Poco antes de las 7:30 am del jueves 12 de septiembre, escuchaba el disco de Kim Gordon, titulado The Collective. Estaba en el carro, atrapado en el tapón de Caguas a San Juan. De pronto, la música se interrumpió y la radio comenzó a emitir noticias. Maldije, no soy de los que se contaminan la existencia con dicho material y menos en el puñetero tráfico. La voz de Julio Rivera Saniel en Radio Isla sustituyó a la de la ex Sonic Youth y no para bien.

Sin poder arreglar el desvarío, pensé en apagarlo, solucionarme la molestia apretando un botón. No lo hice, un algo allí me animó a dejarlo y prestar atención.

Fue cuando escuché sobre una empleada de la Comisión Estatal de Elecciones (CEE) que, sin encomendarse a nadie, sacó información confidencial de una electora para traficarla por un chat de wasap. La electora en cuestión es la abogada y comentarista política Mayra López Mulero que, no sabemos cómo, se enteró de semejante truculencia. Sin dejarlo para luego, la perjudicada levantó su denuncia y, a tenor con lo publicado, se pasará por la piedra en todos los foros posibles a quien tenga responsabilidad por el acto. Quien tenga responsabilidad por la ilegalidad, recalcó ella en entrevista radial, colando el detalle de que el asunto tiene trasunto. Y, al parecer, bastante feo.

A la clara, a mí esa vaina que hizo la doña de la CEE no me sorprende. Si algo está desprestigiado en este país es la CEE, a cargo del clan traquetero de siempre. Es que hay una gente ahí dentro que está puesta para ganar las elecciones como sea, disparándose las maromas más épicas, corruptas y cabronas que puedan. Andan sofocados porque, a todas luces, algo se les proyecta descuadrado en el devenir electoral del 2024.

La empleada, que según se ventiló públicamente fue fusilada de su trabajo, puso sobre el tapete lo que es un rumor persistente por las cuatro esquinas del país: el traqueteo es ley. ¿Actuó sola? ¿Se disparó la maroma por lucirse? ¡Ja! Que lo diga la grey incauta.

Vamos, no hay que ser una luminaria para asumir que, si se hizo con la reconocida abogada, lo vienen haciendo hace rato para cabronear con otros electores y electoras. Cabronear significa muchas cosas, lo sabemos de sobra. Minutos más tarde, y en la misma emisora, la presidenta de la CEE habló del escándalo. Sonaba como quien da pujos. Dio vueltas al tema, como es usual cuando los cogen en pifia, y, para zafarse, dijo que la gente puede confiar en el proceso, que esos son casitos aislados. Okei, okei, okei… eso no se lo cree ni ella misma.

Kim Gordon volvió a sonar en mi radio. Me alegré, claro. Un rayo de esperanza. Ya bastaba de escuchar sobre los trucos baratos de los de siempre. 

Sobre Josué Montijo

Josué Montijo (1975, Ponce) es escritor e historiador. Después vino la zozobra (Ediciones Laberinto, 2024) es su libro más reciente.