La noche de Melanie Díaz

La noche de Melanie Díaz

Momento donde Melanie Díaz logra la victoria

 

Por Carlos Ernesto Severino Valdez

En el año 2004 hubo un gesto deportivo que quedó grabado en nuestra memoria colectiva. Se celebraron las Olimpiadas en Atenas, Grecia, y Puerto Rico le tocaba enfrentarse al imponente quinteto de los Estados Unidos en una de sus míticas versiones bajo el demoledor calificativo de “Dream Team”. Puerto Rico magistralmente ganó ese juego dominando a los estadounidenses de principio a fin. Pero lo que más llamó la atención fue la memorable actuación del armador nacional, Carlos Arroyo, que hizo de todo en un nivel de confianza en sus habilidades pocas veces visto. Carlos hizo de todo y prácticamente fue el artífice no de una victoria sino realmente de una humillación al “Dream Team”. Una de las grandes figuras del equipo estadounidense y estrella de la NBA, Dwayne Wade, intentó confrontar a nuestro Carlitos con el objetivo de detenerlo y realmente no pudo aplacar el hambre de ganar ese juego. En un gesto, que ya hoy es marca de fábrica, Carlitos, luego de uno de sus espectaculares canastos de ese día, agitó su franela, la cual vistosamente tenía escrito “Puerto Rico” en grandes letras cursivas. Las cámaras del mundo transmitieron el gesto y ese momento se detuvo para siempre. El país se estremeció y lo demás es historia.

La noche del 10 de agosto volvió a ocurrir uno de esos momentos mágicos que el deporte nos regala como Pueblo. Melanie Díaz (quien hasta ayer era conocida simplemente como la hermana de Adriana) ganó espectacularmente cuando ya parecía que la suerte estaba echada y se desvanecía la posibilidad de ganar la medalla dorada en la categoría femenina por equipo.

En esa interesante modalidad cada país presenta tres jugadoras. El objetivo de la competición es ganar tres juegos. Los juegos deben ser dos individuales, es decir una contra una. Uno de esos tres juegos se hace en modalidad doble, es decir, dos contra dos. Puerto Rico le tocó enfrentar a Brasil en la final por el oro luego de que otras potencias panamericanas, como Estados Unidos y Canadá, quedaran eliminadas para apenas disfrutar del bronce.

Así las cosas, la competición nos llevó a que cada país ganara dos juegos por tanto hubo que ir al máximo: un quinto juego final para decir la codiciada presea dorada. Melanie Díaz, perdió los primeros dos parciales y prácticamente, las brasileñas estaban al borde de ganar, cuando la puertorriqueña, que no había jugado mal, sacó lo mejor de sí, y luchó desde atrás para ganar tres parciales consecutivos, lo cual parecía casi imposible de lograr. Así, sorpresivamente, Melanie Díaz derrotó a la olímpica brasileña Bruna Takahashi, convirtiéndose en la heroína de un triunfo sin paralelo y ganó dos grandes cosas: primero, una medalla de oro y, segundo, que de ahora en adelante su nombre de pila, y no el de su hermana, será el que la identifique en su prometedora y ascendente carrera.

La geografía de una gesta

Esta gesta panamericana en el tenis de mesa para Puerto Rico ha tenido un significado gigante. Simplemente cualquier lego o lega (de ellos habrá muchos a partir de ahora) en este deporte notará a simple vista que los equipos elites (Canadá, Estados Unidos y Brasil) están nutridos de jugadores/as de ascendencia asiática. En algunos casos porque desde hace cientos de años hubo inmigraciones asentadas en algunos países latinoamericanos como el caso de Brasil. En el caso de Estados Unidos y Canadá cuentan con jugadores y jugadoras nacidos en China pero nacionalizados americanos. De este modo, cuando uno mira esos equipos es casi como ver un equipo chino. Como si fuera poco, tienen además entrenadores orientales u alemanes como en el caso de Estados Unidos. Explico esto para que podamos calibrar la gesta boricua adecuadamente vis a vis los otros competidores del hemisferio.

En tenis de mesa no solo tenemos la distinción de ser el mejor equipo femenino del hemisferio sino que además tenemos la mejor jugadora en la figura de Adriana Díaz, quien ganó oro individual. Adriana Díaz ganó oro de una manera apabullante sin perder un parcial en ese trayecto. Esta chica sensacional, de apenas 18 años, está posicionada como número 30 en el Mundo de más de 600 competidoras. Pero para entender bien lo que esto significa debemos saber que de las 29 jugadoras previas a Adriana, 20 son orientales. Particularmente de China (11), Japón (6) y Corea (3), que son los países que han sido históricamente potencias de este deporte. El resto son europeas, donde se encuentran los grandes circuitos de ligas juveniles y profesionales del tenis de mesa. Entre ese grupo se destaca Adriana como la única sembrada procedente del hemisferio americano entre las primeras 30 mejores jugadoras del mundo.

Deporte y Sociedad

La noche del 10 de agosto al ver a Melanie hacer su gesta deportiva tuve que recordar a Carlos Arroyo en 2004 al vencer a Estados Unidos y agitar su franela estampada con el nombre de un país, en el mismo trayecto del Sol a decir de Pedro Mir, que se llama Puerto Rico. Arroyo venció y aniquiló aquella noche a Salcedo haciendo denotar que la sociedad puertorriqueña había cambiado para siempre. Anoche cuando vi jugar a Melanie, y antes a Adriana o Danielys y a los otros integrantes de este equipo panamericano, algo mágico comunicaban sus ojos. Era como si expresaran que ya esos jóvenes no tienen miedo de enfrentar a Goliat; era como si esos jóvenes no sienten ya el complejo del colonizado al enfrentar los vastos países, algunos que una vez fueron imperios y nos dominaron en humillante maltrato. Pienso que en el rostro de esos jóvenes está la misma expresión de una nación que se levantó ante el abuso y el maltrato y sin miedo derrocó al malhechor y buscan posicionarse en el mundo en igualdad de condiciones. Ese país todavía es jurídica y políticamente una colonia pero créame, en el rostro de Melanie yo pude leer el mismo mensaje que en el rostro de Carlitos Arroyo en el 2004. Puerto Rico es hoy como nunca una nación emocionalmente soberana. ¡Sin dudas!

 


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