No hay vuelta atrás

No hay vuelta atrás

La suerte ya está echada. A sólo cuatro días de las elecciones generales la gran mayoría de quienes acudirán a las urnas ya tienen claro donde pondrán la equis más anhelada y luchada por los políticos del patio. Debe haber alguno rezagado, de esos que llevan en su genética la semilla de la indecisión pues les cuesta despejar sus dudas aún cuando el camino se muestre diáfano. El resto acudirá seguro de que están claros y sus candidatos merecen la confianza absoluta que están a punto de otorgarles.

El problema es que para muchos no será la primera vez que le dan ese cheque en blanco a los mismos. Por más de dos décadas, les prometen pero nunca les cumplen. A estas alturas ya deberían evitar esa piedra pero insisten en darse contra ella. Esa obstinación puede tener una explicación menos complicada de lo que pudiera parecer: buscan certidumbre.

No soy sicóloga pero puedo afirmar que el sentimiento de seguridad genera en nosotros esa paz que necesitamos para enfocarnos en los asuntos domésticos, fijar metas y alcanzarlas, buscar la felicidad, sentir que echamos pa’lante. No es reprochable anhelar esa estabilidad, pero llega un momento en que debemos detener el vuelo y aceptar que esa luz cegadora es la sentencia de muerte de todos nuestros anhelos.

Ese tiempo llegó. Decir que en el verano de 2019 nuestro pueblo cambió no es un mantra que repiten sin sentido los que toda su vida han luchado porque algo se mueva en este país. Las protestas en las calles, la unidad de propósito y la persistencia hasta lograr el objetivo nos dio una lección a todos de empoderamiento, valor y solidaridad.

Esta inusual campaña electoral es prueba de que no hay marcha atrás. Más allá del corazón del rollo que mantiene vivo a los partidos tradicionales, se levanta una niebla de dudas, sospechas, rabia, apatía, deserción y abandono. Los cantos de sirena ya no seducen. Poco a poco el pueblo se aleja de los senderos conocidos en busca de nuevas tierras donde depositar su esperanza.

Nadie puede presagiar lo que ocurrirá el tres de noviembre. Pero si logramos dejar el miedo fuera de la caseta electoral es muy probable que la voz del pueblo logre escucharse tan alto como lo hizo en la calle aquél verano. Lo que sí es seguro es que ya no hay vuelta atrás.


Sobre Daisy Sánchez
Daisy Sánchez

Su labor profesional en el campo del periodismo y la investigación le han merecido varios reconocimientos. Dos de sus libros han sido premiados: "Cita con la Injusticia" y "La que te llama vida: In?


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