Betances: El periodista combativo

Betances: El periodista combativo
BETANCES. Por Lorenzo Homar, 1977, acrílico sobre cartón, detalle.

La obra de Ramón Emeterio Betances no figura en los currículos universitarios de las escuelas de periodismo en Puerto Rico. No hay que darle más vueltas. La Escuela de Comunicaciones de la Universidad de Puerto Rico que se estableció a nivel de maestría en el 1972 no lo incluyó como parte de su oferta académica y tampoco lo hizo cuando estableció su bachillerato en el 1977 del que soy egresada.

Las universidades privadas, que también desarrollaron sus propios programas de periodismo, no lo incluyeron y al día de hoy son muy pocos los profesionales graduados de esas instituciones que podrían vincular al Padre de la Patria puertorriqueña con la carrera que ejercen.

Entonces ¿por qué estudiar a Betances en las escuelas de periodismo? Tal vez porque su obra periodística es un ejemplo del periodismo militante, de denuncia.

El periodismo que el escritor y periodista Gabriel García Márquez significaba como “convertir la pluma y la máquina de escribir en la temeridad bélica del Che Guevara, el silencioso ayuno de Gandhi, el sacrificio de Jesucristo o la extrema bondad del papa Juan XXIII”.

Tal vez porque la redacción de sus escritos es de una riqueza y limpieza con el estilo claro y sencillo sin dejar de ser profundo o tal vez porque ejerció el periodismo cumpliendo con los más altos preceptos que exige el oficio al que siempre estuvo ligado; porque Betances fue periodista y revolucionario toda su vida. Y existe en esos dos caminos un vínculo muy estrecho.

El buen periodismo no se hace en un solo día. Un buen artículo hoy será vapor al calor de otra nota que lo supere al próximo día. Por eso los buenos periodistas viven en un afán permanente por encontrar la verdad y dar seguimiento a sus hallazgos.

El periodista debe procurar ser la piedra en el zapato de un funcionario público, la peor pesadilla para una empresa transgresora, la luz en los rincones oscuros y escribir lo que el poder no quiere que escriba.

Porque al igual que para Betances, la revolución debe ser la hoja de ruta, tiene que estar dispuesto a ir más allá de lo que se le está permitido para encontrar la verdad, luchar hasta el cansancio contra los gobiernos que niegan el acceso a la información y denunciar a viva voz a los que carecen de transparencia en sus ejecutorias. Un periodista es, por su naturaleza, un subversivo.

Betances lo tenía muy claro. “El Antillano” se dedicó a apuntar su dedo fiscalizador hacia los desmanes del gobierno español en la colonia. Era un perro sabueso, como gusta a muchos llamar a los periodistas inquisitivos que no temen a las preguntas incómodas.

Como periodista denunció, educó y siempre fue leal a sus principios. Conspiró y favoreció la lucha armada cuando todos los caminos se cerraron. Rendirse no era una opción.

Hoy nuestro país urge de un periodismo combativo, dispuesto a destapar los crímenes económicos y políticos que contra él se han cometido señalando a los culpables. Hoy necesitamos más periodistas como Betances.


Sobre Daisy Sánchez
Daisy Sánchez

Su labor profesional en el campo del periodismo y la investigación le han merecido varios reconocimientos. Dos de sus libros han sido premiados: "Cita con la Injusticia" y "La que te llama vida: In?


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