativo se “desparrama” por todas partes. No es solo con los niños/as o jóvenes. Es un modelo que impacta de manera holística, como es la propia vida, a los padres y a la comunidad. ¿Cómo impacta? El día a día para un niño o niña de una escuela Montessori es a la vez una escuela para los padres. También recibimos de la sabia del proceso educativo. Nos involucramos en actividades que se hacen para toda la comunidad escolar. Desarrollamos sentido de comunidad, solidaridad y colaboración. Desarrollamos la conciencia crítica y nuevos conocimientos que nos llevan a ser autónomos y no marionetas de nadie.
Sospecho que a lo antes expuesto es a lo que teme nuestra clase política-politiquera, por ejemplo, cuando quieren aprobar el reglamento que iba a regir las escuelas públicas Montessori. Realmente la intención es controlar todo lo que sea autónomo, bueno y que pueda amenazar a estos politiqueros/as y secretarios y secretarias de educación que no son otra cosa que extensiones de los primeros. De hecho, son malos ejemplos de lo que debe ser un secretario/a de educación pues este debiera ser alguien con criterio propio, autonomía, conciencia crítica y un sujeto moral como lo diría Eugenio María de Hostos. Es desgracia para un país que el líder del proceso educativo sea un monigote de un partido. Esos mismos partidos que han destruido el país y que cada cuatro años quieren que creamos que son la solución.
Enhorabuena el que se dejara sin efecto la propuesta de reglamento para controlar el modelo de escuelas Montessori, que es otra forma de ser y hacer escuelas. Un modelo superior a la comprensión de estos “mercaderes de la educación”.
Gracias a los padres, madres, guías, directores/as y a mujeres como Ana María García Blanco que defendieron por meses la otra escuela posible. Estas son luchas que hay que dar y que requieren darse por el bien de nuestros hijos, hijas y del país. En Puerto Rico ya contamos con más de 50 escuelas Montessori que son verdaderos espacios de una nueva educación. De una nueva escuela que ya emerge y que no podemos dejar que la partidocracia del país la destruya. ¡Sigamos ese camino hacia otra forma de educación! ¡Por otra escuela que es posible!
La experiencia de ser parte de una comunidad escolar montessoriana es muy reveladora si uno se detiene a descifrar lo que ella enseña. Mis dos hijas fueron parte de este modelo educativo. Y en ese camino hubo un proceso de transformación para nosotros como padres. En las escuelas montessorianas el proceso educativo se “desparrama” por todas partes. No es solo con los niños/as o jóvenes. Es un modelo que impacta de manera holística, como es la propia vida, a los padres y a la comunidad.
¿Cómo impacta? El día a día para un niño o niña de una escuela Montessori es a la vez una escuela para los padres. También recibimos de la sabia del proceso educativo. Nos involucramos en actividades que se hacen para toda la comunidad escolar. Desarrollamos sentido de comunidad, solidaridad y colaboración. Desarrollamos la conciencia crítica y nuevos conocimientos que nos llevan a ser autónomos y no marionetas de nadie.
Sospecho que a lo antes expuesto es a lo que teme nuestra clase política-politiquera, por ejemplo, cuando quieren aprobar el reglamento que iba a regir las escuelas públicas Montessori. Realmente la intención es controlar todo lo que sea autónomo, bueno y que pueda amenazar a estos politiqueros/as y secretarios y secretarias de educación que no son otra cosa que extensiones de los primeros. De hecho, son malos ejemplos de lo que debe ser un secretario/a de educación pues este debiera ser alguien con criterio propio, autonomía, conciencia crítica y un sujeto moral como lo diría Eugenio María de Hostos. Es desgracia para un país que el líder del proceso educativo sea un monigote de un partido. Esos mismos partidos que han destruido el país y que cada cuatro años quieren que creamos que son la solución.
Enhorabuena el que se dejara sin efecto la propuesta de reglamento para controlar el modelo de escuelas Montessori, que es otra forma de ser y hacer escuelas. Un modelo superior a la comprensión de estos “mercaderes de la educación”.
Gracias a los padres, madres, guías, directores/as y a mujeres como Ana María García Blanco que defendieron por meses la otra escuela posible. Estas son luchas que hay que dar y que requieren darse por el bien de nuestros hijos, hijas y del país. En Puerto Rico ya contamos con más de 50 escuelas Montessori que son verdaderos espacios de una nueva educación. De una nueva escuela que ya emerge y que no podemos dejar que la partidocracia del país la destruya. ¡Sigamos ese camino hacia otra forma de educación! ¡Por otra escuela que es posible!
Sobre Nelson Reyes Del Valle
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