Declaración del Comité de Solidaridad con el Pueblo de Haití

El Comité de Solidaridad con el Pueblo de Haití, siente una profunda preocupación, absoluta indignación y gran impotencia ante la cada vez más grave situación de violencia que enfrenta el vecino país, que tan cerca está geográficamente y más aún de nuestro corazón, a manos de las bandas de delincuentes que lo controlan.

Haití nunca ha podido disfrutar de la independencia que obtuvo mediante cruenta lucha contra el imperio francés. Pagó caro la osadía de un pueblo negro y esclavizado de derrotar a la poderosa nación que lo subyugaba. Pero, además de las represalias políticas y económicas, ha sufrido y resistido invasiones de potencias como Estados Unidos, intervenciones de las mal llamadas fuerzas de paz de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la sanguinaria dictadura de los Duvalier, gobernantes corruptos que traicionaron la confianza del Pueblo que los eligió y de otros que llegaron al poder saboteando las disposiciones constitucionales y las frágiles estructuras legislativas, ejecutivas y judiciales del país. Todo esto sin dejar a un lado la devastación causada por repetidos fenómenos meteorológicos y telúricos, como el ocurrido en 2010.Una y otra vez el heroico pueblo haitiano ha hecho grandes esfuerzos para pararse sobre sus propios pies y seguir adelante.

Sin embargo, el crecimiento e impunidad de las bandas de delincuentes que saquean, secuestran, violan, asesinan indiscriminadamente y controlan a la gente mediante el terror y el poder que les dan las poderosas armas que provienen del extranjero, se ha exacerbado luego del complot y asesinato del presidente Jovenel Moise, el 7 de julio de 2021. Son incontables las víctimas asesinadas y heridas. Miles de personas han huido dejando atrás sus empobrecidos hogares para salvar sus vidas. Prevalecen el hambre y la desesperación. Contradictoriamente, los autodenominados líderes de la organizaciones criminales, Jimmy “Barbecue” Cherizier y Guy Philiphe, ex convicto de cárceles en Estados Unidos por lavado de dinero y cabecilla de un intento de golpe de estado contra el ex presidente Reneé Preéval, ambos ex integrantes de la policía haitiana, quieren ejercer de portavoces de la población para exigir la renuncia del primer ministro, Ariel Henry y establecer las pautas para resolver la crisis del país.

El Comité repudia los intentos de reconocimiento de Cherizier, Philiphe y cualquier otro criminal por cuyas acciones el pueblo de Haití está enfrentando graves violaciones de derechos humanos, con el consiguiente sufrimiento que ello conlleva. Constituiría una vergüenza e insensatez cuando el país cuenta con múltiples organizaciones no gubernamentales comprometidas con su Patria, políticas, feministas, defensoras de los derechos humanos, culturales, que están activas respecto a la crisis que viven y han pensado, trabajado y defendido soluciones y alternativas para establecer la paz, recuperar el orden político y constitucional e impulsar el desarrollo económico.

Nuestra organización, que se estableció en el 2004 para dar a conocer la dimensión histórica, política, económica, social, cultural de Haití y generar solidaridad boricua para una nación marginada y discriminada, que es parte de nuestro entorno caribeño, alertamos sobre la reciente intervención de algunos países de el Caribe agrupados en el CARICOM en alianza con Estados Unidos y las propuestas que están impulsando. Respaldamos la soberanía nacional del pueblo de Haití y que, como plantean las organizaciones de bien haitianas, cualquier solución a la crisis debe ser coherente con la voluntad del pueblo; provenir y ser discutida y aceptadas por su gente.

Nos unimos al rechazo de una imposición de estrategias por fuerzas intervencionistas que en pasadas ocasiones no resolvieron el problema y, por el contrario, causaron violencia, agresiones sexuales, abuso de poder y hasta enfermedades como el cólera, sin que pudieran detener la corrupción y el mal gobierno.

Puerto Rico se ha visto salpicado negativamente en esta controversia con la presencia del primer ministro Ariel Henry, cuyo avión fue dirigido por el gobierno norteamericano hacia nuestro suelo, cuando las bandas criminales lo tirotearon y ocuparon el aeropuerto, sumado a la negativa a recibirlo por parte del gobierno dominicano. Henry ha ocupado el puesto de primer ministro también de forma ilegítima y por ello se impone su renuncia. No quisiéramos tener aquí un gobernante que, además de ilegítimo, nada ha hecho para reivindicar a su pueblo.

Reiteramos nuestro apoyo a la población haitiana y a las fuerzas vivas, organizadas y legítimas que allí existen. Necesitan solidaridad, no la marginación y que provenga del exterior la toma de decisiones para beneficiar intereses ajenos y no los de su nación.

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