A enfrentar la deshumanización de la Salud
Mientras el tigre no puede dejar de ser tigre, no puede destigrarse, el hombre vive en riesgo permanente de deshumanizarse. – José Ortega y Gasset
Se nos va la vida en los consultorios médicos. El reloj marca las horas y se pierde el día completo en la espera. La visita a los médicos, en muchas ocasiones, se ha vuelto en un proceso calculado, frío y desconectado de la necesidad humana. La ida a la farmacia representa un cantazo al bolsillo. Cada vez más, los mejores medicamentos, o los más indicados, carecen de cubierta por los planes médicos. Los deducibles resultan excesivamente altos. Los exámenes médicos, por ejemplo, los radiológicos, se vuelven inaccesibles para los pobres o pacientes indigentes… Consecuentemente, en muchas ocasiones se pasa por alto la necesidad del estudio, llevando a diagnósticos erróneos o al progreso de una enfermedad, que potencialmente podría ser mortal.
El tema de la salud ha dejado de ser conversado con sensibilidad y sentido moral. “Es necesario retomar pronto la ética en la discusión de los asuntos de salud”, advierte el director del Instituto de Bioética del Recinto de Ciencias Médicas de la Universidad de Puerto Rico, el doctor Jorge Ferrer.
La bioética es la disciplina académica que estudia los problemas o cuestiones éticas, de índole moral, que se plantean en las ciencias de la vida y en las profesiones de la salud, incluyendo la salud pública. Hay diferentes abordajes a la bioética, abordajes teóricos. La bioética es una disciplina filosófica.
“Desde la perspectiva de la bioética, hemos visto una vertiginosa deshumanización del servicio de salud. Es un problema serio. La salud se ha convertido en una industria y, por lo tanto, las decisiones se toman con criterios empresariales, criterios económicos, más que con criterios de justicia y humanitarios”, dijo el experto.
Puerto Rico se encuentra en una coyuntura histórica que obliga a replantearse el establecimiento de prioridades salubristas éticas. Uno de las dificultades en el renglón de la salud surge de los innumerables intereses que existen en este campo. Esto dificulta la toma de decisiones en consenso y a beneficio de todos, en lugar de a unos grupos específicos, advierte Ferrer.
“A nivel mundial hay un amplio acuerdo que las sociedades deben moverse a garantizar un acceso universal a los servicios esenciales de salud a todos los ciudadanos, según ya lo hacen los países escandinavos. Sistemas universales que garanticen acceso a servicios básicos de salud para todos, independientemente de su capacidad de pago. Tenemos que aumentar la cantidad de servicios básicos que podemos dar, aumentar el número de personas a las que podemos impactar sin pensar en los bolsillos individuales”, explica Ferrer.
La Declaración Universal de Derechos Humanos establece en su artículo 25: “Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, en especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios, tiene asimismo derecho a los seguros en caso de desempleo, enfermedad, invalidez, viudez, vejez u otros casos de pérdida de sus medios de subsistencia por circunstancias independientes de su voluntad. La maternidad y la infancia tienen derecho a cuidados y asistencia especiales. Todos los niños, nacidos de matrimonio o fuera de matrimonio, tienen derecho a igual protección social”.
De acuerdo al experto, la Declaración Universal debe ser la base para las decisiones que se tomen sobre la salud en Puerto Rico.
“Hay que establecer prioridades, elegir cuáles son los servicios que se pueden garantizar teniendo en cuenta las necesidades de la población y de otra parte los recursos disponibles. ¿Cuáles son los criterios vigentes que dominan las decisiones que se toman relacionadas a la salud? Tenemos que repensar esos criterios”, sugiere Ferrer.
Un primer paso es estudiar el modelo sugerido por el filósofo Norman Daniels, metodología impulsada por la Organización Panamericana de la Salud (OPS), autor de varios libros, entre ellos, Just Health, Meeting Health Needs Fairly.
En el establecimiento de prioridades de salud, Daniels propone cuatro condiciones. La primera tiene que ver con publicidad y transparencia. Se sugiere que las decisiones que se tomen sobre limitaciones de prestaciones de servicios o cubierta de servicios tienen que ser decisiones bajo escrutinio público. “Hemos visto cómo le hemos entregado nuestro sistema de salud a las aseguradoras privadas. Ellas son las que aprueban o no aprueban tratamientos. Tenemos que preguntarnos con qué criterios toman esas decisiones. Nosotros, la ciudadanía, no lo sabemos”, advirtió Ferrer.
La segunda condición es de relevancia. Se tienen que dar explicaciones razonables para la toma de decisiones y que estas puedan ser del entendimiento de la sociedad. Que los argumentos sean razonables, no caprichosos o viciados por intereses particulares. La tercera condición establece que las decisiones podrán ser revisadas y apeladas. La cuarta condición precisa que debe haber regulaciones que garanticen el proceso establecido y que las condiciones previas se cumplan.
En una conferencia reciente llevada a cabo en el Recinto de Ciencias Médicas, la directora del Programa Regional de Bioética de la OPS, la doctora Carla Sáenz, informó que actualmente la organización trabaja la propuesta de Daniels.
Esta propuesta dispone que, en todos los niveles del sistema de Salud, “los motivos que avalan las decisiones para asignar recursos y fondos deben justificarse con argumentos razonables y someterse a escrutinio público… Este esquema de trabajo se ha planteado ya con éxito en México y Chile”.
Sobre Sara Justicia Doll
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