En el país se respira crisis. Hostilidad en las calles. Pesimismo en las oficinas. Desesperanza en los semblantes. Pesadez en las espaldas. Aspavientos al ver la cuenta en el restaurante. En fin, que la preocupación es generalizada. A muchos se le dificulta encontrar aquellos espacios o entornos que les levanten el espíritu y que no sean los centros comerciales. El arte es para un país en turbulencia un vehículo terapéutico de expresión.

Para abundar sobre este tema PRTQ conversó con Rosario Romero, profesora de la Escuela de Artes Plásticas y directora de la Oficina de Actividades Culturales en la Facultad de Derecho de la Universidad Interamericana.

PRTQ – ¿Como el arte puede dar alivio al pueblo en momento de crisis?

RR –  El arte es imprescindible para poder vivir, en todo momento, en todas las circunstancias y etapas de la historia tanto individual como colectiva de los seres humanos. Especialmente se hace necesario en tiempos de crisis ya que, parafraseando a Pessoa, “el arte existe porque la vida no basta”. Sería insoportable la vida sin arte: imposible imaginar un mundo sin música, sin libros, sin pintura, sin teatro, sin cine, sin danza. No es mero entretenimiento o distracción, es nuestro ADN humano, que se llama CULTURA. El arte no explica la realidad, el arte construye la realidad, por lo tanto, el conocimiento del mundo está íntimamente vinculado a nuestra experiencia estética. Si nos sintiéramos privados de esta experiencia, sencillamente, nuestro mundo desaparecería y no habría consuelo para tanto vacío.

PRTQ – ¿Cuán importante son los museos y las colecciones de arte que tenemos en Puerto Rico para prestar un servicio de recreación y aprendizaje distinto al que vemos empapado de consumismo desenfrenado?

RR – Las instituciones culturales son necesarias en una sociedad que aspira a la justicia y a la igualdad. Es responsabilidad de Estado apoyar las instituciones culturales y facilitar la producción de bienes culturales. Los Museos son espacios que contienen la memoria de la producción artística su responsabilidad es cuidarla y proyectarla, puesto que se trata de un patrimonio de todos.  La diferencia entre un consumidor y un ciudadano es obvia, la experiencia cultural, sea la que sea, si es de calidad, no solamente es transformadora desde un punto de vista estético, sino también ético. La cultura tiene la capacidad de crear normatividad, formas de comportamiento respetuoso y democrático, crea espacios habitables y seguros, donde la convivencia es posible. Rescatar un espacio para la cultura es asegurar la paz y la alegría para la gente.

PRTQ – ¿Cómo podemos fomentar la apreciación del arte y sus beneficios?

RR – No existe otra fórmula que no sea la educación, tanto a nivel primario, como superior. La cultura y la educación son un binomio inseparable en cualquier sociedad que aspire a la felicidad y a la convivencia en paz. El Estado debe asumir su responsabilidad apoyando la educación del arte en las escuelas, no confundiendo el arte con talleres de trabajos manuales, sino creando las condiciones necesarias que fomenten en los niños y jóvenes la experiencia transformadora del arte.

El estado debe asegurar la formación de maestros y maestras en arte

Según la profesora Romero, la Escuela de Artes Plásticas de Puerto Rico ha sido, hasta el 2009, un espacio imprescindible para este objetivo. “Después de la aplicación de la Ley 7 y de la complicidad de las administraciones con una mirada neoliberal de la sociedad, la EAP pasa por una crisis que afecta a la enseñanza y a la producción de las artes en el país de forma negativa”, sostuvo.

La experta agregó que el Estado debe asegurar los espacios culturales, tanto públicos como privados y que estos  tengan fondos suficientes para crear programas de apreciación ofrecidos por profesionales comprometidos con la educación y entusiastas con su trabajo.

“Se debe crear un ambiente de alianzas y colaboración, se deben facilitar los vínculos entre las instituciones públicas y las iniciativas privadas. Se deben aliviar las cargas impositivas a las iniciativas de producción cultural. En definitiva, se debe crear una base legal  y económica propicia para los artistas y productores”, concluyó.

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