Nació el día de los muertos y estudió Ciencias Forenses. Su primera cría nació el día de su graduación. Hace seis años, Janice Medina Crespo obtuvo un bachillerato que le permitiría trabajar en agencias como el FBI, el CIC o la Policía. Se preparó para poder hacer estudios de toxicología, ADN o serología. Pero hoy trabaja con otro tipo de agujas.

Por una paga menor al salario mínimo federal, Medina Crespo labora en una fábrica de bordados. Allí su tarea consiste en observar con detenimiento que el proceso de las máquinas se lleve a cabo correctamente. “Velo que las agujas no se partan, porque eso puede dañar la producción”, dice al explicar su trabajo.

Con el sueldo que se gana busca sustentar a sus dos hijos, pero la paga no da abasto. Cobra $5.25 la hora y su jefe apenas le asigna cinco horas semanales. Lo que equivale a solo a $26.25 a la semana. Monto que claramente no es suficiente para alimentar tres bocas por siete días.

La cifra puede sonar impactantemente baja pero, de acuerdo a la Ley 180 del 1998, el empleador puede pagar hasta un 70% del mínimo federal establecido si su negocio no participa del comercio interestatal. Y, de paso, el patrón puede optar por no crear un contrato. Según explica la abogada y experta en derecho laboral, Sara M. Chico, luego de la reforma en Puerto Rico no hay nada que obligue a que haya un acuerdo por escrito. Así que, de tener alguna objeción legal contra su salario, el empleado no podría reclamar ante la ley. Esta práctica “es poco profesional, pero no es ilegal”, comentó la profesora de Derecho.

La falta de un contrato también excluye al empleado de la protección de un seguro laboral. Si sucede un accidente en el trabajo, Medina Crespo tendría que correr con los gastos médicos. Tal como sucedió cuando una aguja se le incrustó en un dedo mientras trataba de arreglarla. Para muchos esto podría ser insignificante, pero la joven es diabética desde que tenía 8 años de edad, por lo que un minúsculo incidente se puede tornar en algo grave.   

Con un salario que parece no valer la pena, ¿quién estaría dispuesto a trabajar bajo estas circunstancias? De seguro alguien que quisiera mejorar un poco su situación económica, pero no tanto. Y es que Medina Crespo es beneficiaria del PAN. Si fuera a reportar sus nuevos ingresos, aunque mínimos, le descontarían sus beneficios significativamente.

Como esta madre soltera existen cientos de puertorriqueñas y puertorriqueños que se enfrentan al dilema de que si trabajan, se arriesgan a dejar de recibir las ayudas del gobierno. Muchas veces el único sustento estable para su familia. De por sí, el salario mínimo federal no da abasto, imagínese sobrevivir ganando solo $5.25 la hora.

— Si no tuvieses la ayuda del PAN, y solo tuvieras el ingreso del trabajo, ¿cómo piensas que sería el panorama económico?

— Fatal. Realmente no sería suficiente porque es con lo que recibimos con las ayudas económicas del gobierno y se nos hace difícil, imagínate sin ellas… No nos alcanzaría.

Buscar un trabajo con paga digna en medio de la crisis económica del país es como buscar una aguja en un pajar. Por suerte, Medina Crespo ha demostrado que sabe dominar las agujas… [infogram id=”ingreso-mensual-de-la-familia-medina-1h7k23p9rm7k4xr?live”]

*Este reportaje forma parte de la serie sobre “Pobreza y desigualdad social en Puerto Rico” preparado por los alumnos del curso “Redacción periodística” que dicta el profesor Luis Fernando Coss en el Recinto de Río Piedras, Universidad de Puerto Rico.

Sobre Rose Monique Varela Henriquez

La autora es estudiante de Periodismo de la Escuela de Comunicación, Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico. Aspira a desarrollarse como fotoperiodista profesional.