Ana María García Blanco: “Siempre quise ser maestra”

Ana María García Blanco: “Siempre quise ser maestra”

Especial para PRTQ

El liderato de Ana María García Blanco podría marcarse desde el mismo momento en que se afirmó a sí misma que quería ser maestra.

A esa convicción le siguieron varias experiencias, entre estas, su trabajo como directora de la ahora renombrada Escuela Juan Ponce de León, en Juan Domingo, Guaynabo, institución que desde su visión y liderazgo guió para que pasara del cierre a la reapertura, y luego la transformación, convirtiéndose en la primera escuela pública Montessori de Puerto Rico.

“Siempre quise ser maestra. Esto me llevó a trabajar en la comunidad de Juan Domingo con niños y niñas de la escuela pública. Ver la diferencia entre la educación que recibían los niños y las niñas de la comunidad, y la que recibí en la que yo asistía, me despertó. Desde la escuela superior supe que debería prepararme bien para aportar a la eliminación de dicha brecha”, apunta.

Estudió Historia y Literatura en Harvard College y obtuvo una maestría y un doctorado en Educación de la Escuela de Educación de Harvard University, Departamento de Learning and Teaching Environments. Durante cinco años trabajó como maestra en el sistema público, para luego pasar a dirigir, por 23 años, la escuela Juan Ponce de León en Juan Domingo.

“Estando en la escuela graduada de educación, se cerró la escuela de la comunidad de Juan Domingo. El sistema, no solo permitió su deterioro, cerró la escuela porque no era una buena escuela y no tenía matrícula suficiente. El 40 por ciento de los niños dejaban la escuela antes de llegar a la escuela superior. Esto me marcó para siempre. Un sistema de educación pública no debe cerrar una escuela mala, debe hacer que sea buena. La comunidad me pidió entonces que me uniera a sus esfuerzos de rescatar la escuela y convertirla en una buena escuela. Antes de culminar mis estudios doctorales, me matriculé en el Centro de Formación de Principales de Escuela en Harvard, y regresé a la isla. La comunidad me solicitó entonces dirigir la escuela”, narra. “Dirigir la escuela dentro del Departamento de Educación (DE) y desde la comunidad, me llevo a liderar la mesa de la cual soy parte hoy, junto a un colectivo de líderes que a su vez trabajan para mejorar el sistema público de enseñanza”, añade.

Junto a otras maestras, fundó el Instituto Nueva Escuela, que sirve a más de 1,000 personas en su proceso de formación como educadores en la corriente Montessori. También fue partícipe del establecimiento de la Secretaría Auxiliar de Educación Montessori del DE para el desarrollo del modelo Montessori. Gracias a su visión y liderazgo se ha impactado a más de 15,000 estudiantes en 46 escuelas. Se destaca, además, su participación activa en la reapertura de escuelas públicas, cerradas luego del huracán María.

Busca aportar a la formación de colectivos de familias, guías, educadores, directivos y estudiantes para que tomen control de la vida de sus escuelas y logren que sean las mejores. También busca estimular el aprendizaje entre pares, el cual, según su modelo, se da escuela a escuela, y “crear dentro del DE un modelo de pedagogía y gobierno que sirva bien a la comunidad en la cual habita. Hacer accesible una buena escuela pública para todos.”

Se distingue -reflexiona- por tener fe en que se logrará lo justo, lo necesario; por la consistencia; por transformar las ideas, los sueños, en planes concretos de acción; y por tener una profunda fe en los otros, en mi país, en su gente. Además, por el respeto al prójimo y por ser inclusiva.

NOTA EDITORIAL: Con motivo de la segunda entrega del Galardón Rafael y Celestina Cordero 2021, instituido por la Fundación Comunitaria de Puerto Rico (FCPR), se creó la publicación especial 35 Forjadores de esperanza, en la que se reseñan breves perfiles de cada una de las 35 personas galardonadas. Semanalmente publicaremos siete perfiles. Esto es posible gracias a una colaboración entre la FCPR y Puerto Rico Te Quiero.  


Sobre Libni Sanjurjo


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