La Fiesta de las Cabras: Postergada hasta nuevo aviso
Uno de los privilegios que conlleva ser criado por los abuelos es la gran cantidad de refranes que se adquieren en el camino. Advierto que, como regla general, de joven uno no logra entender su contenido. Con el pasar de los años es que se consigue valorar la sabiduría acumulada de la historia oral que pulula por las calles, las jaldas, los montes y las costas de nuestro país. Precisamente, el aprecio a los dichos que se aprenden en el camino surge de la pluralidad de momentos en los cuales se pueden aplicar. Es así como llegamos a la relación, si alguna, entre las fallidas primarias del Partido Nuevo Progresista (PNP) y el Partido Popular Democrático (PPD) del pasado 9 de agosto y el título del presente escrito.
El viejo dicho de “poner la cabra a velar las lechugas” surge ante situaciones donde la persona menos adecuada se le asigna realizar alguna acción o tarea. Refranes sinónimos pudieran ser “poner al buitre a velar la carne”, “amarrar al perro con longaniza”, o, como vimos este pasado domingo: “poner al PNP y al PPD a celebrar sus primarias.” Y es que, si tomamos en cuenta la composición de los candidatos primaristas y el descalabro electoral ocurrido, lo que vemos es una fiesta de cabras luchando por saber a quiénes les tocará velar las lechugas.
Ello no ha de extrañar. Por parte del PPD, la contienda al Ejecutivo se sitúa entre Charlie Delgado, Eduardo Bhatia y Carmen Yulín Cruz. El primero está a cargo de un municipio en superávit donde todavía existen casas con toldos azules mientras conduce una Land Rover financiada por fondos públicos. Más aún, se destaca por sus posiciones anticuadas y alineadas a favor de las infames terapias de conversión que tanto daño han causado a las y los jóvenes de nuestro país. El segundo, ya conocido por su largo expediente privatizador, se vio convenientemente enfrascado en un escándalo de conflicto de intereses a semanas de la primaria. Escándalo que a nadie escandalizó. Es práctica común en nuestro país, por parte del PNP y el PPD, el que uno de los principales promotores de la privatización tenga bonos o intereses de la empresa a privatizar.
Luis Fortuño es ejemplo de ello, pues luego de privatizar la administración de la PR-22 pasó a formar parte de la Junta de Directores de la empresa privatizadora. El fenecido Héctor Ferrer trabajó para una compañía encargada de cobrar emisiones de deuda del gobierno de Puerto Rico mientras aspiraba a un cargo público. Igualmente, Carlos M. García prestó dinero al gobierno de Puerto Rico como ejecutivo de Banco Santander, luego pasó al extinto Banco Gubernamental de Fomento y posteriormente terminó en la Junta de Control Fiscal. Estos son solo algunos ejemplos.
En cuanto a Carmen Yulín Cruz, basta con dar un paseo por las distintas comunidades de San Juan o hablar con líderes comunitarios para palpar la inconformidad generalizada con su ejecución. Lo que sorprende de ella, al menos en el último debate, no es su legado o su forma de debatir. Lo que sorprende es que utilizara el viejo argumento de “las manzanas podridas ajenas al partido” para distanciarse de las preguntas en torno la corrupción generalizada al interior del PPD. Cabe señalar que dicho argumento fue el que utilizó Rivera Schatz y compañía en el PNP para alejarse del escándalo de corrupción conocido como “Telegramgate” que provocó la salida forzada de Ricardo Rosselló. Ello es muestra suficiente que ni Yulín ni nadie bajo el PPD se escapa del mismo mal que sufre el PNP: una tradición de corrupción imbricada en todos los niveles de sus instituciones.
En lo que respecta al PNP la contienda al ejecutivo se disputa entre un casi casi gobernador por un lado, y la pasada secretaria de Justicia bajo Ricardo Rosselló por el otro. Secretaria de Justicia que al presente, luego de convertirse en gobernadora por carambola, es objeto de señalamientos por actos de corrupción que son investigados por el Panel sobre el Fiscal Especial Independiente (PFEI). A nivel legislativo, la presencia de Evelyn Vázquez, también referida al PFEI, Tata Charbonier, posible objeto de investigación por el FBI, Héctor Martínez, exacusado junto a Juan Bravo por venta de influencias, y William Villafañe, aliado de Ricardo Rosselló, muestra que existe un esfuerzo genuino de ambos partidos para ver quién presenta la peor papeleta.
Por último, no hay mejor manera de concluir el presente artículo que con la gran lección del pasado domingo. A menos de cuatro meses para celebrarse las próximas elecciones, tanto la Comisión Estatal de Elecciones como ambos partidos se ven incapaces de salvaguardar ni un ápice de cara ante el país. Ahora hay que ver si en efecto se celebran las primarias y para cuándo. Como siempre se juntan la sed con las ganas de beber, el desastre del pasado domingo y lo que pueda suceder hacia el futuro será subvencionado con fondos públicos. Porque, siendo consistentes, en la fiesta de las cabras la culpa es ajena y la padecen quienes crecemos las lechugas.
Sobre Francisco Santiago Cintrón
Natural de Guayama, Puerto Rico, Francisco Andrés Santiago Cintrón cursó estudios de ciencias políticas y relaciones laborales para luego completar estudios en la Escuela de Derecho en la Univers
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