La normalidad bajo el patriarcado

La normalidad bajo el patriarcado

Hace unos días, me sorprendí mucho al observar a dos mujeres jóvenes trabajando en un taller de mecánica para autos. Sin embargo, al mismo instante en que doy cuenta de mi sorpresa también denoto mis contradicciones. ¿Por qué mi reacción sorpresiva al verlas? Si tanto hemos luchado para normalizar ese tipo de escena, por qué lo sigo viendo como una excepción.

Bueno, es porque realmente sigue siendo una excepción.

Sobre estos temas, conversé con cuatro mujeres extraordinarias el pasado domingo 21 de mayo en el programa Voz Alternativa que emite Radio Isla. Comparecí junto a María Del Mar Rosa Rodríguez, presidenta de la Asociación Puertorriqueña de Profesores Universitarios (APPU), Noelanie Fuentes, Secretaria de Organización de la Federación de Maestros de Puerto Rico (FMPR) y Verónika Banuchi Ponce, cofundadora de Justicia Salarial. El programa fue moderado por Sandra Cruz García, coordinadora administrativa de VAMOS.

El tema que nos convocó a conversar fue la perspectiva de género en la lucha obrera en Puerto Rico. Tema que ciertamente nos toca muy de cerca, ya que todas venimos del ámbito de las luchas laborales y sindicales. Aunque en talleres de trabajo distintos, a nosotras nos hermana el deseo y el compromiso de hacer que el ambiente laboral sea uno saludable y justo para las mujeres. Por eso aprovechamos la oportunidad en el foro radial para, entre otros detalles, describir lo duro que es para nosotras enfrentarnos a espacios de trabajo dentro de un marco de desigualdad y machismo. ¿Y cómo se presenta ese marco desigual y machista? Aquí varios ejemplos que incluso nosotras hemos vivido directamente: la enorme brecha salarial por género que se acrecienta cada día, el hostigamiento sexual, la maternidad en el trabajo y el mansplaining acompañado de invisibilidad y censura.

Abordamos cada uno de estos temas con suma honestidad y profundidad, pues es lo menos que nos toca ante todo el escenario que vivimos a diario. Sin embargo, recopilando luego impresiones de la audiencia, anoté unos comentarios que no sólo llamaron mi atención, sino que enlazo con la escena y la reacción que describí al inicio de esta columna.

Escuché gente sorprendida ante el hecho de que todas en el programa de radio éramos mujeres. ¡Vaya dosis de sorpresa! Igual que me pasó viendo a las dos en el taller de mecánica. Sospecho fuertemente que esta reacción se debe a que usualmente los paneles de discusión que se presentan en multiplicidad de foros están compuestos por hombres y eso es lo asumido como normal. A veces sólo hombres, pero en otras tantas ocasiones también por mujeres que sólo son invitadas para cumplir con las cuotas y que los organizadores luzcan inclusivos. Habrá quien diga que una exagera, pero no es así, las experiencias sobre este asunto llueven por montones, incluyendo sectores que se dice democráticos y aliados de las luchas feministas.

La norma son los paneles de discusión compuestos y dirigidos por hombres, inclusive para hablar sobre asuntos sobre los cuales las mujeres tienen mayor peritaje. Así funciona el patriarcado. Como decimos nosotras a modo de mofa política: es “el pacto de pipís”.

Y esa misma dinámica es la que vemos en todas las esferas donde se juega el poder decisional, ya sea político y económico. Inclusive, lo vemos en instituciones que abogan por transformaciones sociales. Miremos, a modo de ejemplo, los sindicatos. De forma abrumadora han sido dirigidos y dominados por hombres que sólo consienten pasar la batuta, cuando la pasan, a otro igual que ellos. Pero ocurre algo peor, cuando ven una figura femenina que sobresale por su liderato, rápido se organizan en el pacto para invisibilizarla, callarla y reprimirla sin escatimar en bajezas de todo tipo.

La desegregación laboral por razón de género, la equidad e inclusión no deberían ser sorpresa, sino la norma. Es parte de la agenda feminista, sobre todo en el ámbito laboral. Nuestro trabajo es normalizar ver más mujeres ocupando espacios de dirección, de liderato y en paneles de discusión pública sobre todos los temas. De otra manera, es seguir normalizando las estructuras patriarcales que no benefician a nadie.


Sobre Karen De León Otaño
Karen De León Otaño


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