Hipocrecía

Hipocrecía

El Diccionario de la Real Academia Española define la palabra hipocresía como el fingimiento de cualidades o sentimientos contrarios a los que verdaderamente se tienen o experimentan.  En la historia hay infinidad de ejemplos de cómo  líderes políticos y los gobiernos de algunas naciones fingen unas cosas cuando en realidad piensan o sienten otras.

El 8 de noviembre de 2016 un magnate hotelero y de bienes raíces norteamericano, Donald J.  Trump, sorprendió al mundo al ganar unas elecciones que perdió.  Las perdió porque la candidata derrotada, Hillary Clinton, obtuvo más de dos millones de votos que el señor Trump.  No obstante, dado el sistema electoral que tienen los Estados Unidos de Norteamérica (EUA), de conformidad con lo que dispone su Constitución,  al ganar el voto popular en estados en los cuales el señor Trump acumuló más delegados para el colegio electoral  que la señora Clinton, el señor Trump logró alzarse con la victoria presidencial.

El sistema del colegio electoral federal es uno a través del cual los ciudadanos  al votar por un candidato a presidente están votando en el estado por unos delegados o  electores.  Cada estado tiene según su población un número determinado de delegados.  En todos los estados excepto dos, Maine y  Nebraska, quien gana el voto popular el día de las elecciones dentro del estado, obtiene todos los delegados de su partido  a su favor y el perdedor gana ninguno.  En Maine y Nebraska se distribuyen los delegados según la proporción de votos que cada candidato obtiene.  Después de las elecciones en el mes de diciembre todos los delegados seleccionados se reúnen y entonces votan y  eligen quién sería el presidente de los EUA  para el nuevo cuatrienio.  Por supuesto, quien más delegados haya ganado el día de las elecciones, gana ese día la presidencia puesto que sus correspondientes delegados habrán de votar por él o ella.

Hay un total de 538 delegados para elegir al presidente a lo largo de los cincuenta estados incluyendo el Distrito de Columbia, y ese número equivale a los 435 miembros de la Cámara de Representantes, los 100 senadores y los tres electores que se le reconocen al Distrito de Columbia. De modo que la distribución de los delegados se hace a base del número de delegados asignado para  cada estado, al igual que se hace la distribución para el número de asientos en la Cámara de Representantes, además de los dos que se le reconocen como senadores a cada estado. Aquel candidato    presidencial que logre alcanzar la victoria en suficientes estados como para contar con 270 delegados o más a lo largo de todo el país, logra ser el presidente sin necesidad de ganar el voto popular en toda la nación.  Eso fue lo que precisamente ocurrió con el señor Trump,  y sólo antes había ocurrido en las elecciones de los años 1876, 1888 y  2000, en que los candidatos que obtuvieron la mayoría de los delegados para la elección a través del colegio electoral, recibieron menos votos a nivel popular que el candidato perdedor.

Después de las elecciones, como siempre ocurre en los sistemas políticos electorales, surgen las reflexiones y los análisis a través de las cuales se trata de explicar qué provocó la victoria de unos y la derrota de otros. Durante las semanas siguientes a la derrota de la señora Clinton, surgió la noticia de que el gobierno de Rusia dirigido por Vladimir Putin, estuvo detrás del espionaje electrónico a través del cual fueron intervenidas cuentas de correos electrónicos del Partido Demócrata  y de otros líderes de dicho partido, incluyendo la Sra.  Clinton.  A través de ese espionaje se obtuvieron miles y miles de correos electrónicos,  que fueron  antes de las elecciones publicados a través de medios de comunicación.  Como parte de la noticia se alega que el Gobierno de Rusia y su Presidente Vladimir Putin gestaron  dicho trabajo de espionaje con el propósito de interferir con el proceso electoral norteamericano para favorecer la candidatura de Donald Trump.  Recordemos que  no obstante el hecho de que los correos electrónicos publicados no revelaron  conducta ilegal de índole alguna por parte de la Sra.  Clinton, el descubrimiento  de los mismos provocó que de forma  inusitada el Director del Negociado de Investigaciones Federales (por sus siglas en inglés FBI), anunciara poco menos de dos semanas  antes de las elecciones  que se tenía que reabrir una investigación que ya había sido cerrada en torno a la conducta de la Sra.  Clinton en torno al uso de una computadora y un servidor privado para llevar a cabo comunicaciones oficiales mientras fue Secretaria de Estado.  Días antes de las elecciones el Director del FBI anunció que la reinvestigación no reveló ilegalidad alguna. No obstante, de acuerdo al liderato del Partido Demócrata y de muchos analistas políticos,  ya el daño a la candidatura de Clinton estaba hecho ante la opinión pública y los electores  norteamericanos.

La conclusión a la que han llegado las agencias de inteligencia de los EUA es que el gobierno de Rusia estuvo detrás del operativo cibernético con el propósito de influir el resultado de las elecciones presidenciales.    Eso ha generado una gran consternación e indignación por parte de líderes políticos tanto republicanos como demócratas, en particular en el Congreso de los Estados Unidos, y en el caso del Presidente de los Estados Unidos Barak Obama, antes de la terminación de su término presidencial,  a la adopción de sanciones contra el gobierno de Rusia.

El nuevo Presidente Donald Trump no ha prestado mucha atención a tales denuncias  insistiendo en que la publicación de los correos electrónicos y de la información descubierta por los operativos de inteligencia no tuvieron efecto en su elección.  No obstante, el asunto ha sido por varias semanas motivo de noticia y de duras críticas de políticos y de analistas de noticias norteamericanos contra Vladimir Putin y su gobierno. El Gobierno de Rusia por su parte ha rechazado las imputaciones que se han hecho en su contra, pero aún cuando todo lo que se le imputa al presidente de Rusia  y su gobierno fuese cierto, es difícil comprender de qué se queja el Gobierno de los EUA  cuando históricamente ha hecho precisamente lo mismo y en ocasiones de forma abierta y violenta en lo que a otros países respecta.

Si nos remontamos al comienzo del siglo pasado, cuando poco después del fin de la Guerra Hispanoamericana y luego de ocupar militarmente a la Isla de Cuba, el gobierno de la EUA  permitió que Cuba se independizara, lo permitió  sujeto a que en la  Constitución cubana hubiera una disposición conocida como la Enmienda Platt.  Por virtud de la misma los EUA se reservaban  el derecho de intervenir en los asuntos políticos de Cuba dentro del marco de una serie de condiciones políticas y económicas, comprometiendo de esa forma la soberanía de los cubanos.

Después de dicha acción contra el pueblo cubano, entre otros actos de intervención en otros países, el gobierno de los EUA  promovió la independencia de Panamá en 1903, como parte de sus planes de ejercer control sobre el Canal de Panamá.  En aquel entonces, Panamá era una provincia de Colombia convirtiéndose en una república independiente sobre la cual ejercieron influencia  a través del control sobre la zona del Canal de Panamá que dividía al país por la mitad.  Dicho control lo mantuvieron con éxito hasta que el General Omar Torrijos logró con éxito defender y rescatar la soberanía sobre el Canal  al negociar y firmar el Tratado Carter-Torrijos en 1979.  No obstante ese logro y ese acuerdo, por décadas el gobierno de los EUA mantuvo una escuela militar, la Escuela de las Américas, en Fort Benning, cerca de Columbus, estado de Georgia,  en la que preparó y adiestró en asuntos militares a numerosos oficiales de los ejércitos de varias naciones de Latino América quienes a su vez servían en sus respectivos países los intereses económicos, políticos y militares de los EUA.  Entre los más notorios estudiantes se encuentra el General Manuel Antonio Noriega, dictador de Panamá que llegó al poder después de la misteriosa muerte del General Torrijos en un accidente de aviación ocurrido en 1981.  Noriega mantuvo el poder en Panamá desde 1983 hasta el 1989 cuando el propio gobierno de EUA, cuando entendió que ya Noriega no servía sus intereses, invadió a Panamá y arrestó a Noriega llevándolo a los EUA para procesarlo criminalmente.

Otros notorios egresados de la escuela son el General Jorge Videla,  Jefe de la Junta Militar de  Argentina de 1976 a 1981 y su sucesor, el General Leopoldo Galtieri de 1981 a 1982.  De Bolivia el  General  Hugo Banzer Suárez quien fue dictador de 1971 a 1978; y de El Salvador el Capitán Roberto D’Aubuisson quien fue el gestor del asesinato del Arzobispo Oscar Romero y quien fue el organizador del Escuadrón de la Muerte que sembró el terror en el país del 1978 al 1992.  En lo que a dicha escuela y el impacto de la misma en varios gobiernos latinoamericanos ver el libro de A.  J.  Langguth,  Hidden Terrors (1978).  Langguth fue profesor de periodismo de la Universidad de California del Sur (USC), egresado de la Universidad de Harvard y fue corresponsal del New York Times en Saigon durante la Guerra de Vietnam además de ser reportero de otros medios.

Después de la intervención en Panamá para tomar el control sobre la zona del canal, entre el año 1912 y el 1933 el gobierno de los EUA  ocupó la República de Nicaragua, y posteriormente, una vez cesó la ocupación,  quedó instaurado en dicho país el gobierno del dictador  Anastasio  Somoza García, posteriormente seguido por sus hijos Luis Somoza Debayle y Anastasio Somoza Debayle quienes mantuvieron el poder con el apoyo de los EUA, hasta el  derrocamiento de la familia Somoza por el ejército Sandinista en el año 1979.  Entre el año 1915 y el 1934, el gobierno de los EUA  ocupó la República de Haití y entre el año 1916 y el 1924 a la República Dominicana.  Ya desde el año 1898 había comenzado la ocupación de Puerto Rico, y su control sobre todo el gobierno y  los procesos electorales de la Isla desde ese entonces hasta el presente.

En lo que a Rusia respecta, durante la primera Guerra Mundial, tropas de los EUA intervinieron en la Guerra Civil Rusa como parte de los esfuerzos de combatir y derrotar el ejército revolucionario que alcanzó el poder en esa nación en el año 1917 como parte de la Revolución Bolchevique.

Luego de la Segunda Guerra Mundial, y habiendo sido ya creada la Agencia Central de Inteligencia (CIA),  el gobierno de  los EUA  invirtió sumas millonarias  de dinero  en los procesos electorales italianos  a partir del año 1948  para favorecer la victoria del partido político en Italia que favorecía sus  intereses.  En 1953, a través de la CIA, brindó apoyo al  Sha Mohammad Reza Pahlavi para derrocar el gobierno democráticamente electo del primer ministro Mohammed Mossadegh en Iran.  En 1954 promovió el derrocamiento del presidente guatemalteco democráticamente electo, Jacobo Arbenz,  y luego del derrocamiento del dictador dominicano, Rafael Leonidas Trujillo en 1961, el gobierno de  los EUA  intervino militarmente en 1965 en la República Dominicana brindando su apoyo a las fuerzas dominicanas que promovieron el derrocamiento del presidente democráticamente electo  Juan Bosch.  Entre el  final de la década de 1959 y directamente a partir del 1965  y hasta el  1973 intervino en Vietnam, para impedir la reunificación del país como parte de los esfuerzos del pueblo vietnamita por conquistar su independencia total,  primero de Francia en 1954 y después de la intervención norteamericana hasta el 1973. En 1970, según instrucciones del entonces presidente Richard Nixon, la CIA, interfirió  en las elecciones en las cuales fue electo democráticamente el presidente Salvador Allende para posteriormente promover su derrocamiento a través del  golpe de estado del 11 de septiembre de 1973.  Luego de un proceso de desestabilización política y económica promovido por la propia agencia lograron el golpe de estado después del cual el General Augusto Pinochet se hizo cargo del gobierno como dictador hasta el año 1990.

Bajo el mandato del Presidente George W.  Bush, y como secuela de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001, bajo la falsa premisa de que el gobierno de Sadam Hussein de Irak contaba con armas de destrucción masiva, el gobierno de los EUA  orquestó la invasión de dicho país y el derrocamiento de ese gobierno.  La invasión dio  paso a una guerra que duró varios años y cuya inestabilidad política persiste en esa zona del mundo al día de hoy, siendo la causante de decenas de miles de muertes de civiles  y del estado de guerra  presente en la nación de Siria que colinda con Irak.

Estos son apenas unos pocos ejemplos de cómo el gobierno de los EUA, sin pedir permiso a los habitantes de otros países interviene en ellos para promover sus propios intereses.  Como fuentes de información que discuten dicha conducta como parte de su política internacional ver los libros del periodista del New York Times y del Philadelphia Inquirer y egresado de la Universidad de Columbia y su escuela de periodismo, Tim Weiner, ganador del Purlitzer Prize por sus reportajes en torno al presupuesto de gastos del Departamento de la Defensa de los Estados Unidos y la CIA.  Los libros son Legacy of Ashes: The History of the CIA y Enemies: A History of the FBI.  Por el libro sobre la CIA ganó el National Book Award en el 2007.   Ver además la base de datos recopilada por el científico político Dove Levin de la Universidad Carnegie Mellon en la que detalla 81 esfuerzos por parte de los Estados Unidos de América de influenciar elecciones presidenciales en otros países entre el año 1946 y 2000.

Con estas historias, ¿de qué se quejan entonces los líderes políticos y analistas norteamericanos?  Quien no respeta la dignidad y la libertad de otros pueblos, no puede quejarse de que intereses foráneos quieran y traten de interferir en los asuntos de su propia casa, y menos aún denunciar los mismos como afrentas a la  integridad de sus instituciones y de su llamada democracia.

Por otro lado, nos preguntamos, por qué los grandes países como los EUA hacen lo que hacen en el mundo, haciéndose   pasar como los policías de la Tierra para alegadamente velar por la libertad y la paz en otros pueblos.  Es una razón bien sencilla.  Es por el deseo de acaparar la mayor cantidad de poder en el mundo ya sea directamente o por el control a través de influencias para fines comerciales, industriales, agrícolas y financieros.  Es por el deseo de controlar el mayor número de mercados posibles para comprar sus materias primas y para vender sus productos.   Es por eso que desde el triunfo de la Revolución Norteamericana en 1783, tenían los ojos puestos en la expansión, y así lo hicieron.  Poco a poco fueron ganando terreno empujando y diezmando a las naciones indígenas hasta llegar al Río Mississippi.  Le compraron a Francia el territorio de Louisiana en 1803.  Después continuaron masacrando las naciones indígenas limitando su existencia a vivir en reservaciones.  Anexaron el territorio de Texas en 1845 y después el de California en  1846,    y le quitaron a México más de la mitad de su territorio en 1848 al terminar una guerra concluyendo de esa forma la expansión total hasta la costa del Pacífico.  Después se apropiaron del archipiélago de Hawaii en 1898 y en ese mismo año  se inventaron una guerra contra España para apropiarse en el Pacífico de la Islas Filipinas y de otras Islas para ejercer el control sobre importantes rutas marítimas y en el Atlántico a Cuba y Puerto Rico.  Tras todo esa historia hay un hilo conductor, y ese es el ejercicio y el dominio del poder sobre el mayor número de territorios y pueblos posibles, directa o indirectamente.  Mientras aquí no nos demos cuenta de que de eso trata nuestra relación con los EUA, jamás ejerceremos nuestra libertad y rescataremos nuestra dignidad y nuestra soberanía alcanzando nuestra autodeterminación.

Por: Antid Otto de León

 

 

 

 

 


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