La Fundación Ana Dalila Burgos Ortiz comenzó la ejecución de su plan de trabajo para el 2021 el cual busca ampliar servicios para la comunidad de Bauta Arriba en Orocovis.

La Fundación Ana Dalila Burgos Ortiz, con el apoyo de Vamos PR, marcó el comienzo su plan de trabajo para el 2021 con la celebración de su promesa de Reyes, durante la que repartieron juguetes a sobre cien niños y niñas de la comunidad.Esta actividad sirvió como embocadura para comenzar a trabajar otras iniciativas vinculadas a la agricultura y a poblaciones con diversidad funcional dentro de su localidad.

“Llevamos a cabo esta actividad porque es una tradición puertorriqueña que nos enseñaron nuestros padres y queremos que los niños ahora la sigan viviendo”, enfatizó Ana Torres, integrante de la Fundación Ana Dalila Burgos y parte del grupo organizador del evento.

La actividad surgió como parte de los esfuerzos de la Fundación Ana Dalila Burgos para fortalecer los lazos comunitarios y con el objetivo de llevar amor, alegría y esperanza a la niñez de Bauta Arriba. Los juguetes que se distribuyeron fueron de un alto valor educativo y deportivo.

“Los Reyes Magos son la ilusión y la esperanza de algo que no vemos pero que estamos seguros sucederá. Así podemos asegurar que la vida sigue, que las actividades nos ayudan a continuar y que día a día lograremos la meta para poder tener la escuela que estamos cuidando con amor”, señaló Idalia Burgos Ortiz, líder comunitaria coordinadora de la Fundación.

Habiendo finalizado con la coordinación de la actividad, las líderes comunitarias continuaron con la preparación de la Casa del Agricultor. La Casa del Agricultor es una iniciativa para que agricultores solidarios de todas las partes de la isla visiten Bauta Arriba para apoyar su proyecto agroecológico comunitario. Este ubica en los terrenos de la escuela Ana Dalila Burgos, la cual cesó operaciones durante 2017, como parte de la clausura de planteles realizada durante las administraciones de Alejandro García Padilla y Ricardo Rosselló Nevares. Desde entonces la comunidad trabaja para lograr un contrato que les facilite la administración formal del espacio.

Además de la Casa del Agricultor, los huertos comunitarios y el trabajo recreativo, la Fundación ha levantado un censo que ha identificado una gran población sorda. Para atender sus necesidades, la comunidad planifica educarse en el lenguaje de señas, con el fin de poder brindar servicios a esta población.

“El trabajo de la comunidad se siente. Los residentes reconocen la labor de las compañeras  y VAMOS está apoyando su trabajo”, señaló Francisco Santiago, coordinador comunitario de la Red Comunitaria de Respuesta.

El apoyo de VAMOS se ha logrado gracias al trabajo desarrollado en la constitución de la Red Comunitaria de Respuesta, junte que nació de las necesidades mostradas por las comunidades del sur posterior a los terremotos del pasado enero y que impactaron negativamente la zona. Al momento, la Red Comunitaria de Respuesta cuenta con 11 comunidades organizadas y ha logrado la distribución de sobre 30,000 cajas de alimentos, la repartición de miles de equipos de protección personal (alcohol, mascarillas y sanitizador) para la prevención del Covid-19 y  ferias de salud con pruebas de detección de coronavirus.

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