La economía en general debería ser aquella actividad que nos permite vivir y
reproducir la vida y todas las formas de vida por supuesto. Así de simple. Pero
hoy parece que se compite por hacer de una ciencia social una verdad
absoluta. Y para lograrlo hay que crear métricas y demás formulas complejas
que la acerquen a verdades absolutas y leyes que la “conviertan” en una
ciencia “exacta”.
Así que eso de tratar de ofrecer caminos y alternativas para solucionar las
grandes contradicciones de las “economías modernas” como lo es la
desigualdad, el empobrecimiento, las hambrunas, las guerras, la destrucción
de los recursos naturales y sus consecuencias como el cambio climático, no
parecen ser de mucho interés de estas.
El ROI es la sigla en inglés de “Retorno sobre la Inversión”. Se utiliza, en el
mundo de los negocios, para saber cuánto se gana cuando se hace una
inversión. Este acercamiento simple es suficiente para plantearnos la
necesidad de cambiar las formas en que entendemos la economía.
Entonces, ¿por qué no aplicar al mundo de los negocios el ROH? Es decir, el
Retorno a la Felicidad (ROH, por sus siglas en inglés). Es trastocar métricas y
el interés desmesurado de hacer de la economía una gran “ciencia”. Lo será en
la medida en que comience por crear fórmulas, métricas y demás parafernalia
necesaria para hacer que retorne la felicidad a las personas cuando se trabaja
y se crea actividad económica.
¿Por qué la felicidad? Porque en esencia esa es la aspiración de todos los
seres humanos. Lograr sentipensarse de un modo armonioso. La felicidad es
ese estado donde todo nuestro cuerpo y nuestro ser se activa para crear y
recrear todas las cosas. Es una poderosa emoción que nos eleva a un estado
superior. Desde ese estado, la plenitud se convierte en una realidad inmediata,
aunque sea pasajera. Tal vez desde ese estado emocional se logra lo que el
famoso psiquiatra suizo Carl Jung quería decir con el principio de la
sincronicidad. Lograr de algún modo experimentar la plenitud, aunque sea por
un “ratito”.
El filósofo chileno Gastón Sublette dice que el principio de sincronicidad de
Jung supone, desde la realidad psicológica, que es posible abolir el tiempo y
espacio. Entonces, la felicidad es una forma de experimentar la plenitud,
aunque sea por un “ratito”.
¿Es la felicidad una forma concreta de plenitud? ¿Es un camino hacia la
plenitud? Viktor Frankl, psiquiatra austriaco, trabajó con una psicología
abierta a la trascendencia, a un estado superior del Ser. ¿Felicidad? ¿Plenitud?
¿Trascendencia? Una trilogía que la economía debiera también auscultarla.
Hacerlo implica reconocer que esta es una ciencia social.
Podríamos entonces hacer que una empresa se proponga medir el ROH. En
una empresa; ¿cómo hacemos para que la felicidad sea parte del proceso de
transformar la materia cuando trabajamos? Ciertamente para lograr el
Retorno de la Felicidad (ROH) en el mundo de la empresa se requiere de otra
forma de entender y hacer economía.
¿Hay formas para “medir” el Retorno de la Felicidad (ROH)? Sí. Pero
recordemos que requiere otra forma de entender la economía. Desde la lógica
capitalista lo que aquí planteo no es posible. Si se hace posible de seguro que
el fin será aumentar la ganancia, el Retorno de la Inversión (ROI), la
acumulación/apropiación, pero no para crear bien/estar para todos y todas
que son parte de la creación de riqueza. De seguro que alguien dirá que se
trata de un acercamiento comunista o cosa similar. Y de lo que se trata es de
cómo hacer que una empresa pueda crear estructuras, formas, procesos, y
relaciones laborales que generen felicidad.
Veamos algunas: La producción desde otras lógicas económicas se puede
incrementar creando un ambiente laboral seguro, agradable y que genere
bien/estar. Que remunere al trabajador/a con lo justo. Y que minimice su
impacto ambiental en sus procesos.
En la distribución, que se produzca con calidad. Que resuelva una necesidad
o resuelva un problema. Y que esté disponible para quien lo necesita. El
consumo que sea racional. Insumos a empresas locales que practiquen la
solidaridad. La acumulación que sea la necesaria para reproducir el ciclo de la
empresa de manera sostenible. Riqueza que impacte la vida de todos y todas
los/as que fueron parte de su proceso de generación. Pago justo que permita a
sus miembros vivir con dignidad.
Esa es una forma de hacer que la felicidad retorne al mundo de la empresa. Se
trata de buscar el Retorno de la Felicidad (ROH) a la empresa. Por supuesto,
llegar aquí requiere de una “conversión” de quien se llama empresario/a.