Decir en voz alta lo que no se debe callar
Los Estados Unidos y el Reino Unido han pasado de la complicidad con la campaña genocida de Israel a la culpabilidad absoluta.
Lxs palestinxs saben desde hace casi un siglo lo que el Estado israelí quiere hacer con ellxs: negarles sus derechos, expulsarles de sus tierras y tratarles como un problema de seguridad, no como un pueblo. El Estado israelí ha contado con el pleno respaldo de las élites occidentales, que ayudaron a construir dos mitos: que la resistencia palestina es "terrorismo" y que la ocupación israelí es "democracia".
Lxs líderes y lideresas israelíes ayudaron a sus patrocinadores occidentales envolviendo sus crímenes en un lenguaje formal que evitaba decir en voz alta lo que se debe callar. Si se observaba lo que Israel estaba haciendo, se podía ver que la anexión era el objetivo y el apartheid y la limpieza étnica el método. Pero prevalecieron las negaciones retóricas. Israel insistía en que no estaba haciendo lo que a todas luces estaba haciendo. Y en Occidente, los susurros del colonizador suenan más fuerte que los gritos angustiados de lxs colonizadxs.
La actual campaña genocida contra lxs palestinxs de Gaza ha despojado a las élites occidentales de la excusa de que Israel no dice en voz alta lo que se debe callar. Lxs más altxs funcionarixs de Israel —el Presidente, el Primer Ministro, el Ministro de Defensa, el Ministro de Finanzas, el Ministro de Seguridad Nacional, etc.— han estado hablando con una intención genocida clara, abierta y desvergonzada. Los susurros del colonizador se han convertido en gritos.
La jueza Joan Donoghue, al leer el fallo provisional de la Corte Internacional de Justicia en su calidad de presidenta de la Corte, citó algunas de estas palabras genocidas. Seguramente su voz, procedente de la boca de una antigua funcionaria del Departamento de Estado de los Estados Unidos, sería escuchada tanto por el puñado de Estados occidentales que respaldan a Israel como por el propio Israel. ¿Seguramente alterarían sus acciones para enmascarar su culpabilidad y complicidad?
Pero no. Más bien, todo lo contrario.
El domingo, sólo dos días después de la sentencia de la CIJ, 12 ministrxs del gobierno israelí participaron en una conferencia para el asentamiento de Gaza. O, en otras palabras, una conferencia explícitamente dirigida a la limpieza étnica de lxs palestinxs de Gaza. Lxs delegadxs debatieron la posibilidad de obligar a lxs palestinxs a abandonar permanentemente la franja y sustituirlos por colonxs israelíes. Lxs ministros del gobierno pronunciaron discursos y bailaron con sus compañerxs fascistas asistentes. Lo que deben callar, lo dicen en voz alta.
Justo un día después del fallo de la CIJ, en el que el mundo se enteró del terrible desastre humanitario de Gaza, con prácticamente toda la población desplazada y dependiente de la ayuda para evitar el hambre y la muerte, los Estados Unidos, Alemania y el Reino Unido retiraron la financiación a la UNRWA, la agencia de la ONU que proporciona esa ayuda a lxs palestinxs.
Israel y los Estados Unidos aplicaron una estrategia de comunicación clásica —y eficaz— consistente en cambiar de tema cuando las noticias de actualidad son malas para uno. El más alto tribunal del mundo afirmando la condición de pueblo palestino y la plausibilidad de que Israel cometiera un genocidio contra él no era el ciclo de noticias en el que los Estados Unidos e Israel querían verse atrapados.
Y así, los Estados Unidos hicieron suya la vieja patraña de Israel contra la UNRWA, expresada por su embajador ante la ONU durante este conflicto, de que la agencia de la ONU es en realidad una fachada de Hamás. Esta absurda posición es la línea que Israel mantiene desde hace tiempo: todo lo que no le gusta y todo lo que bombardea es "Khamas".
Pero los Estados Unidos, el Reino Unido, Alemania y otros países que han participado en la estrategia de atacar la UNRWA para "hacer avanzar la historia", no se limitan a apoyar a Israel. Están participando activamente en el castigo colectivo de la población de Gaza. Los Estados Unidos y el Reino Unido han pasado de la complicidad con la campaña genocida de Israel a la culpabilidad absoluta.
Puede que la CIJ haya hablado en nombre del mundo cuando afirmó la verosimilitud del genocidio de Israel contra los palestinos. Pero enfrentarse al poder por sí solo no puede desmantelar la maquinaria de guerra israelí ni la política imperial de los Estados Unidos en Asia Occidental. No hay atajos para la descolonización.
Incluso, el hecho de que la audiencia de la CIJ siquiera tuviera lugar es una prueba de que el equilibrio material de fuerzas está cambiando. Están surgiendo nuevas vías para que lxs oprimidxs se enfrenten a sus opresores e inviertan las narrativas del "terrorismo" y la "democracia": Al intentar afirmar su igualdad sustantiva frente a quienes pretenden borrarles, la resistencia persigue un ideal claramente democrático frente al terror implacable del colonizador.
Por eso millones de personas de todo el mundo trabajan en solidaridad activa con el pueblo palestino: para enfrentarse al poder con el poder. Juntxs, estamos entorpeciendo la máquina de guerra genocida de Israel, bloqueando los bancos que financian el genocidio, organizándonos contra las empresas tecnológicas que facilitan el genocidio, interrumpiendo las rutas comerciales que alimentan el genocidio, marchando por millones contra el genocidio y uniendo a la gran mayoría de las naciones de la tierra para afirmar su oposición al genocidio y al imperialismo.
Adelante, adelante hasta la victoria.
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