Plaza Corazón: deambulancia y respeto por la dignidad humana

Plaza Corazón: deambulancia y respeto por la dignidad humana
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Jóvenes universitarios constituyen el grupo de apoyo de voluntarios que trabajan por los deambulantes y los sin techos.

por Ashley Torres Rodríguez

Una lonchera llena de emparedados, camisa blanca, buenos zapatos para andar y disposición a entender. Estos son los materiales y características esenciales que debe tener todo voluntario que, varios veces a la semana, se pasea por las calles de Río Piedras con el fin de identificar y dialogar con aquellas personas sin una habitación fija donde pasar la noche.

Con el propósito de disminuir la tasa de personas sin hogar que deambulan por las calles del Centro Urbano de Río Piedras y áreas aledañas, surge en 1998 el Proyecto Plaza Corazón. Este programa de alcance comunitario sirve como enlace entre el individuo y las respectivas agencias destinadas a ofrecer los servicios de apoyo.

La base de este programa es el diálogo entre el voluntario y las personas sin hogar. Este diálogo gira sobre necesidades, deseos, oportunidades y posibilidades. El acercamiento busca crear cierta confianza que permita al individuo contar su historia de vida y comenzar a explorar alternativas. Todo con el fin de que se alcance un proceso de análisis que lo lleve a tomar sus propias decisiones.

“Cada ser humano tiene la posibilidad de  decidir, pensar y plantearse qué es lo que quiere hacer con su vida donde quiera que se encuentre”, afirma con seguridad Doris Quiñones cuando se le cuestiona cuán importante es el respeto hacia la dignidad humana a través de todo el proceso. “Es esa persona quien toma decisiones. Yo no tengo el derecho de tratar de imponerle a ese ser humano nada”, afirmó con plena convicción.

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Doris Quiñones

Quiñones, quien es líder y fundadora del proyecto, asegura que “respetar la dignidad humana” es lo que facilita construir un sentimiento de compromiso en el individuo. Luego vienen los objetivos más concretos: gestionar una vivienda mientras logra una estabilidad mental, así como física y económica.

La deambulancia es una problema social que ha ido empeorando a través de los años en Puerto Rico. Para el 2015 había un total de 4,518 personas sin dónde vivir en la Isla, lo que equivale a unas 3,783 familias. Esto significa un aumento de 390 casos en comparación al 2013, cuando se contabilizaron 4,128 personas sin hogar, según el Conteo de Personas Sin Hogar que lleva a cabo cada dos años el Departamento de la Familia junto al Departamento Federal de Vivienda y Desarrollo Urbano (HUD, por sus siglas en inglés).

Asimismo, los hallazgos de este informe presentan que esta situación afecta más a los hombres que a las mujeres. De la totalidad de los casos identificados, 3,267 individuos son del sexo masculino, lo que representa un 72.3 por ciento de esta población. Mientras, se contabilizaron a 1,238 mujeres y a 14 transgénero, constituyendo el por ciento restante de la población encuestada.

Aunque esta problemática es visible en todo Puerto Rico, el municipio de San Juan presenta la mayor tasa de afectados. En total, en la capital se identificaron a 1,317 personas sin hogar. Esta cifra representa el 57.71 por ciento de los casos contabilizados. Por lo tanto, la crisis social que representa la deambulancia es una muy notable en la principal ciudad del País.

56f95dd0cd3f3A la hora de exponer cuáles son los motivos o situaciones que resultan en la pérdida de un lugar donde vivir, las estadísticas señalan que las razones que más presenta esta población están vinculadas al uso de drogas (37.6 por ciento), problemas de salud mental (35.1 por ciento) y abuso con el consumo de alcohol (29 por ciento). Sin embargo, Quiñones responsabiliza a la crisis económica y a la falta de una “educación consiente” que lleva al individuo a un proceso destructivo.

Quiñones, psicóloga social comunitaria, critica al sistema educativo puertorriqueño, pues entiende que debería hacer más. Identifica como necesario el inculcar el respeto y la dignidad humana en cada persona. Además, la integración de la conciencia durante el proceso de aprendizaje es fundamental, debido a que enseña al individuo a respetar y tomar en cuenta todo a su alrededor.  “No es casualidad que tengamos un problema con la educación en este País y que haya una crisis en muchos niveles, porque hemos construido una gente inconsciente”, añadió.

La también profesora del Departamento de Psicología de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras (UPR-RP), considera el Proyecto Plaza Corazón como un proceso educativo tanto para las personas sin hogar como para el voluntariado. Como requisito de uno de los cursos que imparte, Quiñones lleva a estudiantes a colaborar con el proyecto. Todos los jueves en la noche, los estudiantes participan en el proceso de identificación y orientación de individuos sin hogar en las calles de Río Piedras.

Quiñones cuenta que hay una dinámica interesante en la integración del ámbito académico con trabajos de base comunitaria. El aprendizaje no se limita a discutir en el salón de clases sobre temas como marginalidad y desigualdad; se trata de salir y conocerla. Considera que es una oportunidad de trabajar con los valores, los prejuicios y las percepciones de las personas para poner en palabras y analizar cuál es realmente la situación de país, de vida y existencia. “Yo creo que para los estudiantes es poder hacer academia con sentido, ciencia con esencia”, concluye en su reflexión.

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Grupo de líderes y voluntarios del Proyecto Plaza Corazón.

El voluntariado de Plaza  Corazón no se limita a identificar a las personas sin hogar y ofrecerles algo de comer. La iniciativa comunitaria va más allá. Tras el acercamiento, se les orienta y coordina sobre servicios dirigidos a tratamientos de sustancias, albergues, servicios de salud mental y obtención de documentos personales. Además, se ofrecen servicios de apoyo, tales como médicos y de enfermería, consejería ocupacional, talleres educativos y de prevención, entre otros. Todo con el propósito de que los participantes logren obtener una vivienda estable y mejorar su calidad de vida. En el camino, los voluntarios también crecen y se humanizan.

La autora es estudiante de Periodismo de la Escuela de Comunicación, Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico. Forma parte del curso de Redacción que colabora con el Seminario sobre Periodismo Comunitario que coordina el profesor Luis Fernando Coss.


Sobre PRTQ-UPR
PRTQ-UPR

Los autores bajo esta firma son estudiantes del Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico vinculados al seminario sobre "periodismo comunitario" que imparte el profesor Luis Fernando C


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