La tensión de ganar dinero y quizá no vivir para contarlo
Si le das cinco segundos y buena iluminación, Kevin ya sabe todo sobre ti. Tú no tienes tiempo para presentarte. Ya él dio media vuelta y le hizo señas a sus empleados para dejarles saber si vas a gastar mucho esa noche o no.
De jueves a sábado, Kevin maneja la barra de una de las discotecas más exclusivas de Puerto Rico. Durante esos días, sus manos sirven desde un trago de $10 hasta una botella de $500. Todos sus clientes lo aman, desde las jóvenes de escuela superior que le tiran besos hasta los millonarios que le dan $100 de propina.
Aunque la discoteca cierra a las cuatro de la mañana, sale tres horas después para cuadrar la caja, recoger la barra y repartir las propinas entre los empleados. Tiene 37 años, está compartiendo con la élite social los fines de semana y su personalidad carismática lo ha llevado a lugares que él nunca se imaginaba.
Luego de una larga noche de trabajo, Kevin llega a su casa en el barrio Sabana Seca en Toa Baja cuando apenas está saliendo el sol y se acuesta a dormir. La luz solar lo arropa, el vecino explota “El Caballito de Palo” por las bocinas y los niños corren fortrak frente a su casa mientras duerme, pero encuentra la tranquilidad donde sea. No tiene otra opción más que ser así.
Es mixólogo y padece de hipertensión y ya ha sufrido dos ataques al corazón. Antes, al tener un ingreso menor de $20 mil, Kevin pagaba todas sus facturas hospitalarias gracias al plan de salud del gobierno, Medicaid. Ahora, un cambio de $60 adicionales a su sueldo, el bartender emblemático no es elegible para la reforma que lo ayudaba por años.
“No sé ni lo que voy a hacer si me da otro ataque al corazón”, expresó Kevin, quien compartió su historia bajo el acuerdo de que se proteja su identidad. “No puedo tener ahorros hasta que empiece a generar bastante”, confesó, preocupado también por su hijo.
En una isla donde 1.4 millones de personas viven bajo el nivel de pobreza, 1.2 millones de personas son elegibles para la reforma pública de salud, según las estadísticas en la página del Departamento de Salud.
Además, contrario a lo que pensaba el bartender con 20 años de experiencia, tener un trabajo no es vacuna contra la pobreza: el 21.3% de las personas empleadas vivían bajo la pobreza en 2016, cifra que es tres veces mayor que en Estados Unidos, de acuerdo al último informe sobre el desarrollo humano del Instituto de Estadísticas de Puerto Rico.
“La pobreza posee dimensiones que van más allá de un nivel de ingresos; por eso también es entendida como un problema multidimensional y no solo económico”, sostiene el informe.
Kevin siempre ha vivido entre dos mundos distintos. Con padres separados, recuerda vivir en el residencial de Puerta de Tierra con la familia de su papá y visitar a su mamá en una urbanización de control de acceso en Levittown.
Cuando estaba en escuela elemental, él prefería pasar su tiempo con su familia en Puerta de Tierra porque “viven bien”, mientras que su familia por parte de madre vivían “apreta’os”, según el hombre de 37 años. Ya que él no aplica para las ayudas del gobierno, su perspectiva ha cambiado.
“¿Cómo va a ser que todos mis primos tienen todas las ayudas y yo no las tengo porque ahora trabajo? Ahora es que veo eso”, admitió el mixólogo mientras miraba el piso.
Todos los días lo motiva a darle un ejemplo a su hijo, que tiene 16 años y vive en Estados Unidos con su madre. Como padre, quiere enseñarle a su hijo que uno puede vivir bien si trabaja para lo que quiere. “Yo quiero que él me vea bien”, expresó Kevin, quien sabe que en cualquier momento tendrá que ir a un hospital sin respaldo.
*Este reportaje forma parte de la serie sobre “Pobreza y desigualdad social en Puerto Rico” preparado por los alumnos del curso “Redacción periodística” que dicta el profesor Luis Fernando Coss en el Recinto de Río Piedras, Universidad de Puerto Rico.
Sobre Coral Murphy
Es estudiante de Información y Periodismo de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras. Colabora con Puerto Rico Te Quiero como parte del curso Redacción Periodística II.
Únete a nuestra comunidad y apoya a PRTQ
Para continuar haciendo nuestra labor de forma económicamente sustentable, contamos con las contribuciones de nuestra membresía.
Por tan solo $5 al mes, nuestra membresía recibe un email mensual con un resumen de todos los artículos que publicamos ese mes, y tiene la habilidad de dejar comentarios en los artículos en nuestra página web y participar así de la conversación que generen nuestros y nuestras autores y autoras.
Comments ()