Estamos en año electoral. Eso quiere decir que la pobreza se pone de moda y haber sido pobre es chic entre los candidatos. Estamos en ese periodo en que los políticos sacan a pasear sus orígenes humildes, los esfuerzos que hicieron en la vida para llegar donde están o quieren estar.

Ellos recuerdan en esos meses de campaña que estudiaron en escuela pública, que lavaron platos mientras echaban el resto en esa universidad americana, que fueron mozos, mensajeros o cuidaban los niños de los vecinos.

Además arriman a la parentela recordando que tenían padres que trabajaban de sol a sol para traer el pan a la casa. Que su mamá les cosía la ropa o la heredaban de hermanos y primos mayores. En año electoral los políticos mutan para recordar a sus electores que alguna vez fueron parte de los que viven con una mano al frente y otra atrás.

Hablar de pobreza es hablar de carencias. Es no tener acceso a una alimentación adecuada, un techo donde resguardarse, un médico al alcance de su mano, la educación que merece, un trabajo seguro, servicio de agua y electricidad seguro. Podemos afirmar sin temor a equivocarnos que un gran número de personas en Puerto Rico puede identificarse con algunas de estas limitaciones.

Para no pecar de injusta diré que muchos políticos comienzan sus carreras con la aspiración de  mejorar el país. ¿Dónde se les tuerce ese afán? Probablemente desde el momento que ganan. Ahí comienza su verdadera pobreza. Se enajenan de “los de abajo” y comienzan a legislar para  el grupo al que aspiran pertenecer.

Recortan derechos laborales, dejan en manos de avariciosos la salud del país, eliminan derechos adquiridos con años de luchas sociales, acallan las voces que disienten, permiten que inescrupulosos administren la educación pública y destruyan los sueños de nuestros universitarios. Meten en un cajón el sentido común, el respeto al pueblo y su deseo ya marchito de construir un mejor país. A partir de ese momento, y hasta las próximas elecciones, la pobreza les huele mal.

Sobre Daisy Sánchez

Su labor profesional en el campo del periodismo y la investigación le han merecido varios reconocimientos. Dos de sus libros han sido premiados: "Cita con la Injusticia" y "La que te llama vida: In?