50 Aniversario de la Huelga Universitaria de Octubre

50 Aniversario de la Huelga Universitaria de Octubre
El campus universitario quedó desierto, ocupado por la policía, mientras la verdadera universidad vivía afuera, al otro lado de los portones clausurados. Fotos por Ricardo Alcaraz.

Han pasado 50 años y para muchos de los que participamos en la Huelga Universitaria de Octubre de 1973, nos resulta imperativo recordar y destacar esta gesta unitaria sin precedentes en la historia del movimiento estudiantil.

La Huelga duró más o menos cuarenta días, luego de extender la protesta a todos los recintos públicos y las principales universidades privadas. Como parte del proceso, visitamos las plazas de los pueblos y logramos el apoyo de sectores importantes del movimiento obrero y la solidaridad estudiantil en las escuelas superiores, así como a nivel internacional.

El conflicto que demandaba la participación estudiantil en el nombramiento de los rectores y decanos de la institución, culminó en un histórico acuerdo con el Consejo de Educación Superior (CES), favorable al movimiento estudiantil.

En la reunión definitiva para poner fin a la huelga, fuimos todos los integrantes del Comité Nacional, a reunirnos directamente con los miembros de ese máximo organismo de la UPR.

En mi recuerdo está la imagen esperanzadora de un liderato estudiantil unido, que superó las diferencias ideológicas, para lograr reivindicaciones inmediatas importantes. Esa unidad en la acción del movimiento estudiantil, los profesores y los empleados no-docentes, a nivel nacional, fue la clave para la victoria.

Previamente, la Fuerza de Choque de la Policía, comandada por un ex agente encubierto, invadió a palo limpio, los terrenos públicos de los Recintos de Rio Piedras, Cayey y Mayagüez. También irrumpió en los recintos privados de la Universidad Católica de Ponce y de la Interamericana de San Germán, en su afán por detener la solidaridad con los huelguistas en todo el país.

Todas estas acciones represivas, fueron ejecutadas por órdenes del entonces gobernador colonial Rafael Hernández Colón, quien destituyó fulminantemente al presidente de la UPR, doctor Amador Cobas, luego de ganar las elecciones del 1972.

Se trataba de la toma del poder de la universidad como botín de guerra del Partido Popular Democrático (PPD), desoyendo las voces que defendían la participación estudiantil y la autonomía universitaria.

La Huelga Universitaria de 1973, comenzó un día 15 de octubre, aprobada por una abarrotada Asamblea de Estudiantes en el emblemático Teatro de la UPR de Río Piedras. Allí se decidió unánimemente irnos a una huelga indefinida y tomar el recinto, creando comités de huelga en todas las facultades.

El nivel de entusiasmo y organización de los estudiantes, de todas las ideologías políticas, religiosas y culturales, era impresionante.

En ese momento histórico, nuestra campaña nacional por la democratización de la institución estaba en pleno apogeo, luego de la significativa victoria estudiantil de expulsar el ROTC del Recinto de Río Piedras en 1972.

Al pasar tres largos días y noches de la toma del Recinto de Río Piedras, este cuerpo represivo armado hasta los dientes, entró sigilosamente la noche del 18 de octubre por las avenidas Barbosa y Gándara a lo que respondimos replegándonos hacia la avenida Universidad evitando la confrontación.

Allí nos apoderamos del edificio de la Residencia de Varones durante más de treinta días. Nuestra táctica resultó correcta, porque la policía venía a vengarse por el ajusticiamiento de su comandante el 11 de marzo de 1971. Por eso, el liderato estudiantil entendió que debíamos retroceder y reorganizarnos fuera del recinto, en vez de confrontarlos.

El campus universitario quedó desierto, ocupado por la policía, mientras la verdadera universidad vivía afuera, al otro lado de los portones clausurados.

Frente a la Residencia de Varones, se celebraron diariamente durante los meses de octubre y noviembre de 1973, decenas de actividades educativas, artísticas, deportivas, culturales, etc.

También se llevaron a cabo las maratónicas reuniones organizativas y de estrategia política. El ambiente en esa convivencia igualitaria, era verdaderamente participativo y democrático, en donde intervenían decenas de agrupaciones e individuos de todas las vertientes ideológicas.

Más adelante, se paralizaron las labores docentes en todos los recintos universitarios públicos y algunos privados en solidaridad con la huelga estudiantil. En el caso de la Universidad Interamericana de San Germán, la policía provocó un sangriento motín con decenas de heridos.

Además, unas treinta escuelas públicas también se unieron a la huelga, celebrando paros y marchas, convocadas por la Federación de Estudiantes Pro Independencia (FEPI).

Simultáneamente, de manera solidaria y valiente, todas las agrupaciones de profesores, empleados no docentes y trabajadores universitarios, se unieron a nuestros reclamos y sometieron sus propias demandas a la administración universitaria. En especial, contamos con el apoyo de la APPU y de la HEEND, destacándose sus prestigiosos fundadores y presidentes los profesores Arturo Meléndez López y Federico Quiñones Artau.

Como producto de la unidad en la acción y de la combatividad del movimiento estudiantil y de todos los sectores universitarios, al cabo de poco más de un mes de huelga nacional, la administración, tuvo que negociar a frente con el liderato estudiantil.

Entonces se firmó un histórico acuerdo oficial entre las partes, que después los burócratas, encabezados por el presidente Arturo Morales Carrión y el rector de Río Piedras, Ismael Rodríguez Bou, violaron descaradamente.

Dichos entendidos se lograron en gran medida por la intervención mediadora del Colegio de Abogados de Puerto Rico, encabezado por su elocuente y carismático presidente, Héctor Lugo Bougal. Nadie mejor que él pudo expresar con firmeza y a la vez ternura, las ideas democráticas que nos motivaban a luchar, de manera pacífica y utilizando todos los recursos de la desobediencia civil.

Al reflexionar sobre este importante proceso huelgario, pienso que este no se recuerda con prominencia y muchas veces hasta se ignora, porque no hubo mártires que lamentar, restándole dramatismo.

Sin embargo, debo recordar que el suscribiente sufrió un atentado a tiros frente a su residencia y se colocó por la ultraderecha, con la anuencia de la propia policía, un artefacto explosivo en el automóvil de un dirigente de la HEEND. Este explotó una madrugada sin que hubiera heridos, muy cerca de la Residencia de Varones, sede de los huelguistas.

Por otro lado, uno de los logros principales en la negociación con la administración, fue la firma de una garantía por escrito, de que no habría expulsiones sumarias de los universitarios. También se aprobó por ambas partes una mayor participación estudiantil y de los demás sectores, en los organismos rectores de la UPR, sin la intervención o mediación de los Tribunales.

A mi entender, esa fue la semilla de lo que hoy debiera reconocerse como un avance significativo en adelantar el objetivo estratégico de un co-gobierno universitario. En dicho modelo de democracia participativa, los estudiantes, profesores y trabajadores están a cargo de la administración de la institución, sin interferencias político partidistas.

De esa manera, le dimos continuidad y vigencia desde Puerto Rico, a la tradición democrática de muchas universidades de América Latina y el Caribe, que se remonta a la Declaración del Manifiesto de Córdoba, del movimiento estudiantil argentino de 1918.

¡Que causalidad! Los estudiantes de la UPR, Recinto de Ciencias Médicas, hoy nos iluminan el camino a la celebración del 50 Aniversario de la Huelga Universitaria del 1973.

Finalmente, ojalá y otros y otras se entusiasmen con investigar e interpretar críticamente este evento, casi olvidado. Mi sueño se ha logrado y el próximo domingo 15 de octubre, celebraremos el 50 aniversario y juntos entonaremos, el inspirador himno de la Universidad de Puerto Rico, que hoy mantiene su vigencia.

“Cantemos unidos un himno al alma mater, cantemos con fuerza, el himno de la vida, que anuncia juventud, amor y libertad, libertad, de gloria al luchador, honra de la Universidad”.


Sobre José 'Papo' Coss
José 'Papo' Coss


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