La vida ejemplar de Padre Pedro van Marissing

La vida ejemplar de Padre Pedro van Marissing

Un humilde Padre Dominico de origen holandés, llegó a Puerto Rico hace varias décadas lleno de esperanza y de curiosidad, al visitar por primera vez una nación caribeña.

Desde entonces, visualizó que su camino religioso y espiritual, debía estar anclado en la labor social comunitaria, como producto también de su vocación profundamente humanista.

Durante todos estos años, Padre Pedro ha recorrido gran parte de nuestro país, ubicado sobre todo en la Comunidad de las Hermanas Jesús Mediador en el barrio El Volcán de Hato Tejas, en el municipio de Bayamón, pero también en el pueblo de Isabela y varias ciudades de la República Dominicana.

Por su trabajo solidario, ha realizado cientos de misas y de bautismos, allí mismo en las entrañas de los pueblos, alejado de la formalidad de las iglesias. Además, se ha opuesto a la comercialización de los diezmos y las ofrendas, en medio de la extrema pobreza.

Por sus valores de honestidad, justicia social, dignidad, solidaridad y compromiso con los pobres, decidió militar en el Partido Socialista Puertorriqueño (PSP) de Isabela y formó parte del liderato de esa colectividad. Por eso se ganó el título de “sacerdote comunista”, de los que no entendieron su vocación. “Antes de morir, Juan Mari Bras, me solicitó la unción, en su casa”, me confesó Padre Pedro.

Posteriormente, hizo lo propio en el liderato de diversas Cooperativas y en la Hermandad de Empleados Exentos No Docentes de Puerto Rico (HEEND), donde fungió como organizador sindical y administrador en varios recintos de la Universidad de Puerto Rico (UPR).

Sus habilidades y experiencias de vida, también lo llevaron a trabajar como administrador de viviendas cooperativas, donde dejó su huella por su eficiencia organizativa y don de gente. El Padre Pedro ha sido reconocido por defender ese modelo económico, a través de toda su trayectoria.

Así mismo, donde quiera que se empleó en las decenas de comunidades pobres a las que ha servido, sembró la semilla del derecho a la igualdad social y de género, de defensa del medio ambiente, y de la libertad plena, por la descolonización de nuestro pueblo. 

Por eso, el Padre Pedro van Marissing, fue siempre perseguido por las agencias federales como el FBI, quien “me entregó una carpeta de unas 400 páginas.” 

Se estima que cerca de 10 mil puertorriqueños y puertorriqueñas sufrieron dicho acoso y persecución viciosa e ilegal durante varias décadas. Este operativo del FBI, quedó desenmascarado con la entrega de todas las carpetas, por orden de un tribunal. 

Como parte de su fecunda vida, Padre Pedro, “se enamoró y convivió con una extraordinaria mujer que mantuvo siempre sus mismos ideales y que le acompañó durante treinta y cinco años,” lo cual provocó que los obispos, desde la jerarquía eclesiástica católica lo marginara, ordenando su exclusión de los servicios ministeriales.


Para entonces algunos lo tildaron de “sacerdote hereje”, pero el amor prevaleció sobre la maldad y la felicidad de la pareja, pudo más que las medidas coercitivas de la Iglesia. 

Durante su convivencia, “practiqué junto a ella la medicina natural ya que ella era naturópata licenciada, y jamás en 30 años, hubo una sola pelea que nos separara”. También tuvo dos  hijas de una relación anterior y un hijo adoptado.


En medio de sus conflictos con la Iglesia, su mejor amigo y protector fue el muy querido y admirado Padre Álvaro de Boer, quien además lo reconoció, públicamente durante una celebración de la Santa Eucaristía, como “la persona que inició y desarrolló desde la Comunidad de las Hermanas Jesús Mediador los procesos de sanación entre las comunidades”, como parte de su sacerdocio ejemplar, que siguió ejerciendo más allá de las fronteras de la iglesia, durante toda su vida.

Al respecto, Padre Pedro se considera “un simple mediador de Dios, un tubo, que permite la sanación del alma; en el aquí y ahora”. Al decirlo, su rostro refleja humildad y una profunda fe en el bien, que es Dios.

Por otro lado, expresa que su mayor preocupación actual “es el individualismo de la juventud, apegada tanto al teléfono celular y la necesidad imperiosa de atención que requieren los adultos mayores.”

Finalmente, Padre Pedro van Marissing, quien padece y convalece actualmente de Párkinson, concluye la entrevista con la siguiente reflexión: “Ahora estoy esperando la luz en paz, porque he cumplido mi misión. La otra dimensión es un misterio”.


Sobre José 'Papo' Coss
José 'Papo' Coss


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