¿Quién le teme a EH Bildu?

¿Quién le teme a EH Bildu?
Simplemente, los ataques de miedo ya no funcionan y si demuestran algo es la desesperación de la derecha reaccionaria. 

Perspectivas de las elecciones vascas y nuevas tendencias en el independentismo global

Las elecciones autonómicas en País Vasco del 21 de abril pasado marcaron un hito histórico en el nacionalismo vasco, donde el partido EH Bildu logró un empate con el PNV (Partido Nacionalista Vasco), el partido nacionalista hegemónico e histórico de los vascos desde el fin de la dictadura franquista. Ambas formaciones consiguieron 27 escaños cada una en el parlamento vasco, con alrededor del 70% de los votantes respaldando a partidos independentistas. Este caso es digno de estudio porque hasta hace poco, este resultado parecía poco probable, y representa unas tendencias claras entre el independentismo puertorriqueño y los demás movimientos independentistas del mundo. 

EH Bildu, un partido relativamente joven que representa a la izquierda abertzale (independentismo de izquierdas), ha sido objeto de ataques críticos tanto de la derecha como del centro, e incluso de partidos no independentistas de izquierda, debido a su asociación con excombatientes de ETA (Euskadi Ta Askatasuna), una banda militar del independentismo vasco que llevó a cabo operaciones armadas contra el estado español hasta el cese de fuego en 2010 y se disolvió oficialmente en 2018. Además, a pesar del buen desempeño de los partidos independentistas en estas elecciones, el respaldo a la independencia del País Vasco se encuentra en sus números más bajos en su historia reciente, consecuentemente estos resultados para ambas formaciones independentistas pueden parecer sorpresivos. El ascenso de EH Bildu, que hasta hace poco parecía inimaginable, lo ha convertido en la principal oposición en el parlamento vasco, la primera fuerza electoral en los municipios vascos y un actor clave para la gobernabilidad del estado español en Madrid. Sin los votos de EH Bildu y otros partidos independentistas en el Congreso de Diputados, la coalición del presidente Pedro Sánchez y el PSOE no obtendría la mayoría necesaria para formar gobierno.

El éxito de EH Bildu se debe en gran parte a su giro pragmático, con un mayor énfasis en políticas públicas que resuenan con la clase trabajadora, como la vivienda, la educación y la salud. Aunque no renuncia a su objetivo principal de la independencia del País Vasco, comunica un mensaje claro sobre un proceso pacífico e inclusivo de autodeterminación. Este cambio en EH Bildu y sus logros posteriores son ejemplos recientes de un cambio de paradigma en los movimientos independentistas a nivel mundial.

Este cambio en la imagen y percepción de EH Bildu no es único en esa institución, sino un reflejo de una tendencia mundial. En países como Irlanda, Sinn Féin, que primero se fundó como un partido independentista, ahora aboga por la reunificación de Irlanda del Norte con Irlanda y es un partido ideológicamente progresista. En Escocia, el Partido Verde Escocés, un partido independentista y progresista, fue clave en la gobernabilidad del parlamento y empujó al SNP (Partido Nacional Escoces), en una dirección más claramente progresista. Esta misma semana cuando el ex-primer ministro de Escocia y líder del SNP, Humza Yousaf, rompió su acuerdo de coalición con los verdes, tuvo que renunciar, resaltando la importancia de las fuerzas progresistas dentro del independentismo escoces y para la gobernabilidad del país. Estas tendencias se están reflejando también en otros lugares, como en Córcega, o Quebec con el partido Québec Solidaire y Cataluña con la CUP y Esquerra Republicana, aunque en menor medida debido a las realidades políticas específicas de cada lugar.

El crecimiento de EH Bildu en el País Vasco se debe a un factor particular y distinto, pero no tan diferente de nuestro contexto como puertorriqueños. A pesar del dominio casi unilateral del PNV sobre las instituciones vascas, el PNV está experimentando un desgaste generacional e ideológico que agota su apoyo entre los electores jóvenes. Los jóvenes vascos han crecido bajo gobiernos del PNV y no ven a ese partido como un instrumento para mejorar su calidad de vida.

En Puerto Rico nos pasa igual con el desgaste de los dos partidos principales, en particular al PPD que una vez representaba al nacionalismo cultural y abrazaba aunque superficialmente al soberanismo, pero desde hace años no representa una solución real a la crisis ni una salida de la colonia.

Este cambio demográfico y de paradigma ayudará inmensamente al Partido Independentista Puertorriqueño y al Movimiento Victoria Ciudadana en nuestra alianza electoral este noviembre, y nos dará la oportunidad de presentar al pueblo de Puerto Rico que los partidos independentistas y/o progresistas podemos gobernar pragmáticamente, resolver los problemas que afectan a la gente y presentar propuestas reales para gobernar.

Es importante destacar que el éxito de EH Bildu no ha estado exento de críticas y controversias. La asociación del partido con excombatientes de ETA ha sido objeto de intensos debates y cuestionamientos éticos. Sin embargo, EH Bildu ha buscado diferenciarse de esa imagen pasada y ha enfocado su estrategia en temas que resuenan con la ciudadanía, como la mejora de las condiciones de vida y la participación activa en la política regional y nacional. Sobre todo es importante enfatizar que estos ataques hacia Bildu y sus orígenes ya no tienen efecto con el electorado más joven que se ha alineado con Bildu.

En Puerto Rico, vemos la misma tendencia, donde los electores más jóvenes perciben a los ataques perennes a los independentistas que incitan a la violencia política y las experiencias de otros países por lo que son: cucos para distraer al electorado. Los ataques incesantes al independentismo no tuvieron un efecto en País Vasco ni para sus elecciones municipales, ni generales, ni autonómicas, y dudo que vaya a tener un efecto en las europeas en junio. Simplemente, los ataques de miedo ya no funcionan y si demuestran algo es la desesperación de la derecha reaccionaria. 

En conclusión, las elecciones vascas nos enseñan que tenemos que hacer una campaña de posturas puntuales y pragmáticas, enfocadas en el bienestar común y centradas en resolver los problemas sociales y económicos urgentes. También nos enseñan que al ganar el independentismo no siempre gana la independencia. Los partidos independentistas existen para: implementar un plan de gobierno que encamina la soberanía nacional, desarrollar competencias y financiación del estado para construir el poder popular, y servir como la entidad que pueda tener una relación con el estado para negociar la eventual independencia.

El resultado de las elecciones vascas demuestran que el independentismo es mucho más que una etiqueta partidista sino que es la aspiración de un país a ser libre. Por ello, es importante que de aquí a noviembre hagamos lo que podamos desde nuestros distintos espacios a hacer campaña por la alianza país y para que nuestras propuestas y visión tengan resonancia en el electorado, que obtengamos el apoyo necesario para empezar a construir el Puerto Rico que va a ser, y sobre todo empezar a hacer el trabajo más importante de todos: crear las condiciones políticas necesarias para que haya una mayoría independentista en este país porque la independencia es la única solución. 


Sobre Paul Figueroa

Educador e investigador académico reconocido por sus escritos sobre Puerto Rico y el cambio climático. Actualmente preside el Comité PIP Precinto 1 de San Juan.


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