Jóvenes de Cantera redescubren la riqueza de su comunidad

Jóvenes de Cantera redescubren la riqueza de su comunidad
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Fotos por José Rafael Pérez Centeno, cortesía de Fundación SM.

Erica Rivera, una adolescente residente en Barrio Obrero, percibe que los océanos y todos los cuerpos de agua del mundo se resumen en el estuario de San Juan y que el islote la Guachinanga, en la Laguna San José, representa el Planeta Tierra.

Esta visión integral del ambiente, que une el microcosmos de lo local y comunitario, con la amplitud del tema medioambiental a escala mundial, no ha llegado espontáneamente a su vida. Es parte de los conceptos que un grupo de 30 niños de la Península de Cantera y de barrios circundantes, han integrado a través de un proyecto educativo y vivencial que combina la concienciación sobre el medioambiente con la fotografía y destrezas de redacción.

“Aprendí que tenemos que cuidar más nuestro mundo, nuestro planeta. La Guachinanga está llena de basura ya que nosotros mismos lo ocasionamos tirando basura sin pensar que va a hacer daño a nuestro Planeta, a nuestra naturaleza. Son cosas que uno piensa y dice: estoy dañando mi planeta y tengo que prevenir y aprender cómo puedo ayudar a mi país y a mi naturaleza”, reflexionó Erica, en una entrevista con PRTQ.0Z1A3875

La ocasión fue la inauguración de una exposición de las mejores fotografías tomadas por cada joven participante. Las fotografías iban acompañadas de una reflexión escrita sobre su proceso de aprendizaje en las expediciones educativas fotográficas. El taller fue ofrecido por el director del Instituto de Ciencias para la Conservación (INCICO), Fernando Silva Caraballo, experto en ambientalismo social, quien fue reclutado por la entidad Apoyo Empresarial para la Península de Cantera, como parte de las actividades de verano que esta organiza para los jóvenes de la comunidad. Para hacer posible esta iniciativa, la Fundación SM, liderada por Abigail Medina, proveeyó  las cámaras digitales, libretas y el recurso de redacción que fue la profesora Wanda Ramos. Todas estas organizaciones sin fines de lucro unieron fuerzas para producir una experiencia, sencilla en apariencia, pero potente y transformadora para esta camada de futuros líderes de sus comunidades.

Además de la concienciación de los jóvenes sobre el valor ambiental de la zona y la necesidad de luchar para proteger su comunidad, el taller ayudó a capacitar al grupo de jóvenes de donde posiblemente surjan los próximos guías e intérpretes de Expediciones Península, el proyecto ecoturístico que promueven y desarrollan Apoyo Empresarial y el INCICO.

Nunca había tenido una experiencia así

0Z1A3632Shaniris Almarante, una chica 13 años, de Cantera, aseguró que: “nunca había tenido una experiencia así”. Coincidió con varios de sus compañeros al plantear que se deben ofrecer talleres similares a los adultos. A Shaniris le sorprendió el hecho de que a través de la Laguna San José se pudiera llegar por agua hasta Loíza.

“Yo antes veía la laguna y era como que no me importaba ni nada y ahora le tengo una importancia y un amor brutal y me gustaría seguir ayudando en la limpieza porque hay mucha basura”, sostuvo la adolescente que ha participado en campañas de limpieza y prevención en su comunidad. 0Z1A3546

Por su parte, el director del INCICO, Fernando Silva, explicó que el taller de fotografía y escritura conlleva una dimensión multidisciplinaria aún más amplia. “En realidad la fotografía es un medio para conseguir el fin verdadero del proyecto, que los jóvenes tengan la oportunidad de identificarse con su comunidad y los espacios que la conforman, incluyendo los espacios construidos habitados y los naturales no habitados y hacerlo dentro de una metodología que supone la exploración, el descubrimiento y el aprendizaje”, precisó Silva, quien tiene una maestría de la Universidad de Yale en Estudios Ambientales y Dimensiones Sociales de los Recursos Naturales.

Más allá de su amplia preparación y experiencia, lo que imparte un valor especial a la gestión de Fernando es la capacidad que tiene para transmitir a los jóvenes su entusiasmo por los recursos naturales, por la historia y el bienestar de comunidades. Esta comunicación de impacto en la conciencia se ilustra en las expresiones que hizo desde el podio en la apertura de la exposición Jesús Manuel Ayala, de 17 años, quien se maravillaba al evocar la experiencia de “ver la naturaleza como la vi, ver los animales, la aves, como las ve Fernando”.

0Z1A3856Durante los días del taller los jóvenes exploraron diversos parajes del entorno como son el litoral de la península y los islotes la Guachinanga y Guachinanguita. ¨Iban descubriendo, capturando las imágenes, e iban aprendiendo sobre lo que capturaban con sus cámaras¨, explicó Fernando. “Luego regresábamos de la expedición y nos sentábamos a elegir las dos imágenes que eran más valiosas para ellos, les ponían títulos y hacían un párrafo sobre el significado de esas dos fotos y luego una reflexión sobre lo que supuso la experiencia en la expedición de ese día”, agregó.

Mariana Nuñez, de 15 años, participante del taller reside en Caimito. Es una de la media docena de chicos de talleristas que no son naturales de Cantera, pero se identifican con el proceso de esta comunidad. Dijo que el taller de redacción la llevó a aprender sobre poesía y a mejorar sus destrezas de redacción y ortografía. La parte de fotografía, explicó, “era también para descubrir nuestro propio entorno y apreciar cosas que te pasan todos los días desapercibidas y te las chocas y te sorprenden y las amas y aprendemos a apreciarlas y a cuidarlas que yo creo que es el punto del proyecto”.

0Z1A3713“Esta foto la tomé al ver el color llamativo que tiene la flor….Para tomar esta otra (un chango en una rama) me tuve que acercar en silencio¨, suelta un chico inquieto y delgado al mostrar sus fotos en la pared sin que nadie tuviera que preguntarle. “Ah, y quiero que lea mi reflexión”, agregó Luis Ayala Olea, de 16 años.

“Pienso que esto fue inolvidable porque al ver la fauna y escuchar su bello canto me cambió la vida. Nunca olvidaré el día que entré a la Guachinanga y vi su impresionante flora”, escribió Luis en un segmento de su reflexión sobre las imágenes.

Ruta histórica de navegación y de defensa militar

El estuario capitalino une por agua a Loíza y Carolina con la bahía de San Juan y constituye una ruta de alto valor histórico para la transportación, el comercio y la defensa de la ciudad. La mayor parte de la transportación de personas y de mercancías entre las zonas de Loíza, Carolina y San Juan se hacía por esta vía en el pasado, explicó Fernando.  Todas las rutas hacía San Juan convergían en la entrada del Caño Martin Peña, por donde se navegaba hasta la bahía de la capital. El islote de la Guachinanga está justo al lado de la entrada al caño. Este era un punto estratégico de tal importancia que cuando se registró la invasión inglesa de 1779, el gobernador ordenó establecer un emplazamiento defensivo en el islote, del cual no se sabe si incluía una batería de cañones. En aquel entonces, el destacamento inglés logró rebasar esa defensa lo que dio pie a que tuviera lugar una célebre batalla. Esta se registró más adelante en la ruta estuarina, en el caño Martin Peña, a la altura del puente del mismo nombre en la Parada 27, donde el legendario Pepe Díaz y una unidad de milicianos combatieron con los atacantes.

Iniciativa económica a partir de la riqueza del entorno

0Z1A3688“Una de las maneras de generar riquezas en este lugar, que es lo que dio paso a la decisión de iniciar un proyecto de ecoturismo, Expediciones Península, es que a partir de la riqueza del entorno; proponer un uso y aprovechamiento del esos recursos para generar y hacer riqueza a base del patrimonio natural y cultural de la comunidad y no dependiendo de la inversión que quiera o no hacer una empresa que viene de afuera”, sostuvo el científico ambiental.

Yarisel Lozano, directora de programas de Apoyo Empresarial, planteó por su parte: “El proyecto de conservación va guiado no solo a que tengan una forma nueva de interactuar con la naturaleza sino que vean que pueden conseguir oportunidades de empleo en su comunidad con proyectos de conservación como es “Expediciones Península”. Ellos conocen también la historia de su comunidad, para que tengan un sentido de pertenencia que para nosotros es lo más importante”.

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Fernando Silva (al centro) en compañía del grupo de apoyo, Yarisel Lozano a su izquierda.

Fernando, que desarrolla proyectos similares en Yabucoa y Vega Baja, dijo que la capacitación de los jóvenes en el conocimiento ambiental, histórico y social de su comunidad también asegura la continuidad de un recurso humano para este tipo de empresas comunitarias, que precisamente se basa en la riqueza del patrimonio natural y cultural.

“Espero que algún día pueda lograrlo y entrar a ese grupo”, dijo Jesús Manuel Ayala, de 17 años, sobre el equipo de guías-intérpretes de Expediciones Península, a la vez que muestra sus fotografías. Una de ellas muestra un pelícano pardo en pleno vuelo. El protagonista de la otra foto es un gatito del barrio, que mira a la cámara un tanto sorprendido. Jesús Manuel descubrió en el juvenil felino el espíritu de su comunidad, de los viejos, los que ya pasaron y tal vez de su generación, una comunidad resistente y deseosa de vivir. “El gato fue el que yo escogí para que representara la historia de Cantera, ha existido aquí por mucho tiempo”, dijo Jesús Manuel.

VEA AQUÍ EXPEDICION PENÍNSULA

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Sobre Eugenio Hopgood Dávila
Eugenio Hopgood Dávila


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