—Su atención, por favor —Dorota, una de las líderes más destacadas de la comunidad, habla desde la pequeña tarima.  

Al escuchar su voz, las conversaciones amainan y todo el mundo comienza a ocupar su lugar en las mesas dispuestas por el jardín. Ella espera. Ahora sólo se escuchan las ramas de los guayacanes amarillos mecidas por la brisa.

Cuando ve que la inmensa mayoría de la concurrencia está acomodada, retoma la palabra:

—Gracias por estar presentes esta tarde. Tenemos un día hermoso, despejado y fresco, a pesar de las lluvias recientes. Por poco cancelamos nuestra actividad, pero aquí estamos, qué bendición. Como es costumbre, nuestro querido Tomasso dirá unas palabras y el brindis para comenzar el banquete. Démosle una calurosa bienvenida por liderar nuestra comunidad con tesón, amor y compromiso.

Aplauso fuerte. Tomasso se acerca al micrófono, abraza a Dorota y, sonriente, aguarda silencio. Una vez logrado, se dirige a la concurrencia: 

—Buenas tardes, tengan todos y todas. Hoy festejamos un año más de nuestra comunidad. Qué rápido pasa el tiempo, ¿verdad? Estamos aquí para disfrutar, saborear un rico manjar, deleitarnos con nuestro vino, bailar todo lo que queramos y compartir. Estamos aquí para pasarla bien, pero igual para honrar lo logrado y la memoria de quienes estuvieron antes. Y eso es muy importante porque es el verdadero motivo de nuestra celebración: honrar, sobre todo, a los tres fundadores de esta comunidad que, ante la adversidad más dura, la defendieron para que estemos hoy aquí. Como siempre recalco: estamos obligados moralmente a mantener viva esa memoria para nunca olvidar quiénes estuvieron antes, qué hicieron y cuál fue el costo real para que estemos disfrutando bajo estos árboles cultivados amorosamente. Toca honrar, con orgullo y convicción, a quienes levantaron esta preciosa comunidad y arriesgaron su vida ante los peligros acechantes. Aquel lobo que quería devorar nuestros antepasados y destruir nuestros cimientos no es un cuento de camino como algunos piensan, sino la verdad histórica sobre la que se fundó nuestra comunidad y, bajo ningún concepto, podemos olvidarla. Que el sacrificio, la valentía y la alegría sean nuestro norte y el de las nuevas generaciones de cerdos y cerdas que crecen en este espacio. Sembremos la semilla del orgullo, del sentido de pertenencia, del valor, de la autoestima colectiva para que nada de esto quede en el olvido y vivamos convencidos de que el sacrificio es la ofrenda máxima que damos a nuestra comunidad.

Ocurren gritos de júbilo y un nuevo aplauso. Tomasso aprovecha para pasear la mirada de lado a lado. La alegría se siente, es poderosa.

Continúa: 

—Antes de brindar, agradezco a quienes componen el Comité de Defensa de la Comunidad y que, incluso hoy, atienden sus labores para que disfrutemos tranquilamente. Son nuestra primera línea de defensa y nos enorgullece tenerla. Agradecemos igual a quienes trabajaron en la logística del evento y a los hermanos Egon y Rafaisla por la comida sabrosa que disfrutaremos pronto. Ahora, copas en alto, brindemos por este año espectacular y por muchos más que vengan en seguridad, bienestar y alegría. ¡Salud! 

Choque de copas, abrazos, besos, risas, música. La fiesta comienza. De repente, se dispara el entusiasmo al llegar los encargados de la comida. Sobre sus hombros, los lobos asados a la vara, enormes, apetitosos, crujientes por fuera y jugosísimos por dentro. Menú especial en la celebración que les hermana desde sus inicios comunitarios.

Sobre Josué Montijo

Josué Montijo (1975, Ponce) es escritor e historiador. Después vino la zozobra (Ediciones Laberinto, 2024) es su libro más reciente.