Una alfombra roja para la victoria

Una alfombra roja para la victoria

En tiempos en los que la agenda patronal, con su austeridad y desmantelamiento de las protecciones obreras, parece imponerse en todos los frentes, la victoria de los trabajadores unionados de V’Soske es sumamente refrescante.

Entonces, toca hablar de la alfombra roja de la victoria. En una columna anterior, publicada en este medio, aludí a la alfombra roja de la avaricia, pero ahora corresponde algo distinto porque es la victoria que se antepone, precisamente, a la avaricia patronal. Ese discurso que quiere estrangular a todos y todas sólo por generar más ganancias. El discurso demagógico y abusivo que utiliza cualquier excusa para atosigarnos de austeridad, de miedos y del conformismo más pernicioso.

Toca hablar de dieciocho trabajadores que, hartos de la avaricia patronal, se fueron a huelga y la sostuvieron durante diecinueve largas semanas. Ocurrió en Vega Baja, específicamente en la fábrica de alfombras de lujo V’Soske. ¿Fue fácil? No, pero de esas dificultades también se construyen las victorias. A veces, no hay de otra.

Diecinueve semanas bajo el sol, bajo la lluvia, bregando con las altas temperaturas y aguantando el verdadero calentón que es luchar en la calle por lo que se quiere y por lo justo. Diecinueve semanas de sacrificio en la línea de fuego. Aguantando, igual, ese otro calentón que es la incertidumbre como secuela al desdén del patrono y las burlas de los gerenciales que apostaron al fracaso de los trabajadores.

Al igual que una alfombra de lujo confeccionada totalmente a mano, hay victorias que conllevan tiempo, paciencia y mucha confianza. Hay victorias a las que hay que ponerle el cuerpo para construirlas desde cero, para que salgan, para que luzcan hermosas y para que, al final, valgan la pena.

En tiempos en los que la agenda patronal, con su austeridad y desmantelamiento de las protecciones obreras, parece imponerse en todos los frentes, la victoria de los trabajadores unionados de V’Soske es sumamente refrescante. Junto a su Unión, la United Steelworkers- Local 6588, alcanzaron un convenio colectivo que estipula partidas económicas aseguradas por tres años (asunto que en un principio el patrono se negó a negociar tajantemente), consideraciones sobre el plan médico, nuevas conquistas en cuanto a la salud y seguridad, entre otras cosas más. Estos trabajadores dieron el campanazo al luchar por lo que entendían justo y lograr la victoria, aun ante un escenario bastante difícil.

Los y las trabajadoras que todavía no están organizadas sindicalmente, pueden mirar esta victoria como un ejemplo estimulante. Hay que organizarse para vindicar el derecho a la negociación colectiva y, sobre todo, para hacerle frente a la avaricia patronal que nos arropa por las cuatro esquinas. Si realmente quieres obtener victorias como esta, la Unión es la única opción. Lo demás es creerle el cuento al patrono y sentarte a esperar.


Sobre Josué Montijo
Josué Montijo

Josué Montijo (1975, Ponce) es escritor e historiador. El sepulturero de mi padre (Ediciones Laberinto, 2022) es su libro más reciente.


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