por Sonia L. Cepeda Hernández *

Hemos sido testigos del desastroso manejo gubernamental de las emergencias creadas por el paso de los huracanes Irma, María, movimientos sísmicos y ahora el Covid-19. Podemos hacer un análisis de la lentitud, la corrupción, la falta de planes, o cuando aparecen, planes inadecuados. Ante la incredulidad de la repetición instantánea del desastre, en un profundo arranque de ira expresamos: “son unos ineptos”.

La ineptitud se refiere a la falta o la disminución de capacidad de completar o llevar a cabo una acción de manera adecuada, por incompetencia, insuficiencia o ignorancia. La ineptitud tiene un elemento de desconocimiento y de no voluntariedad. Si aceptamos y reproducimos la teoría de la ineptitud del gobierno, caemos irremediablemente en el discurso de que nunca saben cómo hacer las cosas. En realidad, ¿cree usted que la ineptitud es el motor principal que los lleva a hacer lo que hacen?

Una aclaración importante antes de contestar la pregunta: en verdad, siempre hay uno o dos ineptos. Sin embargo, a mi juicio creo que cada decisión errada no está motivada por ineptitud, sino  por su ideología y particular visión de mundo. Los principales partidos políticos y las personas que los componen tienen bien claro cuál es su línea de acción, a quiénes responden, protegen y benefician.

La aparición en escena de la Coalición del Sector Privado y la creación inmediata del “task force” económico habla claramente de quién guiará las determinaciones de política pública de ahora en adelante. Históricamente, las acciones del gobierno han estado montadas en base a los privilegios y la manipulación en favor de estos sectores. Los mismos que siempre han tenido resultados positivos a su favor, y cuyo producto final reproduce el desastre y recrudece la brecha económica.

La pandemia del Covid-19 tiene más implicaciones de las que se están tomando en consideración. Grandes grupos se han  invisibilizado por completo. Ejemplo de esto son los sectores comunitario, sindical, educativo y salud, en el sentido más amplios.

Diversos grupos han hecho sentir su voz, al pedir la inclusión de sus experiencias multisectoriales en los aspectos sociales y el gobierno ha hecho caso omiso. Si bien apoyamos la medida de “distanciamiento social”, sabemos que esa medida no lo resolverá todo. Algunos pretenden utilizar la estrategia de distanciamiento social para exacerbar el individualismo, como si no hubiera una responsabilidad compartida entre ellos y nosotros. Esta medida por sí sola lleva a profundizar las diferencias, la marginación y el discrimen. En contraparte, se ha comprobado que el trabajo colectivo, de redes y en comunidad es la estrategia fundamental para enfrentar cualquier crisis.

Es hora de mirar las recomendaciones de los grupos especializados para atender los aspectos sociales/emocionales de esta pandemia. Es hora de poner el dinero del pago de la deuda en acciones dirigidas a disminuir el impacto de esta crisis. No debemos dejar que nos silencien. Usando  todos los medios a nuestro alcance debemos alzar nuestra voz. Que sepan que también tenemos ideología y sabemos en qué lado situarnos.
* La autora es psicóloga, profesora y activista.

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