La economía social - solidaria y el cooperativismo

La economía social - solidaria y el cooperativismo

El movimiento a favor de la ESS procura virar le economía al derecho.

Si la economía es el conjunto de actividades, procesos e instituciones mediante las cuales el ser humano se organiza para satisfacer sus necesidades de vida; entonces el propósito fundamental de todo sistema económico debiera ser garantizar la existencia, permanencia, reproducción y mejoría de todas las vidas humanas.

 Mientras mas efectivos en cuanto a conseguir garantizar condiciones de vida digna para la mayoría de la población, mas eficientes deben de considerarse que son los sistemas e instituciones económicas. No obstante, vivimos en un mundo en el cual la lógica de la economía anda patas arriba. De ser instrumentos para que los seres humanos alcancemos a vivir vidas plenas; la economía neoliberal se ha convertido en un sistema en el cual la vida humana (es decir la existencia de colectiva de las personas) se ha convertido en un medio para adelantar objetivos propios.

Siendo criatura humana (como todo otro sistema social); la economía parece haber cobrado vida independiente, se ha independizado y controla ahora a sus creadores. Las supuestas leyes propias de la economía requieren que seamos los seres humanos los que nos adecuemos a sus exigencias, nos rijamos por sus normas, aceptemos sus verdades incuestionables e inexorables, y nos sacrifiquemos para que ella sobreviva. Ese ha sido el gran logro del capitalismo global y la doctrina neoliberal reinante, ha reprogramado la cultura humana de tal forma que las personas nos hemos convertidos en esclavos de un sistema económico que nos utiliza a nosotros para su beneficio, en vez de nosotras utilizarlo para el nuestro.

Pensemos un segundo en nuestra situación de país en Puerto Rico al momento presente. Veremos cómo se nos exige a los y las boricuas que hagamos ingentes sacrificios que nos condenan a vivir en precariedad, renunciemos a nuestras aspiraciones mas básicas de una vida decente, nos echemos a un lado dentro de nuestro propio país y se lo cedamos a inversionistas extranjeros, e incluso, nos dejemos gobernar mansamente por un grupo de supuestos “especialistas financieros” por los que nadie ha votado, renunciando a siquiera pretender contar con instituciones democráticas de auto-gobierno; todo “por el bien de la economía”.  Por el bien de la economía debemos renunciar a nuestros derechos laborales, a nuestras pensiones, a tener sistemas educativos o sanitarios decentes, a contar con una Universidad pública, o a controlar las corporaciones de servicios esenciales a la población, como la energía eléctrica. Se nos dice que nada podemos hacer, porque esas son las reglas del sistema económico, como si no las pudiésemos cambiar.

Tanto así, que nuestro bienestar colectivo lo medimos a base del nivel en que se encuentran ciertos índices económicos, en abstracción de si ello se traduce en bienestar y calidad de vida para las personas. Tomemos 3 índices comunes: la tasa de desempleo, el mercado de valores, y el producto interno bruto (PIB).

Por ejemplo, nos dicen y nosotros repetimos, que es bueno en sí mismo que el desempleo baje; sin considerar que ese instrumento de medición desconoce, elimina o ignora a aquellas personas que ya se han cansado de buscar empleo, y se resignan a su situación de mano de obra excedente.  Se nos oculta así que vivimos en un sistema económico que estructuralmente necesita de ese excedente laboral para poder mantener bajo el precio del factor trabajo.

Igual sucede con la bolsa de valores. Nos hacen creer si la bolsa de valores anda al alza, eso es bueno para todes; por lo que los gobiernos deben de estar pendientes a tomar medidas que garanticen esa alza. Lo que no dicen es que para este año 2021, el 10% mas rico de la población norteamericana acapara un 89% de todas las acciones en EU y del otro 90% de la población que posee el restante 11%, la mayoría de esa tenencia se concentra en el próximo 20% mas rico. Por ejemplo, ese 1% mas rico ganó sobre $6.5 trillones con sus inversiones durante la pandemia, mientras que el grueso de la población empobrecía y moría.  (Citando a Robert Frank en un artículo publicado el 18 de octubre 2021 en CNBC). Y la confusión de conceptos es tal que llamamos “grandes intereses” a gente cuyos intereses son muy limitados, pequeños, o mezquinos; pues se limitan solo a hacer dinero.

Con el PIB sucede igual. Este mide toda la actividad económica de un país de forma englobada; por lo que igualmente valora el gasto en servicios funerarios que genera una pandemia, como la venta de pornografía. Voy a citar un texto que me parece que resume ese argumento, a ver si reconocen de quien es:

 Nuestro PIB tiene en cuenta en sus cálculos, la contaminación atmosférica, la publicidad del tabaco y las ambulancias que van a recoger los heridos en nuestras autopistas. Registra los costos de los sistemas de seguridad que instalamos para proteger nuestros hogares y las cárceles en las que encerramos a los que logran irrumpir en ellos. Conlleva la destrucción de nuestros bosques de secuoyas y su sustitución por urbanizaciones caóticas y descontroladas. Incluye la producción de napalm, armas nucleares y vehículos blindados que utiliza nuestra policía antidisturbios para reprimir los estallidos de descontento urbano. Recoge (…) los programas de televisión que ensalzan la violencia con el fin de vender juguetes a los niños. En cambio, el PIB no refleja la salud de nuestros hijos, la calidad de nuestra educación, ni el grado de diversión de nuestros juegos. No mide la belleza de nuestra poesía, ni la solidez de nuestros matrimonios. No se preocupa de evaluar la calidad de nuestros debates políticos, ni la integridad de nuestros representantes. No toma en consideración nuestro valor, sabiduría o cultura. Nada dice de nuestra compasión ni de la dedicación a nuestro país. En una palabra: el PIB lo mide todo excepto lo que hace que valga la pena vivir la vida. (Eso no lo dijo ni Howard Zinn, ni Angela Davis, ni Noam Chomsky, ni Alexandria Ocasio para descartar a los “usual suspects”; fue un discurso pronunciado por Robert Kennedy, el 18 de marzo de 1968, durante la campaña política en la cual meses después fue asesinado.)

 Y si es engañoso lo que se mide, peor son las realidades que se esconden. Y es que vivimos en un mundo en el cual menos del 1% de la población acapara mas riqueza que el restante sobre 99%; y donde durante los últimos años sobre un 80% de toda la riqueza producida anualmente va a para en manos de ese 1%.  Si en esta economía vivimos para trabajar (en vez de trabajar para vivir), es porque en promedio, cerca del 80% del tiempo de vida que dedicamos a crear riqueza, se trata de riqueza que termina en manos de el 1% mas rico del planeta.

En sentido contrario, la ESS busca generar formas de relaciones económicas en las cuales la medida de éxito y eficacia no sea la concentración en pocas manos de la riqueza socialmente producida; sino una distribución justa y equitativa de esta procurando fomentar una plena realización de los seres humanos. Es decir, que la economía propenda a viabilizar calidad de vida para las personas, entendiendo ese concepto como uno integral, que considera a la persona humana en todas sus dimensiones: material, cultural, emocional y espiritual.  Una economía donde el ser humano se relaciones con la naturaleza de forma armónica consiente de que el planeta es su hogar y condición imprescindible para su sobrevivencia, y no una cosa que puede explotar a gusto y gana en búsqueda de aumentar la tasa de ganancias de las empresas. Donde las personas interactúen unas con otras sobre bases de colaboración, en el entendido de que es la búsqueda del bienestar colectivo la que potencia el progreso personal, y no al contrario como se nos pretende hacer creer. Una economía que tienda a una distribución equitativa de sus resultados en el momento en que se dan las transacciones económicas entre las personas, en vez de una que tender a la concentración de las riquezas en pocas manos, para luego tratar de redistribuirla. Una economía democrática que reconozca que todes gozamos de una misma dignidad humana, y por tanto tenemos iguales derechos y merecemos iguales oportunidades. Una economía en la cual se priorice la satisfacción racional de las necesidades humanas integrales y no el consumo irracional, el cual lleva al despilfarro en la utilización de los limitados recursos del planeta y a la continua desatención de las necesidades emocionales, culturales y espirituales de la humanidad. Donde, en vez del lucro personal como objetivo único que se obtiene a costa del bienestar colectivo; se busca el empoderamiento de consumidores y trabajadores y la calidad de vida comunitaria. Una economía que propenda a un balance en la interacción entre los emprendimientos privados de todo tipo (no solo de aquellos orientados al lucro), el mercado como mecanismo de comunicación racional entre productores y consumidores, y el Estado como regulador para evitar excesos y desequilibrios.  En ese sentido, la ESS no parte de la dicotomía entre economía estatizada o de libre mercado, sino que procura una complementación recíproca que propenda a una mayor igualdad, equidad y democracia. Así, allí donde mas intervención del Estado en la economía mayor participación democrática de la ciudadanía debe para controlar el Estado; y allí donde menor intervención del Estado en regular la economía, mayor democracia participativa entonces dentro de las empresas. En fin, una economía cuyo fin último sea viabilizar y garantizar la Reproducción Ampliada de la Vida (RAV), y que se rija por una ética de compromiso con la vida.

¿Y que tiene que ver el cooperativismo con eso?  Pues que igual que existen unos tipos de empresa como lo son las empresas de capital, cuya operación tiende naturalmente a la concentración de riquezas, el consumo irracional, la explotación frenética de los recursos del planeta, el trato desigual que privilegia a los que mas tienen y desfavorece a los que mas necesitan; existen otros tipos de diseños empresariales cuyo resultado propende naturalmente a lo contrario, siendo el modelo de empresa cooperativa uno de ellos. Y es que mas debemos reconocer que mas allá de consideraciones de políticas macroeconómicas, el arreglo o estructura económica de las empresas en el nivel microeconómico va a ser determinante sobre los resultados sociales que produzcan. Una sociedad monopolizada por empresas capitalistas producirá desigualdad, exclusión y privaciones para los mas pobres; mientras que una economía organizada a través de empresas organizadas en función del factor trabajo o el factor comunidad tenderá a crear una sociedad mas equitativa, inclusiva y armoiniosa.

Las empresas cooperativas son parte del sector empresarial de la economía social-solidaria, que abarca el “conjunto de entidades que actúan en el mercado con la finalidad de producir bienes y servicios, asegurar o financiar, donde la distribución del beneficio y la toma de decisiones no están directamente relacionadas con el capital aportado por cada socio, y donde cada socio puede participar por igual en la toma de decisiones”.  En estas los factores de producción predominante son el factor trabajo y el factor comunidad;  por lo  que los demás factores de producción (entiéndase capital, materiales, gerencia y tecnología) operan en función de beneficiar a los trabajadores y la comunidad. Hablamos de empresas cooperativas, pero tan bien OSFL caritativas, Mutuales, entidades con fines de lucro de interés social (BCorps), la economía popular y el auto empleo, para mencionarlas de forma general.

El cooperativismo plantea un tipo de empresarismo en el que el lucro no es el fin de la actividad económica, sino que la satisfacción concreta de necesidades comunes a las personas que son socias. No son empresas de inversionistas, sino de usuarios que consideran al capital como un factor mas de producción, pero no el factor predominante. No es un junte de capitales, sino de personas que acuerdan retribuir el capital de forma limitada. No buscan generar ganancia a costa del despojo de otros, sino tratar a cada cual de forma equitativa. No fomentan la concentración de poder, sino las prácticas democráticas y participativas. Empresas que por su naturaleza fomentan la creación de riqueza localmente enraizada, contraria a los modelos extractivistas de los capitales absentistas. El cooperativismo es una alternativa que ha demostrado su eficiencia empresarial, a la misma vez que se sostiene sobre valores positivos de democracia, equidad y colaboración.

El cooperativismo se aparta, tanto del control autoritario y del acaparamiento de los beneficios del proceso productivo que ejerce el capital en la economía capitalista, como del que ejerce el gobierno en las economías estatizadas. Promueve la distribución democrática y equitativa de ese control empresarial y del reparto de los beneficios a los participantes de la gestión económica, dentro del contexto de estructuras de verdadero libre mercado, orientadas a la comunidad.  También  reconoce la importancia de la acumulación de riqueza para potenciar medios de financiamiento, investigación y previsión de contingencias futuras, necesarios para el desarrollo económico; pero esas acumulación de riqueza social es manejada democráticamente en favor de las comunidades de los socios; no del acaparamiento excluyente y la especulación financiera.

Los beneficios del cooperativismo no se limitan a promover una gestión empresarial más justa y humana, sino que potencialmente tienen la capacidad de revertir el daño causado por el neoliberalismo a nuestro sistema político. Constituye una actividad generadora y reparadora de vínculos comunitarios de apoderamiento y colaboración al fungir de instrumento para la toma de control directo sobre los aspectos fundamentales de nuestra vida en comunidad. Es una escuela de civismo que va insertando los valores y procesos democráticos dentro del ámbito de la gestión económica. Fomenta el voluntariado, el servicio, el desprendimiento, la solidaridad y la ayuda mutua. El cooperativismo ayuda a preservar, fortalecer, profundizar y reactivar la vigencia de los valores democráticos, al plantear su aplicación en todos los espacios vitales de nuestra vida en comunidad, incluyendo la esfera económica y empresarial. El cooperativismo empodera a la ciudadanía, potenciando la emancipación del ser humano a nivel de toda la sociedad.

Posiblemente, no haya existido un mejor momento para que los defensores del cooperativismo lo enarbolemos como una alternativa real para la solución de los múltiples males a los que el colonialismo condena a nuestro país. Su ejemplo de eficiencia económico-social ecológicamente responsable se encuentra ahí para ser estudiado y difundido. Mientras la “avaricia infecciosa” del neoliberalismo (en palabras de Greenspan), ha producido un declive generalizado en los niveles de vida de los sectores mas pobres y trabajadores del planeta; los principales grupos cooperativistas han sabido continuar operando eficientemente.

Ahora bien, el cooperativismo como movimiento puede aspirar a ser respuesta para los problemas de país, o conformarse con solo ser el acetaminofén que se le ofrece a un paciente febril por causa de una infección sistémica. Nuestro cooperativismo puertorriqueño puede y debe aspirar a ser sistémico, y no meramente un sector marginal dentro de una economía capitalista.  Si nos lo proponemos, el cooperativismo tiene el potencial de convertirse en un proyecto social integral alternativo al neoliberalismo prevaleciente, que permita construir un nuevo país con instituciones verdaderamente democráticas, igualitarias, responsivas y de autorrealización, a la vez que económicamente productivas. Para ello debe comenzar por reconocerse a sí mismo como parte de un movimiento mas amplio y abarcador como el de la ESS, que le dote de los fundamentos filosóficos para aspirar a la construcción de una nueva economía y se plantee que un mejor mundo, verdaderamente es posible.

Ponencia brindada en San Juan de Puerto Rico, el 21 de octubre de 2021 en ocasión del Foro : La Economía Social y Solidaria y el Modelo Cooperativo, auspiciado por la Liga de Cooperativas de Puerto Rico y la Red de Colectividades del Movimiento Victoria Ciudadana en ocasión del mes del cooperativismo.


Sobre Rubén Colón Morales
Rubén Colón Morales

Es abogado, graduado de la Escuela de Derecho de la Universidad de Puerto Rico y de maestría de la Universidad de Harvard. Fue oficial jurídico en el Tribunal Supremo en los años 90. Ha impartido


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