Aumentos: Impacto desigual a las microempresas

Aumentos: Impacto desigual a las microempresas
Son las micro y pequeñas empresas quienes reciben el golpe más severo.

El teólogo francés Jacques Bossuet decía; “Dios se ríe de los seres humanos que se quejan de las consecuencias mientras apoyan lo que las causa”. Una interesante contradicción humana que habita entre nosotros/as y la cual debemos de ir superando para no seguir sosteniendo sistemas que atentan contra el bien común.

Los aumentos del costo de vida, así como de los costos operacionales de cualquier proyecto económico, son “consecuencia natural” de la lógica de quienes los impulsan. Y siempre dicen que es igual para todo el mundo. Como se dice en la calle de manera sarcástica, “si Pepe”.

Iniciamos el segundo semestre del año con aumentos en la tarifa de energía eléctrica, agua y del salario mínimo. Este último necesario para quienes son asalariados/as. Para los proyectos de autogestión económica todo esto tendrá un impacto mayor que otros sectores los cuales son los menos afectados.

Son las micro y pequeñas empresas quienes reciben el golpe más severo. Ahora bien, antes de profundizar en el tema entendamos que el modelo antropológico del capitalismo salvaje que nos dirige y gobierna entiende al ser humano como un “homo œconomicus” (hombre económico). Existimos, según esa lógica, para consumir y para sostener la economía. Actuamos de manera egoísta y solamente para el beneficio propio. La empresa existe para aumentar hasta el “infinito y más…” su rentabilidad. La forma de lograrlo no importa. Importa el “éxito” económico y quien lo logra, es el empresario/a modelo. Esa es parte de la lógica de ese modelo salvaje. El mismo que ha causado el calentamiento global y la crisis ecológica de orden planetario y la cual atenta contra todas las formas de vida. A esto ahora le llaman “libertad económica”. Y quienes la hacen se llaman “libertarios”. Mal usado el concepto de libertad.

¿Qué impacto tendrá en las microempresas?

En el 2022, el economista José Caraballo Cueto advertía que la inflación, que rondaba en ese entonces en 8%, impactaría con mayor fuerza a los/as más pobres sobre todo en lo relacionado a los precios de los alimentos y la energía eléctrica. Hoy, dos años más tarde, esa “profecía se cumplió” sobre todo cuando observamos que algunos renglones en los que el precio aumentó, luego no se redujo como sucedió con la inflación. Incluso, el aumento anterior de $9.50, aquella inflación lo absorbió. Por tanto, el beneficio del aumento fue nulo. Los nuevos aumentos tendrán un efecto domino que podemos asegurar que su impacto no es, ni será igual para todos y todas.

Según el economista José Caraballo Cueto, somos la jurisdicción 19 de 289 en EEUU con el costo de vida más alto, el IVU más alto de todas las jurisdicciones de EEUU, entre los cinco países más desiguales del mundo y el cuarto (4) lugar con el costo más alto de luz de todo los Estados Unidos. Esta realidad impacta la economía y sobre todos los sectores más empobrecidos.

En un estudio presentado por el Centro Unido de Detallistas sobre el impacto de nuevos aumentos energéticos si se aprueba el Plan de Ajuste de la AEE (PDA-AEE), señala que el impacto mayor del mismo será a las microempresas. Antes del último anuncio de aumento a la factura eléctrica, el estudio indica que el impacto seria de un 53% de aumento.

Ciertamente hay microempresas con serias deficiencias estructurales y administrativas. De igual modo, tenemos una limitación en proyectos que apoyen a las microempresas. Muchos de estos que se llaman “incubadoras” de negocios, solamente son de capacitación empresarial. El acompañamiento, que debe ser la propuesta de valor de una incubadora, es muy limitado. Y en su mayoría esa propuesta de valor se hace en oficinas. Poca calle para ofrecer acompañamiento técnico, inteligencia de negocios, de mediadores/as y promotores de políticas públicas en favor de quienes son su razón de ser.

¿Opciones?

Reconocemos que se ha logrado mayor conciencia de la necesidad de crear proyectos que generen riqueza local y comunitaria. Acompañado del empresarismo como una de las formas de generar esa riqueza. Junto a este avance y paralelo al mismo se tenía que revisar el andamiaje económico y empresarial para acompañar ese despertar de la conciencia empresarial. Cosa que no sucedió. O para ser menos pesimista, fue muy limitado.

Quienes trabajamos en la incubación de microempresas nos topamos, todos los días, con escollos que atentan contra las personas que pueden y quieren autogestionarse. Ausentes las políticas públicas que respondan a la realidad de la mayoría de los negocios los cuales son microempresas. Por ejemplo: ¿Por qué una iniciativa que puede operar con un permiso único domiciliario (ejemplo, una oficina desde su hogar) tiene que pagar y esperar a que del Departamento de Salud o Bomberos vayan a su inspeccionar su casa? Y en algunos casos ese proceso tarda más de lo razonable.

Igual pasa con los incentivos. En el pasado las incubadoras comunitarias regalaron al gobierno un caudal de conocimientos para que este creara un incentivo para las incubadoras que son de verdad iniciativas comunitarias. Y de igual forma, para microempresas comunitarias. Se asignaron muy pocos recursos, pero se logró contar con este tipo de incentivo. Estos dejaron de estar disponibles y llevamos más de 10 años sin incentivos para este sector que es el que facilita el desarrollo económico en los sectores más desventajados. Frente a esta nueva ola de aumentos que tienen un impacto mayor de las iniciativas que llamamos microempresas se deben hacer políticas públicas concretas. Veamos algunas.

Microempresa nueva

Aquella que es creada por mujeres y personas que no tienen acceso a capital. Que participó en un proceso que le ayudó a desatar todas sus potencialidades, incluyendo destrezas, habilidades y conductas empresariales. Iniciativas diseñadas desde lógicas de una economía solidaria y así también cumplimos son los 17 Objetivos del Desarrollo Sostenible. Solo esto para dar una pista de lo que puede ser y para que no sea definido desde una agencia de gobierno por personas que incluso, poco saben de negocios.

¿Qué necesita esa iniciativa? Comencemos por eximirlas del aumento de la factura de la luz por los primeros tres (3) años de operación. De igual forma, si es una micro que inicia operaciones desde su hogar y no es de alimentos, eliminar el requisito de pago e inspección de bomberos y salud. Aquí hay una economía de unos $100. Y otra cantidad posiblemente mayor del tiempo que requieren estos procesos. Igual eliminar el requisito de determinación ambiental que cuesta $75.

Crear centros de cuido de niños/as. Las estadísticas señalan que en los procesos de incubación de microempresas son más las mujeres que participan en muchos de los procesos de incubación. Una gran cantidad son jefas de familia y en algunos casos con hijos/as pequeños. Cuando observamos las estadísticas nacionales, incluso en proyectos de incubación particulares, vemos esta realidad. Una alternativa sería que el gobierno otorgue un vale a cada mujer que necesita cuido cuando este en proceso de autogestión económica.

Creación de un fondo permanente para las Incubadoras de MicroEmpresas Comunitarias Solidarias. El fondo puede ser diseñado como el que existe en el Departamento de Educación para las escuelas alternativas. Diseñado y administrado por el liderato de esas escuelas. Un fondo exclusivo para este tipo de incubadoras. Ya las otras formas de incubar fueron incentivadas con un fondo de sobre $80 millones. Sería un acto de justicia crear ahora un fondo exclusivo para estas incubadoras que cumplan con criterios definidos por estas. Por supuesto, que no sea un fondo de miseria.

Acceso a capital. Por más de veinte años hemos propuesto un fondo de riesgo que incluya capital semilla y productos financieros para estas iniciativas. Desde la lógica de los micropréstamos. No de los que llaman por ahí con igual nombre. Incluso, hemos propuesto un Banco Comunitario. Pero, la lógica de quienes han gobernado no está alineada con los de abajo. Solo en los días de campaña electoral que hasta pobres dicen ser. “Si Pepe”. 

El capital semilla de hasta $50 mil. Para quien presente viabilidad de su propuesta de autogestión, un plan de negocios y cómo va a aportar a su comunidad. De esta forma, promovemos actividad económica que integre desde su diseño la solidaridad en todo su ciclo económico (producción, distribución, consumo y acumulación) y en sus factores productivos (gestión, medios materiales/producción, trabajo, tecnología, capital y por supuesto, el factor solidaridad). De esta forma, facilitamos el desarrollo de empresas solidarias reales que no atenten contra la naturaleza, sus trabajadores/as y la comunidad.

Sigamos. También se puede crear una Secretaría de Economía Social y Solidaria. Por supuesto, tiene que ser independiente. Creada por los sectores que trabajan con estas poblaciones. Diseñada y dirigida por ellos/as. Esta secretaría recibiría un presupuesto del gobierno para cumplir su función. Anualmente informa al gobierno el uso de los fondos. Por supuesto, requiere un diseño para garantizar que la política partidista no “este presente ni de lejos”.

Estas podrían ser medidas para mitigar el impacto del aumento en el costo de los procesos de autogestión económica, en particular, de los sectores de bajos ingresos. Son ideas propuestas desde hace muchos años. Hora de mitigar también el crecimiento de un modelo desigual que acrecienta el empobrecimiento.


Sobre Nelson Reyes-Del Valle


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