Los dioses del papel y la escritura

Los dioses del papel y la escritura
Sobre el escenario del teatro de Bellas Artes de Caguas el viento sopla levantando como un eco todas las palabras que allí desparramaron treinta maravillosos escritores. Fotos por PRTQ.

(Vea la galería fotográfica)

Los dioses del papel y la escritura ya no caminan por las tierras de San Sebastián del Piñal de Caguax. Regresaron a sus moradas para seguir creando nuevos mundos y hacer de la realidad una ficción que por ficción creemos que no es cierta, que sus horrores y temores provienen de esas mentes fecundas, febriles y excéntricas.

El segundo Congreso de Escritores y Feria del Libro se despidió hasta el próximo año. Sobre el escenario del teatro de Bellas Artes de Caguas el viento sopla levantando como un eco lejano todas las palabras que allí desparramaron treinta de los mejores escritores que este incipiente siglo nos dejó como herencia.

Allí la abuela de las abuelas, la de las anchas caderas, Lucy, nombrada así por una canción de los Beatles que escuchaban los arqueólogos que la descubrieron; Lucy, la semilla de nuestra especie, nos dejó en la voz de Laura Restrepo la esperanza de un futuro, mientras nosotros, al borde de la silla, presentimos la llegada de la oscuridad, el principio del fin. Un horror tan terrible como el que sirve de inspiración a la escritora del momento, Mariana Enríquez, que sumerge a su personaje en las negras aguas de un río ya muerto por la contaminación donde habita un monstruo que reclama sangre, o el espanto que dejan las olas al arrastrar a la orilla aquellos regalos de una emigrante para sus parientes, hoy convertidos en basura que contaminan los mares. Esa maleta de Rita Indiana, profunda y reveladora de una industria codiciosa que monetiza nuestro futuro.

El Congreso también nos dejó las lágrimas de los estudiantes que envalentonados por las palabras de Yolanda Arroyo denunciaron el maltrato del que son objeto en sus escuelas por tener la nariz chata, el pelo rizo, la piel oscura o ser hijos de un padre o una madre “de color” como ellos mismos se describían. El reclamo de la escritora para sí y sus ancestrales raíces de la belleza de una negritud esclavizada, vapuleada e ignorada provocó una catarsis y una denuncia que ningún periodista recogió en su fugaz nota matutina. Ese cambio de mirada le corresponde a sus maestros. Para ello se necesita una revolución.

Tal vez una como la que alguna vez fue soñada por el escritor sin patria por decreto de un gobierno que traicionó sus propios ideales. ¿Volvería a hacerlo? Esa es una pregunta constante donde quiera que se presenta Sergio Ramírez. “Depende del tiempo del que hablemos”, responde con una ligera sonrisa y una voz cansada.

¿Antes? Sí. Ahora No, la revolución la hacen los jóvenes. Un anciano es una anomalía en una revolución.

No sabemos si el futuro que nos acelera el pulso con el sonido que provocan sustambores de guerra, permitirá una tercera edición del Congreso.

Pero al igual que Lucy, la de los pies pequeños que caminó erguida y orgullosa, resistiendo el paso del tiempo hasta nuestros días; sobreviviremos el horror de la guerra para ver a los dioses del papel y la escritura regresar de sus lejanas moradas a caminar por esta tierra.


·       Para acceder a la grabación en vídeo de las conferencias, charlas y otros eventos del Congreso, pulsar el enlace: Congreso Internacional de Escritores, Caguas 2024


Sobre Daisy Sánchez
Daisy Sánchez

Su labor profesional en el campo del periodismo y la investigación le han merecido varios reconocimientos. Dos de sus libros han sido premiados: "Cita con la Injusticia" y "La que te llama vida: In?


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