¿Hacia dónde nos lleva el viento?  Puerto Rico post 2021  

¿Hacia dónde nos lleva el viento?  Puerto Rico post 2021   

El siglo cumplió 21 años, edad de responsabilidades adultas, pero Borinquen sigue en su adolescencia: bueno para el julepe, el jolgorio y la juerga, pero terrible para gobernarse.   Mientras, el mundo sigue andando; en lo que va del siglo la corriente de la historia cambió hacia un curso diferente y ahora nos moja distinto.

El sorpresivamente acelarado cambio climático, la pandemia del siglo, el resquebrajamiento de los bloques de países en Europa y latinoamérica, el surgimiento global de China, el reafloramiento de supremacistas blancos en Estados Unidos, el colapso cívico-social-económico en mesoamérica, el tsunami mundial de refugiados, el colapso en Afganistán… Mientras tanto Puerto Rico vive acaloradas discusiones de bar y espera secretamente que el Congreso le resuelva cómo vestirse.

Es anticipable que otra vez el destino nos empuje por caminos nuevos sin consultarnos.  Urge un golpe de timón antes de que nos lleve la corriente.  Pero esperar que sea el Gobierno de Puerto Rico o el de EEUU quien dé esa definición es como chuparse el dedo: tranquiliza pero aturde. O nos definimos nosotros o la serendipia nos define. Pero, ¿cómo salir del ilusionario triunvirato de colores que no han llevado a nada? Urge una conversación entre boricuas, juntos los 8-plus millones d’acá y d’allá, para atender cosas básicas que sentimos como obvias pero que miradas de cerca no lo son: quiénes somos, qué poseemos, qué ofrecemos, qué queremos en el fondo; y con eso decidir hacia dónde queremos apuntar en un mundo que cambia a toda velocidad.

Propongo iniciar la conversación con una serie de temas como abrebocas y que de ahí fluya donde sea.  Vale aclarar que no traigo respuestas; como todo el mundo, tengo opiniones pero trataré de quedármelas.  La meta es precisar las preguntas.

Primero el contexto, con o sin nosotros.  Para encontrar un año comparable al 2020-21 tendríamos que remontarnos a la Pandemia de influenza española de hace poco más de un siglo, que cubrió al mundo como la del covid actual y terminó cambiándolo. Millones de muertos sembraron el pánico en todas partes; se alteró y a veces se detuvo el comercio internacional, la relaciones diplomáticas se complicaron y la desactivación económica desencadenó severas consecuencias políticas.  Décadas después cuando se estabilizó la situación el mundo era otro en lo económico, político, social y cultural.  El mapa del planeta era distinto.  Habían ocurrido dos grandes revoluciones, en Rusia y China, y dos guerras mundiales.  Habían desaparecido viejos imperios—británico, turco, austriaco, japonés. Otros dos,el alemán y el soviético, nacieron y murieron el mismo siglo.  Uno (el que nos tocó a nosotros), surgió y dominó el siglo; y en una guerra fría con el soviético amenazaron con exterminio nuclear mientras promovían guerras y revoluciones por proxy. No podemos adjudicar la hecatombe a la pandemia de entonces, pero surgió en un momento clave cuando, como ahora, se amontonaban varios  detonantes.

Está pasando otra vez. A nivel mundial, ya ocurren:

  • Cambio climático; ya imparable. El aumento del nivel marino amenazará más áreas costeras, tendremos más huracanes, incendios, inundaciones, sequía, colapso agrícola, hambrunas. Urge prepararse para el impacto económico y social que traerán.
  • Retroceso en la globalización; ante el desastre ambiental, la merma en las relaciones de confianza entre países y bloques está ya redefiniendo el tejido de las vinculaciones futuras; la integración vertical mundial de insumos industriales está ya siendo afectada, la aglutinación en bloques de países se debilita y aumenta la tendencia a disgregarse. Los que puedan buscarán seguridad en su vecindario, su comfort zone.  Puerto Rico no conoce bien su barrio natural.  Su conexión inmediata es una lejana y con la cual no siempre se entiende. Sin entretejido local y sin enchufe al norte se expone a la deriva.
  • Rápido aumento en la digitalización; por adaptación a la desglobalización política continuará una fuerte presión hacia la universalización de las comunicaciones y la demada por libre acceso a toda información. A la misma vez, ya se percibe una reacción contraria por los que quieren proteger la suya.  Borinquen (y el Caribe por añadidura)—no tocan pito ni flauta en una u otra.  En consecuencia enfrentaríamos pasivos dos paradojas:
    1. un mundo cada vez más localizado pero donde las fronteras nacionales e internacionales se hacen tecnológicamente más permeables, alimentando el proteccionismo paranoide; y
    2. grandes movimientos de desplazados económicos y políticos enfrentándose a poblaciones locales cada vez más xenofóbicas .

Factores más localizados, que tampoco controlamos pero que nos salpicarán directamente:

  • La creciente rivalidad entre China y Estados Unidos como potencias dominantes, con China ascendente afianzando su presencia económica y estratégica en el Caribe, el cual EEUU considera  dentro de su zona de influencia; y, para nosotros la más trascendental,
  • La creciente lucha interna en EEUU entre dos modelos del país.  La gobernanza federal está llegando a nivel de parálisis y en casos como Texas, Luisiana, Florida o Arizona a nivel de estados. La erosión en la efectividad de sus instituciones públicas y privadas ya manifiesta pérdida de confianza ciudadana en la gobernabilidad del ejecutivo, el legislativo está efectivamente trancado por rivalidad partidaria, y el judicial aunque conserva buena parte de su confianza ante el  pueblo, está siendo cuestionado a niveles no vistos desde la guerra civil.  Puerto Rico no tiene rol alguno en ese debate, pero podrá ser usado por uno u otro lado como señuelo político para alcahuetear a poblaciones hispanas quienes no  conocen y aún menos entienden la relación boricua con Estados Unidos.

Propongo tratar este tema en la primera discusión en la próxima columna, siguiendo palabras de MLK, por “la imperdonable urgencia del ahora”.  Esta vaina se viene encima.  Queda abierta la convocatoria para el próximo número. Mientras tanto invito comentarios.


Sobre Ramón E. Daubón
Ramón E. Daubón


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