Hijos de Borinquen: "Sueño con un Puerto Rico..."

Hijos de Borinquen: "Sueño con un Puerto Rico..."

Foto | Alejandro Sáez Conde

Conce a Alejandro Sáez Conde, integrante de la campaña Hijos de Borinquen, quien narra los retos diarios de la educación a distancia, así como su compromiso por una sociedad justa y equitativa. “Los viajes astrales” de Alejandro invitan a soñar un Puerto Rico distinto.

A continuación, las vivencias de Alejandro:

 

Son las 9:00am y mi novia me llama histérica porque ya han pasado dos periodos de clases y no me he levantado, ya que mi alarma decidió no sonar. Me levanto corriendo a ver la plataforma de Teams y me percato de que aparentemente no tengo clases, ya que hoy es día A académico, lo que significa que tomaré mis clases de química, literatura y proceso eleccionario a partir del mediodía, hasta las 5:30pm. Me levanto de la cama, me lavo la boca y voy a la nevera. Me percato que el menú está apretau’ pa’ desayunar ya que la compra, valorada en más de $200 (le pregunté a papi), no duró ni cinco días. Le digo a mi papá sobre la situación y él sale a comprar pan. No se demora mucho en regresar de la panadería. Justo detrás de él llega mi abuelo, a quien la pandemia lo ha afectado bastante, lo cual lo ha llevado a unirse más con nosotros y visitarnos todas las mañanas.

Se sienta junto a papi a ver las últimas noticias y les escucho a ambos plantear soluciones para resolver las distintas situaciones que están pasando en el mundo. En eso entra mi abuela y comienzan a discutir ya que mi abuelo dijo, “¡¿Mera, vijte los chavo que mandaron los americanos?! ¡Que buenos son!” a lo que responde mi abuela, “Claro! ¡El dinero que ya le habíamos dado!”. Los dejo en su discusión y parto hacia mi cuarto.

Le tumbo la tablet a mi hermana para poder tomar mis clases y sale corriendo a donde mi papá quejándose de que le cogí la tablet. Mi padre trata de explicarle a ella la situación ya que yo no tengo computadora o tableta para poder conectarme. Ella le contesta, “¡Pero él tiene su teléfono, que use su celular!”, a lo que yo le contesto, “es que no tiene espacio, ni es lo suficientemente eficaz como para poder tomar mis clases”. Ella ignora el resto de las palabras que dije y me pregunta, “?Que es eficaz?”. Yo me rio, y le contesto, “bueno, ¿ves el trabajo que ha hecho el gobierno por años? Pues totalmente lo opuesto”. Me cede la tableta y trato de conectarme.

Mi padre me dice que va a salir un momento a comprar unos materiales para la construcción de la casa. No pasaron cinco minutos desde que se fue, y junto a él le siguió la luz. Pego un grito de frustración que escucharon cuatro calles más abajo. Mi hermana mayor me contesta el grito, “diantre ta’ brutal, tus maestros van a pensar que estás mintiendo”, haciendo referencia a la semana que estuvimos sin luz gracias a que un transformador, como cosa salida de película, soltó una chispa que prendió en fuego el poste de pino. Llegaron los celadores, bomberos y policías a atender la emergencia y se tardaron varios días en restaurarlo. En esos días no pude tomar mis clases ya que, no tenía internet en mis dispositivos y por razones obvias, no había electricidad.

Hoy era mi primer día luego de la odisea, y se me volvió a ir la luz. La impotencia se apodera de mis sentimientos y trato de comunicarme con la profesora, pero ella no contesta debido a que estaba dando la clase. Da la hora donde más o menos se acaba la clase y mágicamente regresa la luz. Recibo una llamada de la profesora, le explico la situación. Por suerte, ella entiende, por lo que me explica lo dado en clase y llego a un acuerdo con ella. Salgo corriendo a conectarme a mi clase de español, pero ando tan cargado y frustrado que me distraigo con lo más mínimo y pierdo el hilo de la clase por completo. Como digo yo, “en mi viaje astral” debido a mi déficit de atención, me acuerdo de que debo estudiar para el examen del College Board.

Todavía no tenemos certeza de cúando nos darán el College en las escuelas públicas. No la tomé en grado 11 pues entre los temblores y la pandemia simplemente no se pudo. Me distraigo, ya les dije sobre el viaje astral, pero me preocupa la incertidumbre y cómo podré tomar ese examen para solicitar a la IUPI. Lo que posteriormente me lleva a preguntarme, “¿Cómo podré aprovechar el máximo tiempo del examen sin distraerme? ¿En serio no puedo tener mi acomodo razonable porque no he podido pagar la prueba que me diagnostica, sabiendo que es evidente, y que en años anteriores ya había sido diagnosticado? ¿En serio hay que gastar $100 en algo tan obvio? $100 dólares que se pueden utilizar para la compra, $100 dólares que pueden ser parte del pago de una tablet o computadora.

Dentro de mi frustración regreso a mi clase luego de aquel largo viaje, y me doy cuenta de que no entiendo nada. Solo escucho oraciones yuxtapuestas, adversativas etc. etc., lo que me lleva por frustración a dejar la tablet a un lado y quitarme los audífonos, rindiéndome por los próximos minutos. En ese momento pensé, “¿Cómo estarán trabajando los niños que pasan por lo mismo que yo?”. Aquellos estudiantes que simplemente no tienen acceso al internet. Aquellos que se les va la luz por una simple llovizna. Es totalmente frustrante saber que los fondos están para arreglar esos problemas y no se hace nada o por lo menos no veo cambio alguno. Termina la clase y yo sigo rendido en la sala, totalmente despistado y perdido. Voy a entrar a mi próxima clase y noto un mensaje de la maestra el cual dice que no podrá asistir por problemas de salud, cosa que me preocupa y pienso en la situación actual. ¿Estará enferma? ¿Necesita algo? No es mucho lo que puedo hacer, solo preocuparme.

Imagínense la gente que vive preocupada porque tiene que decidir entre pagar el internet o un plan médico. ¿Estudiar o vivir? No es mi realidad, pero sí la de muchas personas en mi islita. Muchos se van de aquí por este problema y otras razones más. Me duele verlos emigrar, pero en parte los entiendo.

Suena el teléfono y es Estela quien me dice, “¡Niño la Crónica!”, lo cual me recuerda que tengo que empezar, porque realmente ni he comenzado, pero no tengo computadora. Un poco más tarde en la noche llamo a mi novia y le pido ayuda ya que ella tiene computadora. Me cuenta sobre su día, sobre lo ajorá que estuvo, y la odisea que es estudiar online. Enciende su computadora y comenzamos a tratar de escribir la crónica compitiendo con interrupciones de ambas partes, mis viajes astrales y risas, ya que es nuestro mecanismo de defensa contra esta situación tan deprimente. Decidimos terminar con nuestras tareas. Da la 1:00am, todavía no he dormido, me faltan tareas por completar, y mañana me levanto a las 8:00am porque tengo clases. Entro a otro viaje astral, pero este me lleva a dormir y sueño.

Sueño con un Puerto Rico mejor. Sueño en un país con la mejor educación, con el mejor sistema de salud, con que todos los niños y jóvenes como yo podamos tener vidas dignas, que nuestros papás y mamás tengan buenos trabajos, que podamos aspirar a tener retiros dignos. Sueño con un país donde la corrupción y la pobreza solo sean un término en el diccionario, al igual que la criminalidad. Un país donde hay más gente adentro, que afuera, dónde reine la tolerancia y la inclusividad. Un país donde amor es amor, donde no hay ni una más, ni una menos. Sueño con un Puerto Rico donde no haya colores, y que reine la conciencia.  Por eso, porque quiero seguir soñando, me he unido a Hijos de Borinquen. Porque reconozco que me toca ser parte de construir el paso hacia nuestros sueños. Es parte de mi compromiso con todos los jóvenes y familias de mi país.

 

*Nota – Esta es la cuarta crónica publicada como parte de una alianza entre Puerto Rico Te Quiero y la campaña Hijos de Borinquen. Durante los próximos cuatro miércoles publicaremos las vivencias de los portavoces de esta iniciativa. 


Sobre Alejandro Sáez Conde
Alejandro Sáez Conde


Únete a nuestra comunidad y apoya a PRTQ

Para continuar haciendo nuestra labor de forma económicamente sustentable, contamos con las contribuciones de nuestra membresía.

Por tan solo $5 al mes, nuestra membresía recibe un email mensual con un resumen de todos los artículos que publicamos ese mes, y tiene la habilidad de dejar comentarios en los artículos en nuestra página web y participar así de la conversación que generen nuestros y nuestras autores y autoras.