Liza y su pasión por servir al más necesitado
Trabajar en la calle y ver el rostro de la necesidad, de la desesperanza y la soledad de las personas sin hogar, le ha dado un motivo a su vida. Conocer lo que carecen los demás le ha permitido no quejarse. Dice que todo el mundo en el país debería hacer el ejercicio: volcarse a ver al prójimo para darse cuenta que uno no está mal.
Habiendo estudiado un bachillerato en biología Liza Morales Ortiz llegó al Centro Médico donde se unió a un trabajo de investigación relacionado al VIH. Allí, en el 2004, conoció a Iniciativa Comunitaria, organización liderada por el salubrista José “Chaco” Vargas Vidot.
El primer trabajo que hizo con Iniciativa, en calidad de voluntaria, fue participar del programa de intercambio de jeringuillas para los usuarios de drogas. Tres años más tarde, en 2007, su devoción al trabajo con la organización la llevó a Guatemala como parte de las Iniciativas de Paz.
“Ahí fue que mi vida cambió por completo y me enfoqué en la importancia de educar. Incluso, ya antes de hacer el viaje me había ido dando cuenta de cuán importante era la educación. En Ciencias Médicas trabajaba con mujeres usuarias que ejercían el trabajo sexual, también con hombres. Algo que identifiqué fue que la mayoría, no todos, pero la mayoría habían desertado de la escuela. Al no tener diploma de cuarto año no pudieron generar una carrera y cayeron en la adicción”, recordó Liza.
En Guatemala le tocó trabajar en una escuela. Había muchos casos de enfermedades de parásitos así como situaciones dermatológicas, la gran mayoría basadas en falta de educación sobre higiene. Así las cosas, se concentró en desarrollar un módulo o currículo de educación en salud pública para trabajar con los niños. Les enseñamos mediante juegos, artes, dinámicas y baile. Liza continuó visitando Guatemala hasta el 2013.
“Eran cosas sencillas que debían aprender como higiene básica, lavar los alimentos, hervir el agua. Los últimos dos años, los médicos nos dijeron que estaban notando un cambio porque estaban viendo menos condiciones recurrentes en la salud de niños y jóvenes. Me di cuenta de lo mucho que nosotros tenemos y de lo mucho que nos quejamos. No pensamos, ni vemos, ni agradecemos lo que tenemos. Mis nenes en Guatemala me ayudaron a ver eso. La gente puede ser feliz con tan poco”, reflexionó Liza, quien en 2009 tomó cursos de desarrollo profesional en la Universidad para la Paz, en Costa Rica, la Escuela Graduada de las Naciones Unidas.
Al día de hoy Liza se desempeña como líder de rondas nocturnas, mentora y tallerista en Iniciativa Comunitaria. Las rondas, bajo el nombre de Operación Compasión, comenzaron en el 2008, van dirigidas a impactar a las personas sin hogar, a proveerles servicios básicos, higiene, alimentos, ropa, zapatos, pero principalmente apoderamiento y educación de su propio entorno. En las rondas los voluntarios como Liza enseñan a los usuarios de drogas a curarse sus úlceras de una manera más segura. Van semanalmente. El compromiso de las personas impactadas es cuidarse.
“Hemos logrado que ellos mismos se curen úlceras que estaban a punto de amputación. A los jóvenes para los que soy mentora les inculco la solidaridad, no solo en la calle sino en el aspecto familiar y social¨, precisó.
Su pasión por servir la ha llevado a trabajar con el “Children´s Global Peace Project“, en México, Costa Rica, Estados Unidos y Nepal.
Nuevos Retos
Justo esta semana, Liza se estrenará como consultora comunitaria del Puerto Rico Donors’ Education
“Todavía no he comenzado formalmente, pero sé que estaré en Loíza trabajando con jóvenes para apoderarlos e impulsarlos a lograr que se gradúen de escuela superior y de universidad”, dijo Liza.
Exhibe las imágenes que capta en la calle
Liza tiene otra pasión, la fotografía. Durante sus trabajos en la calle ha captado imágenes que actualmente forman parte de una exposición en el Museo de Arte Contemporáneo. La misma lleva el nombre de Colonial Comfort y se extenderá hasta el 25 de octubre.
Sobre Sara Justicia Doll
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