Aumenta la ancianidad solitaria
Mucho se habla de la cantidad de gente que está emigrando. Dicen que se van los cerebros del país y que se están yendo las personas en edad productiva y que esto tiene unas consecuencias terribles para la actividad económica en el país. Pero hay otras repercusiones que no han sido observadas, o al menos discutidas públicamente y que ya nos pasan por delante, aunque quizás algunos no las quieran ver. En Puerto Rico aumenta a pasos agigantados la ancianidad solitaria.
“Se nos va un cerebro, se nos va un contribuyente, pero también se nos va una fuente de apoyo esencial de los adultos mayores, que precisamente son el único grupo poblacional que está creciendo. Esto los coloca en una situación precaria”, explicó el coordinador del Programa de Gerontología del Recinto de Ciencias Médicas de la Universidad de Puerto Rico, el sicólogo clínico, José Carrión Baralt. Basta con visitar un hospital y ver cómo ancianos acompañan a otros ancianos, los empujan en sillas de ruedas y los llevan a médicos.
Históricamente, en Puerto Rico el modelo establece que los padres cuidan a sus hijos y cuando los hijos crecen estos cuidan de los padres. Existía una expectativa de tener dicha estructura de apoyo. Pero la emigración de 500 mil personas en los últimos diez años ha cambiado esto.
“Hay decenas de miles personas de 65 años o más que no cuentan con la estructura de apoyo con la que hubieran contado anteriormente. Tienen que recurrir a otro adulto mayor, a un vecino, amigo, o persona de la misma edad para que le asista”, agregó el experto, quien dice que este escenario fue anticipado por demógrafos en la década del ochenta. Pero la situación ha llegado y no se planificó para ella. En la Escuela de Salud Pública el programa de gerontología recibe solicitudes por parte de legisladores y asesores gubernamentales sobre casos específicos de ancianos en situaciones de soledad y precariedad.
De acuerdo a Carrión Baralt, Puerto Rico se va a tener dirigir hacia la creación de movimientos de colaboración comunitaria y ciudadana para proveer servicios básicos como transporte y compañía a los adultos mayores.
“Los recursos gubernamentales ya no son suficientes, van a ser menos cada día, se necesitarán algunos modelos, donde todos colaboremos”, dijo.
El modelo al que se refiere Carrión Baralt es el modelo de villa o village, que se implantó en la comunidad Beacon Hill, en Boston, donde los adultos mayores querían seguir viviendo en sus casas y se dieron cuenta de que muchos de ellos estaban solos y no podían mantenerse. De esta manera identificaron los talentos y capacidades de los miembros de la comunidad para sostenerse, es decir, aquellos que estuvieran físicamente capaces de proveer transporte, compañía, asistencia en citas médicas, entre otros. El modelo ha sido replicado en distintas partes del mundo y ya cuenta con un manual organizacional que puede ser replicado.
Un asunto que agrava la situación de los ancianos en Puerto Rico, según Carrión Baralt, es el mal manejo de los casos de Alzheimer. “Los casos de Alzheimer siguen aumentando y la mayoría de los médicos no están debidamente adiestrados para hacer el diagnostico. Tenemos muchos profesionales no capacitados y existe una tendencia a pensar que con la edad vienen los problemas cognocitivos pero eso no es correcto”.
Los municipios podrían convertirse en entes facilitadores de servicios para esta población, indicó Carrión Baralt. Tal es el caso del Municipio de Carolina donde se proveen servicios de nutrición, recreación, empleo voluntario y cultura a las personas de mayor edad. Pero, la realidad económica de los municipios más pobres no les permite hacer dicha oferta.
Viejo Te Amo
El 7 de octubre se celebra el Día de la Sensibilidad hacia las personas mayores. Desde el año 2004 la organización sin fines de lucro, Fundación Dorada, ha atendido las necesidades básicas de ancianos y este año lanzaron la campaña de servicio público Viejo Te Amo para aumentar la sensibilidad hacia esta población.
“Estamos conscientes de la necesidad de personas mayores que requieren compañía y es algo que tomamos con mucha seriedad. Por el momento en la Fundación recibimos casos de distintas índoles, personas que necesitan un sellado de techo, una cama, condición de salud, necesitan aire acondicionado porque tienen ulceras, primordialmente son beneficiarios de Medicare de 65 años o más o que tengan alguna condición limitante. Nos estamos topando con personas que no tienen dinero ni para comprarse un bastón o que viven en condiciones de suciedad. Tenemos casos de personas que tuvieron un derrame y no tienen quien le dé la comida”, explicó Vivian Arthur, presidenta de la organización que en 2014 logró ayudar a 101 individuos.
Sobre Sara Justicia Doll
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