La Junta Editorial de Puerto Rico Te Quiero (PRTQ) saluda el centenario del natalicio de don Ricardo Enrique Alegría Gallardo, reconociendo sus contribuciones al patrimonio cultural e histórico del país y hace un llamado a continuar actualizando las concepciones que definen la puertorriqueñidad. Don Ricardo Alegría es reconocido como uno de los principales intelectuales puertorriqueños del siglo XX. Tras finalizar sus estudios doctorales en Estados Unidos, don Ricardo regresó a Puerto Rico para embarcarse en la construcción de muchas de las instituciones que son ejes de la preservación cultural e histórica del país. Durante su larga trayectoria, don Ricardo fundó el Instituto de Cultura Puertorriqueña, el Museo de Antropología de la Universidad de Puerto Rico, el Archivo General, la Galería Nacional, el Museo de las Américas y el Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe. A su vez, luchó por la preservación de los cascos históricos de los pueblos del país, con especial énfasis en las zonas urbanas de San Juan, Ponce y San Germán.

 Por otro lado, dirigió diversas excavaciones arqueológicas alrededor de la isla, incluyendo la del Parque Ceremonial de Cagüana en Utuado, y abogó por el derecho del pueblo puertorriqueño a la protección de dicho patrimonio. A su vez, fue de las primeras personas a nivel gubernamental en valorizar la herencia afroboricua y proteger los ritmos de la bomba y la plena. Si bien reconocemos los aportes de este prestigioso arqueólogo, también debemos reconocer la apreciación problemática de su concepción de identidad puertorriqueña y su apoyo al mito de las tres razas en igualdad de condiciones.

Entendemos que, si bien las tres razas están presentes en nuestra historia, la creación de quienes somos no surge de una relación armoniosa entre estas, sino de la opresión por una de ella hacia las otras dos. Lejos de sostener la mezcla armoniosa de las tres razas, invitamos a que nuestra concepción cultural reconozca que nuestra identidad surge de la opresión por parte de una de las razas, la blanca española, hacia las otras dos. Es desde ahí que también podemos reconocer los males estructurales y el racismo que permea en nuestras comunidades y nuestra sociedad. Por tal razón, a cien años de su natalicio, nuestra invitación es valorar los aportes de don Ricardo en su justa perspectiva, reconocer los cimientos construidos y avanzar críticamente hacia concepciones más justas de lo que somos como país.

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