La flor en el jarrón
Dedicada a Pamela y Gabriela
Mientras escribo esta viñeta, el reloj de nacimientos de Puerto Rico informa que en este momento nacieron 51 boricuas, la mayoría niñas. Formarán parte del 51.9 por ciento de la población de igual genero. Sí, somos mayoría aunque esto no se refleje en nuestro ámbito político, legal, laboral ni social.
Contra toda lógica matemática, continuamos siendo la flor en el jarrón, la nena de papá, la chancleta, la que visten de rosita, la que no puede llegar tarde, la sorpresa si estudia una profesión “no tradicional”, la que cobra menos que el resto de sus compañeros y debe esforzarse más para escalar una posición de poder.
La desigualdad es una sentencia que nos marca desde que nacemos, un tatuaje invisible que nos acompañará en un mundo de hombres que se resiste a compartir el poder y vernos como iguales. Tal vez un ejemplo de esa resistencia es Carlos Delgado Altieri, candidato a la gobernación por el Partido Popular Democrático, a quien se le traba la lengua y se le nubla el pensamiento cada vez que se enfrenta al tema de la educación con perspectiva de género. Incapaz de enfrentar su prejuicio, invita a seguidores de su colectividad a que se olviden de “los issues esos que van surgiendo con los géneros y todas estas cosas que, ciertamente, confunden y generan muchas pasiones sobre esto”.
¿Cúal es la confusión que genera? ¿qué pasiones levanta? La educación con perspectiva de género no es un tema de discusión nuevo en la agenda de cambios urgentes en nuestro país, aunque parezca que en los 20 años como alcalde de Isabela, Delgado Altieri no le hubiera prestado atención. Los que la apoyamos vemos en ella un acto de justicia, un paso hacia la creación de un nuevo ser humano que no discrimine a una persona por el genero que le tocó o prefiere, que exista una base de equidad entre los sexos. Que nuestras niñas tengan los mismos derechos y oportunidades que tienen los niños, futuros hombres y mujeres de nuestro país.
Pero Delgado Altieri no está sólo en su rechazo a este enfoque educativo. A él se suman muchos de los candidatos que acompañan a su oponente del Partido Nuevo Progresista, Pedro Pierluisi para la legislatura y que aspiran a la reelección. Keren Rikelme, recién llegada a la Cámara Alta se unió al coro de voces que viene desde hace cuatro años poniendo obstáculos a nombramientos y proyectos de ley que puedan adelantar la perspectiva de género en nuestra sociedad.
De ellos se puede esperar, porque no necesitan cambiar el mundo que les favorece. Pero de estas legisladoras es por lo menos imperdonable. Atentar contra el derecho de otras a educarse y aspirar a un país más justo donde puedan llegar donde ellas llegaron no merece otra respuesta que el repudio.
Cuando un gobierno le niega a la mayoría del pueblo, en este caso nosotras, su derecho a la equidad, el acceso igual a educación y oportunidades de crecimiento, está condenándonos a la pobreza, al maltrato y nos convierte en víctimas del sistema. Perpetúa los prejuicios en nuestra contra y nos deja indefensas ante todo el aparato gubernamental. Peor aún, nos deja vulnerables ante quienes creen que somos una posesión que se adquiere como un latifundio en el mercado de bienes raíces.
La respuesta no puede ser no prestar atención, como pidió Carlos Delgado a sus seguidores o continuar poniendo trabas desde los lugares privilegiados del poder. Basta con mirar nuestro paisaje político para afirmar que tenemos un déficit de representación. Si las mayorías son las que deciden entonces es hora de rescatar esos espacios.
Esto es matemática simple. Por ejemplo, en Puerto Rico existen 78 municipios pero sólo nueve están administrados por mujeres. En la Asamblea Legislativa tenemos apenas un 14 por ciento de representación, de once gobernadores sólo una mujer ocupó el cargo con los votos del país, la actual gobernadora fue puesta por el Tribunal Supremo en sustitución de Ricardo Rosselló, quien fue expulsado por el pueblo del cargo y también se opuso durante su gobierno a la educación con perspectiva de género.
La lucha por la igualdad de género no es un asunto de mujeres, tampoco debe verse como una amenaza. Es un asunto de todos porque no puede haber progreso si una parte de la población está tratando de sobrevivir con todo el peso de la sociedad en su contra. Ya dirán que se han aprobado leyes a favor de la mujer, pero hacer valer esos derechos es una lucha constante, igual que vives con miedo de ser atacada en la calle o que negarte a mantener una relación sentimental te pueda costar la vida.
Decía Gloria Steinem, periodista y activista por los derechos de la mujer, “que un feminista es cualquiera que reconozca la igualdad y plena humanidad en mujeres y hombres”. No exigimos otra cosa que lo que nos corresponde y es responsabilidad de quienes nos gobiernan el asegurarse que lo obtengamos.
Al final de esta viñeta, el reloj de nacimientos de Puerto Rico señala que hubo 78 nacimientos. Esperemos que podamos heredarle a quienes recién llegan un mundo más justo y equitativo.
Sobre Daisy Sánchez
Su labor profesional en el campo del periodismo y la investigación le han merecido varios reconocimientos. Dos de sus libros han sido premiados: "Cita con la Injusticia" y "La que te llama vida: In?
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